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La última vida del Dépor

Para quienes amamos y sufrimos -a partes iguales- al Club Deportivo Guadalajara, lo del domingo supuso un dulce regreso a los buenos tiempos. El resultado del partido fue lo de menos. Lo esencial fue volver a ver las gradas del Escartín como hacía años, con La Zorra Alkarreña al son de la dulzaina; con casi dos mil espectadores, que no se acercan aún a aquellos llenazos de las fases de ascenso o de las dos campañas en Segunda división, pero sí dan margen a la esperanza; en definitiva, con ambiente de fútbol. Muchos de los que se marcharon hace años espantados por la calamitosa gestión de Germán Retuerta regresaron al menos por un día. Es verdad que los socios podían retirar dos entradas por solo cinco euros, pero también es cierto que hace no tanto tiempo la gente rechazaba bajar al estadio ni aunque le regalaran la localidad y le invitaran a una cerveza. 

La buena marcha del equipo -que a pesar de la derrota de este domingo ante el líder, sigue en puestos de ascenso y con un partido menos- es el mejor de los enganches. Pero sin duda también influye positivamente esta nueva etapa de tranquilidad que se ha instaurado desde que en junio de 2018 Javi Meléndez y Miguel Pérez se pusieron en contacto con Morris Pagniello y posteriormente cogieron las riendas del club Sergio Constantino y Néstor Ruiz, los dos empresarios argentinos que a la sazón son padres de los jugadores Franco y Lautaro. En los últimos meses se han terminado por fin las noticias sobre impagos a jugadores, lo cual es una avance extraordinario, pues hace apenas dos años la prensa nacional se hacía eco de la noticia de que uno de los jugadores denunciaba que no tenía ni para comer. El Dépor había tocado fondo, no se adivinaba ningún futuro, cada día se oscurecían más los negros nubarrones que se atisbaban en el horizonte cuando el 16 de junio de 2015 escribí un artículo en GUADALAJARA DIARIO en el que advertía de que si Germán Retuerta se negaba a vender sus acciones, el club entraría en colapso. No había que ser futurólogo para pronosticar lo que todos veíamos hace casi cinco años. Todos, menos el entonces presidente. Tan obstinado estaba en negar la realidad, que aquella tarde agarró el teléfono y me llamó para decirme que no tenía ni idea de lo que escribía y para mostrarse muy ofendido por la siguiente frase: “Su gestión deportiva ha sido sobresaliente. Su gestión administrativa ha sido muy deficiente”. 

Guadalajara-socuellamos4"Lo del domingo supuso un dulce regreso a los buenos tiempos. El resultado del partido fue lo de menos. Lo esencial fue volver a ver las gradas del Escartín como hacía años"A tenor de la información que conocimos el sábado, me quedé bastante corto. El juez acredita que Germán Retuerta dejó un agujero de 1,7 millones de euros. Si eso no es una gestión catastrófica, que venga Dios y lo vea. Muchos clubes en España han desaparecido por deudas inferiores. Y sin embargo, nuestro Dépor, que parece tener más vidas que un gato, cuenta aún con opciones de remontar un encuentro que tantas veces hemos visto perdido. El mismo sábado nos dio un nuevo vuelco al corazón cuando los compañeros de Castilla-La Mancha Media cumplieron con su obligación de ofrecer una noticia claramente relevante. Que nadie vea conspiraciones donde no las hay. La culpa no es, al menos esta vez, de los periodistas, que nos dedicamos a informar de lo que nos cuentan. La culpa es de quien dejó un enorme pufo de 1,7 millones de euros. Y la juez lo que hizo con su auto es acreditar que si nadie tapa ese agujero, el club carece de viabilidad. En la entidad morada cayó como un jarro de agua fría que una información así saliera justo horas antes del partido en el que se quería dar carpetazo simbólico a la etapa más oscura de la historia del club. Pero la juez emite el auto cuando lo emite y los periodistas informamos cuando alguien nos pasa los papeles. Harina de otro costal es dilucidar a quién le interesaba filtrar esa información para perjudicar al Dépor. Piensa mal y acertarás. 

Lo único bueno del auto firmado por la titular del Juzgado número 4 de lo Mercantil es que ofrece una salida: hay posibilidad de evitar la liquidación, pero ahora toca hacerlo a la carrera. Hay quienes señalan al administrador concursal como responsable de una situación que podría haberse evitado si se hubiera presentado la propuesta de convenio antes de que el juez tomara una decisión. Pero también sabemos ahora que los inversores no están inscritos en el Registro como dueños de la SAD, y por lo tanto tampoco están aún legitimados para realizar dicha propuesta de convenio. En definitiva, un galimatías jurídico que el club confía en desenredar porque los acreedores aceptaron el convenio y porque los empresarios argentinos consideran estar en disposición de cumplir con lo acordado. 

Pese al mensaje tranquilizador, el aficionado vuelve a dudar. Oye la palabra “liquidación” y al seguidor morado le entran los siete males. La gente que va al fútbol acepta los reveses deportivos, pero les apesta que el futuro del club de sus amores no dependa de si el delantero centro acierta o falla en boca de gol, sino de la pericia de un administrador concursal o de las triquiñuelas en los despachos del dirigente de turno. Cuando Ernesto marcó el gol en Anduva, los mirandeses lloraban de tristeza y nosotros de alegría. El Dépor subió, pero Germán Retuerta hizo una ampliación de capital tramposa. Y la Liga le pilló y descendió al club morado. Desde entonces, no terminamos de levantar cabeza. Sin embargo, el Mirandés subió al año siguiente, realizó la ampliación de capital correctamente (porque su directiva dio opción a que arrimara el hombro toda la ciudad) y esta semana buscará contra la Real Sociedad disputar la final de la Copa del Rey. Los morados fueron mejores en el terreno de juego. Los rojillos fueron mejores en los despachos. Que, a la postre, ya se ve, es lo que cuenta. 

Quiero confiar en los dueños argentinos y en el presidente, Carlos Ávila. Tampoco me queda otra. O lo solucionan estos, o no habrá más vidas para el Dépor. La verdad es que todo lo que han hecho hasta ahora, cada paso que han ido dando, parecía ir en la dirección correcta. Y no resultaría muy lógico que, después de haber ido poniendo tanto dinero, ahora echaran a perder todo lo invertido. Cada uno tiene que hacer su trabajo: los dueños, ofrecer garantías; el administrador, convencer a la juez, y esta, dar una oportunidad, quizá la última, para que el Dépor pueda salir adelante. Pero, por favor, hágase todo lo antes posible. Un proyecto futbolístico, como cualquier empresa, necesita estabilidad, certidumbres, y no debería dilatarse esta situación por mucho más tiempo. Los acreedores (me acuerdo tanto de Jorge y Salvachúa, quienes con su iniciativa desalojaron a Retuerta y desatascaron la situación), que no ven la hora de cobrar al menos una pequeña parte de lo que les corresponde, y los actuales jugadores, que están poniéndolo todo sobre el campo para meterse en la promoción de ascenso, esperan una pronta solución. 

Les pido a los dueños del club, a los administradores y a la juez un solo favor: que la próxima vez que Santiago Barra me pida escribir sobre el Dépor en GUADALAJARA DIARIO, no sea para hablar de autos, convenios ni recursos, sino de goles y ascensos. De todos ellos depende la séptima y última vida del Dépor. 

FERNANDO ROJO

Redactor jefe de Deportes de ABC, abonado del Deportivo y de la Zorra Alkarreña.

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