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Negros nubarrones sobre el Dépor

Lo peor del sábado en Torrent no fue la derrota, sino lo que viene a partir de ahora. Ganar o perder depende, lo hemos visto tantas veces, de un golpe de suerte como ocurrió en Las Palmas, o incluso de un milagro como sucedió en Miranda. Ayer nos tocó la cara y hoy nos toca la cruz. El Dépor, contra diez, tuvo al Huracán a su merced, pero no anduvo acertado en el área. Sin embargo, insisto, esto no es lo peor. Si el club viviera una situación normal, estaríamos hablando de cómo hay que volver a intentarlo la temporada que viene, de si hay que cambiar al entrenador y de los refuerzos que se necesitan. Pero es público y notorio que el Deportivo Guadalajara no pasa por una situación normal. Los jugadores, técnicos y demás empleados llevan meses sin cobrar. Si no pagas a los jugadores, que son el motor del club, no quiero ni imaginarme, aunque me constan también algunos casos, en qué situación estarán los proveedores. Sobre el césped artificial del estadio de San Gregorio, una vez terminado el encuentro y consumada la eliminación, todos te iban contando lo que había sufrido esta plantilla a lo largo de la temporada. Y todos mostraban su preocupación sobre lo que iba a pasar a partir de ahora. La sensación general es que el club había apostado su destino a la carta del ascenso, y que una vez perdida esta carta, el futuro se adivinaba muy complicado. Negros nubarrones amenazan al Dépor, aún más negros que los que encapotaron Torrent y descargaron el mayor diluvio que uno jamás haya presenciado durante un partido de fútbol.

Huracán - Dépor PortadaEl Dépor va a tener que hacer frente en las próximas semanas al pago de las deudas a los jugadores. Porque si no pagas a los jugadores o llegas a un acuerdo con ellos, pierdes la categoría. Así está hecha la ley, que es tremendamente garantista con los futbolistas, pero que apenas protege al resto de empleados y proveedores. El club ya transmitió con rotundidad, cuando se supo que los jugadores no cobraban, que estos terminarían percibiendo la totalidad de sus nóminas a final de temporada como ha ocurrido en otras ocasiones. No tengo por qué dudar de que esto será así. El problema es de dónde va a venir ese dinero. Otros años, como sucede en muchísimos otros clubes, se sacaba el dinero con la campaña de abonos de la temporada siguiente. Pero –y ojalá me equivoque- no veo a la afición bajando al Escartín masivamente en junio y julio para renovar su abono. El ambiente está enrarecido desde el descenso administrativo a Segunda división B, del que se culpa directamente a Germán Retuerta, sobre todo después de conocerse la sentencia de la Audiencia Nacional en la que se denegaba la suspensión cautelar del descenso y de que el club desistiera de seguir recurriendo.

Hay una ruptura, hay que decirlo, entre buena parte de la afición y el club, difícil de cicatrizar. Y por eso creo humildemente que éste sería el momento de una venta del club a otros empresarios que vengan con dinero, ideas e ilusión a reflotarlo, como vino el propio Retuerta hace quince años. Su gestión deportiva ha sido sobresaliente. Su gestión administrativa ha sido muy deficiente. Esa es mi opinión. Ya sé que es una empresa, su empresa. Y está en su derecho de hacer con ella lo que le dé la gana. Pero además de una empresa, es un club, unos colores, el sentimiento de una ciudad y una provincia. Y quienes nacimos y crecimos con estos colores, incluido el propio Retuerta, queremos lo mejor para el Dépor. Y sinceramente, lo mejor para el Dépor fue Retuerta durante muchos años. Pero lo mejor ahora para el Dépor, y quizás para el propio Retuerta, es que encontrara un buen comprador que saldara deudas y devolviera ilusiones. Hay rumores de que se está negociando una venta. Los lleva habiendo desde hace mucho tiempo. Me cuenta alguien bastante bien informado que, en mitad del contencioso con la Liga, llegó algún pretendiente al club y que Retuerta pidió entonces la friolera de 14 millones de euros, “un millón –razonaba- por cada año que llevo en el club”. Seguramente, hoy las pretensiones sean más bajas. Pero el propietario se resiste a vender.

Retuerta ha errado en la gestión del club, pero ha acertado en lo deportivo. Hasta el último instante. Ha confiado en distintos momentos en buenos profesionales como Celestino Vallejo, Carlos Terrazas y ahora en la dupla formada por Carlos Pérez Salvachúa y Jorge Martín de San Pablo. Buenos directores deportivos y técnicos que han conformado con poco dinero plantillas competitivas, con las que ascendimos primero a Segunda B, luego a Segunda A, categoría en la que mantuvieron deportivamente al equipo, y a la que se ha estado optando este año por regresar hasta la penúltima ronda del playoff en una categoría muy dura compuesta por ochenta equipos de la que solo salen cuatro ascensos. Hay quien opina que es el ascenso más disputado y complicado, el que hay entre Segunda B y Segunda A, de toda Europa.

Mi opinión es que había plantilla, como se ha demostrado, para optar al ascenso, y que de no haber mediado los impagos, el Dépor podría haber sido incluso primero de grupo. No estuvo tan lejos. Alguien del club se lamentaba el sábado en Torrent de no haber tenido un delantero, un "killer", un goleador: “Nos ha faltado un Quique González”, me decía. Con una cuarta parte de Quique González nos habría bastado.

Sí, podemos lamentarnos de ese goleador que no tuvimos, o incluso de algunas alineaciones de Salvachúa. Pero la realidad es que, con lo que ha sufrido la plantilla, bastante ha hecho. Es cierto que el jugador que no cobra se intenta aislar cada fin de semana de lo que le está pasando, pero vuelve el lunes a casa y hay que pagar la luz, la gasolina y comprar en el Mercadona. Y esa situación, por mucho que intentes abstraerte, lo hemos visto muchas veces, termina minando a las plantillas que la sufren. Demasiado han hecho Salvachúa y Jorge –a los que por cierto también se les debe un montón de dinero- con el drama que han tenido que gestionar. Y a pesar de todo, ahí hemos estado luchando hasta el último momento. Ahora me temo que toca desbandada, que serán muy pocos los que se queden (y muy pocos jugadores buenos los que quieran venir). Tampoco creo que continúen ni Salvachúa ni Jorge. Así que se abre un periodo de incertidumbre. Veremos lo que ocurre en los próximos días..

Y no quiero terminar este artículo sin hablar de “La Zorra Alkarreña”. Alguien me dirá que soy parte interesada, porque desde hace cinco años he tenido la suerte de formar parte de una de las peñas más fieles, más festivas y menos conflictivas de toda España. Pero ahí están los números (19 autobuses desplazados de 21 partidos posibles) y los merecidos elogios al comportamiento de toda la temporada y, sobre todo, tras caer derrotados en Torrent. "La Zorra" es un activo del club, que el club no ha sabido valorar a lo largo de estos años. Otro error de Retuerta.

FERNANDO ROJO

Fernando Rojo es periodista, actual Redactor Jefe de Deportes del diario ABC, y miembro de La Zorra Alkarreña. 

 

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