Santa Teresa es la mujer española con más más títulos y patronazgos; a los de patrona de los escritores españoles, patrona de ajedrecistas, compatrona de cocineros, sin especificación de género por agramatical, por su famoso dicho, que dignifica y mucho el duro trabajo de cocinar todos los días: entre los pucheros anda Dios se unen los reconocimientos más grandes de la Iglesia Católica; La santidad, el Doctorado, que la equipara a los grandes doctores como San Agustín o Santo Tomás de Aquino; Maestra de Oración vocal o mental y cumbre de la Experiencia mística experimental.
Uno de los títulos menos conocido pero más difíciles de conseguir fue el de patronazgo de España junto con Santiago apóstol. Cuando el Procurador General de los Carmelitas Descalzos en 1617, eleva una petición a las Cortes de Castilla para que Teresa de Ávila fuera declarada patrona de España, los procuradores de Cortes, estudiada la propuesta, resolvieron conceder el patronazgo. Lo que provocó la reacción inmediata de los contrarios encabezados por los arzobispos de Santiago de Compostela y de Sevilla, quienes recurrieron al prestigio literario, filosófico y teológico de Francisco de Quevedo, quien se opuso de forma contundente alegando que como Teresa de Jesús, no estaba aún canonizada no podía ser considerada como Patrona de España, lo que provocó que el antecesor del Rey actual, Felipe III gran devoto de la Santa negara el apoyo, que antes había concedido. Además Quevedo en sus obras Memorial por el Patronato de España y Su espada por Santiago alude a sus condición de español, noble, cristiano viejo y Caballero de la Orden de Santiago para rechazar el patronazgo de Santa Teresa, quien procedía de familia de cristianos nuevos y conversos del judaísmo. Era el viejo problema de la lucha entre los conservadores cristianos viejos que no querían perder sus privilegios, basados en la limpieza de sangre sin ascendentes judíos o moros, frente a más liberales en el sentido que Cervantes da a este término.
La cuestión del patronazgo de Santa Teresa adquirió nueva actualidad cuando fue canonizada el 12 de marzo de 1622 por el papa Gregorio XV. La subida al trono del rey Felipe IV, gran devoto de Santa Teresa, los partidarios del patronazgo de Santa Teresa logran que el papa Urbano VIII dispusiese lo necesario para este reconocimiento, así afirma. (…) y con precepto mandamos que de aquí en adelante para siempre jamás, todas las personas de los dichos reinos, así seglares y eclesiásticos como regulares, tengan y reputen la dicha santa Teresa por Patrona (…) sin perjuicio o innovación alguna del Patronato de Santiago Apóstol en todos los reinos de España”. Esta oficialidad del patronazgo de Santa Teresa fue ratificada por las Cortes de Cádiz el 28 de junio de 1812. Los diputados por unanimidad, aunque la división entre liberales y conservadores permaneció por cuanto unos (conservadores) seguían prefiriendo a Santiago, mientras otros (los liberales) apostaban por Santa Teresa.
La celebración del V centenario del nacimiento de Santa Teresa (1515-2015) es un buen motivo para celebrar este patronazgo y mucho más en estos tiempos invernales y lúgubres en los que un laicismo tan agresivo como ignorante y patético pretende liquidar el legado más importante que nos dejado nuestros más insignes santos, teólogos, literatos, pintores de los que Santa Teresa es un referente fundamental.
Santa Teresa es actualmente doctora honoris causa por la Universidad de Salamanca. Será proclamada, también, por las siete universidades católicas españolas el próximo día 3 de agosto. Santa Teresa por aquello de que también entre los pucheros anda Dios y por su múltiple misión de fundadora de conventos, ha sido declarada Patrona del Cuerpo de Intendencia de los Ejército Español desde el 23 de julio de 1915: por haber visto en ella la honra de nuestra raza y preclaro timbre de las letras patrias. Santa Teresa es la patrona de los escritores católicos por decisión del Beato Pablo VI, quien la llamó Lumen Hispania. Esperamos que el actual monarca Felipe VI, siga mostrando hacia la mujer más laureado de la Historia de España, el mismo entusiasmo que sus predecesores.
Fidel García Martínez
Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica Licenciado en Ciencias Eclesiásticas






