La cinta se comercializará después de Semana Santa por parte del ayuntamiento para conseguir fondos

La Pasión es realizada por vecinos del pueblo/ Archivo

El próximo viernes 7 de abril, la Pasión Viviente de Hiendelaencina cumple medio siglo de historia. Para la ocasión el ayuntamiento del municipio, en colaboración con la Diputación de Guadalajara, ha elaborado un vídeo documental sobre los 50 años de representación de la Pasión de Cristo en la localidad serrana, que se ha estrenado una semana antes en el Salón de Actos del Centro San José de la Institución provincial. El documental se ha elaborado con las ayudas turísticas que realiza la diputación que ascienden hasta los 2.000 euros.

En el vídeo documental, hecho con cámaras de cine, se plasma desde dentro de la representación como es la experiencia de los vecinos y vecinas que participan en la Pasión Viviente, recogiendo el testimonio de los ocho hombres que han realizado el papel de Jesucristo a lo largo de los 50 años de historia.

El documental no será publicado en ninguna plataforma sino que el ayuntmaiento tiene prevista su venta, en un pen drive para obtener financiación que les permita seguir con esta tradición. La venta se realizará después de Semana Santa.

La Pasión viviente de Hiendelaencina es representada cada viernes santo por los vecinos de la localidad centrándose en la última cena, crucifixión y muerte de Jesucristo.

El presidente de la Diputación, José Luis Vega, y el alcalde de Hiendelaencina, Mariano Escribano, han sido los encargados de presentar este trabajo audiovisual dirigido por Ground Studio. “La película es un excelente trabajo que plasma toda la energía y el sentimiento que se vive ese día, un pueblo que se une y que se moviliza entero para seguir perpetuando sus tradiciones y transmitiéndolas de generación en generación”, ha comentado Vega durante su intervención.

Declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional, la Pasión de Hiendelaencina se inició en el año 1972 por iniciativa del entonces sacerdote Don Bienvenido Larriba y del maestro Abelardo Gismera que, con un grupo de jóvenes, sacaron a la calle el Vía Crucis que se realizaba en el interior de la Iglesia. Tomaron como base una transcripción literal de los Textos Bíblicos, que aderezada con un lenguaje popular, fresco, respetuoso, e incluso, en muchos casos, fruto de la improvisación, dio forma a unos diálogos que se conservan desde entonces.