Rafael Fernández Barra, nuevo director de la publicación.

Santiago Barra, director de GUDiario desde su fundación hasta hoy.

No me gusta dar esta noticia, aunque como decía el Guerra, o alguien de su cuadrilla, “peor es no haberlo contao”. Permítanme, por tanto, escribir esta pieza en primera persona, pero es que  tengo comunicarles que me jubilo, porque hoy, 9 de noviembre, es mi cumpleaños, y la norma me permite pasar a lo que antes se llamaban clases pasivas después de haber estado cotizando toda una vida laboral.

Esto trae consigo algún cambio en este diario digital y su empresa editora, BarraDos Comunicación y Publicidad. El más relevante de estos cambios es el nombramiento de mi socio, Rafael Fernández Barra, nuevo director de la publicación, quien también seguirá encargándose del área comercial de la empresa editora. Rafael es otro veterano de la comunicación, pero doce años más joven que yo, con mucha mili hecha en Guadalajara, Galicia y en Madrid, con un amplio bagaje a sus espaldas en medios de comunicación para responder al reto de seguir con nuestro proyecto. Ha trabajado periodísticamente en RNE, Onda Cero, Radio Minuto; posteriormente en publicidad en Nueva Alcarria, Global Henares, El Economista, Unidad Editorial y Canal 19 Televisión, y consideramos que es la persona más indicada para ponerse al frente de este diario, que nació en unas difíciles circunstancias en 2013, aunque con ilusión y esfuerzo se ha convertido en un medio de referencia en Guadalajara, como acredita OJD certificando mensualmente su difusión.  Sin trampa ni cartón. Sin engordar la audiencia.  Nuestros datos corresponden con el público objetivo al que nos dirigimos, que son los lectores a los que les interesa Guadalajara.

A Guadalajara Diario llegamos tras haber sufrido una crisis empresarial desconocida desde el final de la guerra mundial, que se llevó por delante a numerosas empresas, y que golpeó especialmente a los medios de comunicación, que comenzaron a cerrar en cadena. Eran tiempos seguramente excesivos en los que Guadalajara llegó a tener hasta tres diarios impresos (ahora no hay ninguno), por lo que cuando la economía colapsó una gran mayoría de profesionales nos quedamos sin trabajo. Rafa y un servidor decidimos estar el menor tiempo posible en el desempleo, capitalizamos nuestra prestación en cuanto pudimos e impulsamos una nueva empresa de comunicación y una nueva cabecera, con una sola condición. Lo haríamos con recursos propios, sin recurrir a inversores ajenos al sector de la comunicación, para que no nos volviera a pasar como en la crisis financiera en la que los inmobiliarios regresaron de la noche a la mañana a sus cuarteles de invierno, como les exigían desde los bancos para refinanciar su deuda. En este regreso nos ha tocado vivir sin colchón, pero así lo habíamos decidido.

Y no nos ha ido tan mal. Llevamos, ya, nueve años de un trabajo intenso, elaborando un producto en el que nos vemos reconocidos. A buen seguro que Rafael Fernández Barra y su equipo sabrán mejorarlo e implementar nuevos contenidos, acordes con el avance de la tecnología y los nuevos productos que va incorporando la comunicación digital. A mí me toca, por la edad, dar un paso a un lado, aunque seguiré colaborando en lo que me pida el nuevo director. Pero me ha llegado el día de dejar la dirección de contenidos y la edición de la actualidad, que en un medo digital es más frenética todavía, aunque seguiré desinteresadamente publicando mi blog: “Esto es lo que hay”, en Guadalajara Diario, y puntualmente colaboraré con alguna entrevista o reportaje. También mantendré mi participación en su sociedad editora, como prueba del respaldo a esta cabecera.

En octubre de 2013, me referí así sobre Guadalajara Diario como presentación de la nueva cabecera. Creo que lo mejor será reproducir algunos párrafos de aquel artículo titulado: “¿Quiénes somos?”, porque en esos principios seguirá instalado GUDiario, aunque yo deje su dirección.  

“Nos gusta esta tierra castellana, con sus defectos, y a estas alturas de una dilatada carrera profesional nos apasiona trabajar en ella. A pesar de que vivimos la peor crisis desde que acabó la II Guerra Mundial, y son tiempos de desánimo generalizado, nos resistimos a tirar la toalla. Creemos que esta provincia y esta nación, que se llama España, tienen un futuro. Aunque nos va a costar llegar hasta él, entre otras cosas porque nadie tiene claro qué surgirá en Europa y en el mundo tras esta época de cambios.

Somos un diario independiente, que no nace para bailar el agua a alguien, ni a remar en contra de  nadie. No nos gusta la guerra de trincheras en la que juegan muchos medios de este país, y que hace de sus juicios una ciencia más exacta que la previsión del tiempo.

Los hechos tienen que analizarse por sí mismos, con independencia de a quiénes o a qué puedan favorecer. Eso no quita para que en materia de opinión cada uno tenga sus ideas, o su manera de ver la vida. Creemos en la mayor eficacia de la iniciativa privada para generar riqueza, crear empleo, en un estado civil, aconfesional y cohesionado, en la libertad individual y de conciencia, y aunque entendemos que las instituciones del Estado deben ser garantes de los derechos fundamentales que proclama nuestra Constitución, no tienen por qué meter sus tentáculos en todo, sino dejar el protagonismo a la sociedad y a sus agentes económicos”. 

Estas han sido las referencias de Guadalajara Diario y por ese camino va a seguir. 

No quiero terminar este artículo sin mi agradecimiento a la redacción y colaboradores de Guadalajara Diario por el apoyo y su esfuerzo, en muchos casos “gratis et amore”. Y no hace falta que les pida que lo sigan haciendo en la nueva e ilusionante etapa que hoy se abre. 

Como es hora de empezar a plegar algunas velas, no sería justo si no extendiera ese agradecimiento a los compañeros que me han acompañado en los medios locales que he dirigido tras comenzar mi carrera profesional en Flores y Abejas, con mi maestro Salvador Toquero, seguir luego con El Decano de Guadalajara (Ediciones Flores y Abejas y Teleoro Medios) en que se transformó aquel, primero en semanario y luego revista; y finalmente la experiencia en Canal 19 Televisión. Todos los que me acompañaron me hicieron mejor periodista; de muchos aprendí “en su mayoría cosas buenas”, y a pesar de los sinsabores y frustraciones  que también hay en una larga carrera profesional, todos tienen mi estima y consideración. También a mis anteriores editores, que hicieron lo que seguramente pudieron o les dejaron los bancos. Esta consideración debo tenerla, además, con los medios nacionales en los que colaboré, subrayando que mi primera preocupación fue dar voz a los intereses de una tierra como Guadalajara, mi provincia, en la que no solo hay centrales nucleares y accidentes de tráfico. Fueron Televisión Española,  RNE, El País, Europa Press y diario As. Gracias también por haber sido su corresponsal en Guadalajara.

No quiero tampoco olvidarme del resto de compañeros de profesión en Guadalajara, con los que he compartido mesa y mantel durante más de cuarenta años; y en lo que he podido, contribuí a vertebrar esta bendita profesión en nuestra provincia, promoviendo la Asociación de la Prensa de Guadalajara, de la que tuve el honor de ser su primer secretario a las órdenes de ese gran molinés, Carlos Sanz Establés. 

A todos mis actuales lectores, lo repito. Aquí seguiré colaborando en las condiciones que he comentado, porque como escuché a mi director, mi añorado Salvador Toquero, un periodista lo es hasta que se muere. Y bien que él lo demostró. Tras esa huella, este periodista espera seguir siéndolo muchos años más, si Dios quiere, ya sin el compromiso de la gestión diaria.

Y finalmente, mi gratitud a la familia, a Yayo y Javier, por acompañarme también en la complicada vida profesional de un periodista, con las servidumbres que la profesión lleva consigo. 

Santiago Barra Toquero