Un bello lance entre el toro colorao y un caballista/ Fotos: S. Barra/GUDiario.
Miles de personas participaron en el encierro de Brihuega, que resultó emocionante y no exento de riesgo. Dos personas resultaron heridas, un corredor y uno de los fundadores de la televisión local que rodaba un video desde un cipotero.
El encierro de Brihuega, uno de los más antiguos de España, reunió a varios miles de aficionados a los festejos populares de nuestra provincia y alrededores. Aunque seguramente no batió el récord de asistencia, sí podemos decir que fue bastante concurrido, tanto por curiosos que ocupan los altos por los que discurre el encierro, como por los que se deciden a correrlo o simplemente seguir a los toros andando hasta el llano. Pero es que, además, en los últimos años, se advierte que cada vez es mayor el número de personas que acuden a pasar el día entero en Brihuega, lo que se traduce en restaurantes y bares llenos y una gran animación.
La manada enfila la carretera de Villaviciosa/S.Barra/GUDiario.
Como es habitual, la música del Parapachumda, el pasodoble arreglado por el maestro Cabezudo, empezó a sonar en la Alameda sobre las seis de la tarde, esta vez a cargo de la Filarmónica Briocense. Filas y filas de brihuegos, vestidos de blanco, y pañuelo rojo al cuello, levantan sus varas y garrotes al cielo y van avanzando lentamente mientras la música se repite, en bucle, sin cesar. Así hasta que llegan a los aledaños de la plaza de La Muralla.
A las 18,35, con cinco minutos de retraso, sonaron los tres cohetes que anuncian que los cuatro toros de Campo Bravo Alcarreño y la manada de cabestros están en la calle. La primera parte del encierro es muy rápida, especialmente cuando los astados cruzan la Plaza del Coso y enfilan por la asoportalada calle de las Armas. Un toro abierto de cuernos imprimió un ritmo trepidante, que no podían seguir los otros tres astados, que marchaban arropados en los mansos. Al final de la calle, se tuerce no sin esfuerzo a la derecha hasta llegar a la avenida de la Constitución, y desde allí, en subida, es decir, en terreno del toro, llegarán hasta la Alameda para salir de la villa por la carretera de Villaviciosa. Todo este tramo transcurrió sin grandes sustos, ni cogidas.
Centenares de personas siguen al toro colorao, que se retraso de la manada./S.B./GUDiario.
La costumbre nos dice que alguno de los toros se tiene que quedar en la carretera y hacer lo que en el argot se llama “la fiesta”. Esto sucedió con un astado colorao, robusto, como gustan los toros en Brihuega, que se paró nada más pasar la piscina y luego siguió lentamente el recorrido seguido por centenares de personas, detrás, y muchas más en los cipoteros y laderas que flanquean la carretera. El toro se paró a la altura de las naves, donde siempre hay una marabunta de personas subidas en tapias y remolques, y aunque pasó la fuente de largo acabó metiéndose entre los arbustos. En esa zona de confort, el toro permaneció casi media hora allí y hubo que meter varias veces a los cabestros entre las matas en el intento.
¿Cabe alguien mas? /S.B./GUDiario.
Primera cogida
En un determinado momento, el toro se arrancó, apenas corrió cincuenta metros, y sucedió lo que suele ser habitual. Se fijó en un joven corredor y le tiro tres viajes en el suelo. Otros corredores y un coche de la organización acudió al rescate, y se lo llevaron después de la paliza. Éste es el momento que grabó Álvaro RG
Iba consciente, pero se veía sangre, no sabemos si del golpe o por asta de toro. Fue trasladado a una UVI móvil que seguía el festejo, y de allí al Hospital de Guadalajara.
A golpes con el coche de asistencia. /S.B./GUDiario.
El toro colorao, tras arrear varios mandobles a un coche de asistencia, se metió otra vez entre los arbustos y vuelta a empezar. Caballos que pasan, citándolo, cabestros que entran y salen. Hasta que al final el toro salió a la carretera, pero en lugar de seguir hacia el llano, regreso al pueblo, lo que siempre suscita carreras y emociones. Al final fue encerrado en los corrales de San Felipe para participar en la tradicional Bajada, este sábado a las 12 horas.
Los otros tres toros, llegaron al llano, donde les siguieron decenas de caballos y corredores. Allí se vieron bonitas carreras y recortes de los especialistas que siempre acuden a Brihuega. Y luego comenzaron las bajas. Uno de los astados, que se había partido un cuerno, fue sacrificado. Y otro murió, se supone que por un colapso. El tercero llegó al Monte Alcarria y a primeras horas de la noche le intentaban llevar hasta La Boquilla, para tratar de participar en la Subida de madrugada hasta San Felipe, y poder participar en la Bajada del día siguiente.
Una toma del dron de TV Alcarreña en la zona del llano.
Segunda cogida
Y por aquellos parajes se produjo la segunda cogida de la tarde. El protagonista fue un conocido vecino de la localidad, al que llaman popularmente Ramón El Electricista, cuestión de oficio, y que es uno de los fundadores de Televisión Alcarreña, la tele local que emite en directo el encierro y lleva a los brihuegos lo más destacado de las fiestas. Este año han dado un paso más, utilizando un dron para los planos cenitales. El Electricista andaba subido por un cipotero grabando un video y al toro le dio por ir allí. Se lo llevó por delante: seis costillas rotas y una cornada en el glúteo. También fue trasladado a Guadalajara. Los del lugar nos cuentan que hace unos diez años Ramón también sufrió otro percance en el encierro. Según informa el Hospital de Guadalajara los dos heridos están graves. Uno de ellos, que sufrió varias cornadas, fue intervenido anoche y permanece estable aunque grave. El otro está ingresado en la UCI del Hospital.
Toros y caballistas en el llano al anochecer/ Diego Viejo
Son cosas que pasan cuando hay cuatro toros por el campo y miles de personas que los siguen. Tradiciones que en la villa suceden desde hace siglos, como atestiguan los papeles. En fin, es el encierro de Brihuega. De los más antiguos de España.
