Reyal concibió Valdeluz para alcanzar los 20.000 habitantes. Ahora no llega a los 3.000, pero ya se advierten signos esperanzadores Reyal Urbis, la promotora que creo Valdeluz, una nueva ciudad en el entorno del AVE en Guadalajara, entrará en fase de liquidación.

 La compañía presidida por Rafael Santamaría, un gran amigo de José Bono, el anterior presidente de Castilla-La Mancha, recibirá en los próximos días la comunicación oficial del juzgado de lo Mercantil de Madrid encargado de su concurso, donde le comunicará la negativa de sus principales acreedores a aceptar el plan de pagos necesario para que la empresa superara la situación de insolvencia en la que se encuentra inmersa.

El pasado 31 de mayo venció el plazo fijado para que los acreedores de la inmobiliaria diesen su opinión sobre esta propuesta de salvación, que incluía quitas de entre el 88% y el 93% para los principales acreedores financieros. Entre ellos, figura Banco Santander, al que la inmobiliaria adeuda unos 500 millones (a los que habría que sumar ahora la parte de Popular); Sareb, a quien la inmobiliaria adeuda 1.066 millones; y Hacienda, cuyo pasivo supera los 435 millones.

Según fuentes citadas por Expansión, el administrador concursal de Reyal Urbis (la auditora BDO) ya ha comunicado al juzgado que Reyal Urbis no cuenta con el apoyo del 75% de la masa acreedora necesario para aprobar el plan de pagos. En cuestión de días, el juzgado remitirá esta información a la compañía y, inmediatamente después, se iniciará el plan de liquidación.

Según las últimas cuentas presentadas por la compañía, Reyal Urbis cuenta con una cartera de activos valorada en 1.170 millones de euros, para hacer frente a una deuda de 4.660 millones. Además, posee un agujero patrimonial de 3.449 millones.

Entre los activos, unos 188 millones corresponden a inmuebles que generan rentas, mientras que unos 863 millones corresponden a suelos y a alrededor de 200 viviendas terminadas.

La liquidación de Reyal Urbis acabará con cuatro años de concurso y ocho de negociaciones con su banca acreedora para dar una solución a los más de 3.000 millones de deuda que soportaba la inmobiliaria desde que en 2006, la entonces Reyal lanzase una opa sobre la cotizada Urbis.

Después de la opa, sólo en 2007 logró beneficios y desde entonces acumula más de 4.370 millones en pérdidas.

Además, durante este periodo, Reyal también ha cambiado de accionista significativo y, aunque de primer propietario se mantiene Inveryal, la sociedad de Rafael Santamaría, a principios de año, Unicaja vendió su 4,3% a Vertrauen Real Estate.

En el primer trimestre de 2017, el grupo ingresó 8,9 millones y perdió 34 millones. En 2008 facturaba 2.242 millones.

El sueño de Ciudad Valdeluz

Campo de golf de Valdeluz.Reyal Urbis fue una de las compañías que simbolizaron la España de vino y rosas anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria, y entre sus proyectos más destacados estuvo Ciudad Valdeluz, un área de oportunidad en el entorno de la estación del Ave, entre Yebes y Guadalajara, todo un sueño pues se trataba de convertir un terreno agrícola de secano en una nueva ciudad con suelo disponible para más de veinte mil habitantes. Valdeluz se empezó a construir siguiendo los canones de un urbanismo moderno para familias urbanas de clase media-alta, que trabajan mayoritariamente en Madrid, adonde podrían ir y venir  en veinte minutos todos los días en lanzaderas del Ave, y recuperarse del trabajo utilizando los servicios de su idílica ciudad: piscinas comunitarias, campo de golf, colegio de privado de lujo, biblioteca, polideportivo, superficies comerciales, paseos por grandes avenidas rodeadas de zona verde...

Pero en esto que llegó la crisis, y todo se vino abajo. La promotora apenas había acometido las dos primeras fases previstas, y el dinero se terminó para seguir urbanizando, tanto por Reyal Urbis, como otras importantes empresas inmobiliarias que recalaron en Valdeluz al llamamiento de Santamaría. Casi nadie cumplió: tampoco Renfe, que se olvidó de las Lanzaderas, para conectar Madrid en 20 minutos a un precio razonable. Y Valdeluz se conrvirtió en el paradigma de la burbuja, con millonarias inversiones en pisos que se desplomaban en el mercado inmobiliario, y adonde acudían los reporteros de la TV más sensacionalistas cada vez que les pedían un reportaje sobre los años en que España se convirtió en la mayor construtora de pisos de Europa.

Pero también hay que decir que quedaron cosas: si bien el municipio de Yebes en 2016 solo tiene 2.881 habitantes empadronados, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), el núcleo de Valdeluz es un conjunto urbano muy bien urbanizado y en él se construyeron viviendas de lujo o de alta gama, que sus nuevos propietarios, los bancos que engrasaron la burbuja, tuvieron que rebajar sensiblemente para quitárselas de encima. Y así ocurrió que Valdedeluz, la primera ciudad en entrar en crisis, también fue la primera en salir y en donde más viviendas de Guadalajara se han vendido en los últimos años. Hasta se han reiniciado las obras en algún edificio que se quedó a medias.

Ciertamente que Valdeluz ya no es aquella ciudad exclusiva que concibió Santamaría, pero no es menos cierto que tras muchas penurias (perdió hasta el colegio privado por quiebra de la empresa cooperativa y los chavales se tuvieron que ir al de Horche, hasta el próximo curso) ha quedado muy bien posicionada y con terreno más que suficiente para organizar un desarrollo sostenible y equilibrado.

Y puede que hasta algún día Renfe les ponga una lanzadera.