Rafael Hernando Fraile (Guadalajara, 13-11-1961), ha sido elegido por Mariano Rajoy para ser su voz en el Congreso en el momento más decisivo de la legislatura: cuando hay que comunicar y poner en valor el trabajo del Gobierno en un tiempo en el que se ventilan dos elecciones casi seguidas.
Rajoy ha escogido para el cargo a una persona muy diferente a él, salvo en una cosa: ambos tienen una gran experiencia política. En el caso de Rafael Hernando, lleva en el Congreso 6 legislaturas con la actual , y 19 años de brega, durante los cuales ha pasado por diversos puestos en la dirección del Grupo Parlamentario, y ahora era el portavoz adjunto hasta que Alfonso Alonso fue reclamado por Rajoy para ocupar el puesto de la defenestrada Ana Mato. Se puede decir por tanto que Rajoy ha seguido en este nombramiento lo que a él le gusta, una sucesión natural, aunque las personalidades de Alonso y Hernando son diferentes. Pero es que los tiempos son distintos. Con la legislatura practicamente agotada, queda muy poco por pactar, porque la oposición no va a salir con el gobierno ni a recoger Rolex –como demostró Sánchez no pactando una Ley Electoral con segunda vuelta que objetivamente beneficiaba al PSOE frente a la izquierda radical emergente—con lo que la función del portavoz parlamentario es ser el mejor vendedor del gobierno al que soporta. Ya lo dijo ayer Hernando nada más ser nombrado:"Hay que explicar qué hemos hecho, por qué lo hemos hecho y las consecuencias que está produciendo".
Es verdad que las funciones de portavoz y portavoz adjunto son muy diferentes. Al portavoz adjunto se la utiliza para decir lo que el gobierno quiere que se diga, pero no desde un púlpito principal. Y esta función la ha ejecutado Rafael Hernando con general soltura, aunque ello le ha ganado fama de “duro” y de “cañero”, y ahora los periódicos se lo han recordado recopilando algunas frases escogidas. No parece que a Hernando se le haya visto incómodo en ese papel, porque a él le gusta fajarse, es de los que no se callan ni debajo del agua y comunica bien, especialmente a su parroquia, que es a la que el PP tiene que recuperar si quiere gobernar tras las próximas elecciones. Aunque ahora va a desempeñar otro cargo en el que hay más política de guante blanco, que nadie dude de que el portavoz popular va a seguir jugando al ataque en la defensa del Gobierno y que nos va a seguir dando titulares.
Rafael Hernando será el segundo alcarreño que ocupe las funciones de portavoz del Grupo Popular en el Congreso, cargo que ya ejerció en 1986 tras la primera victoria de Aznar, Luis de Grandes, actual europitudado. Fue en esa legislatura en la que por primera vez Rafael Hernando fue elegido diputado al Congreso, aunque no lo fuera en su provincia de origen, Guadalajara, sino en Almería. Cosas de la política. Hernando quiso ser político desde que siendo un jovencito, sin la carrera de Derecho terminada, ya era concejal del Ayuntamiento de Guadalajara adonde llegó en mayo de 1983, coincidiendo con la reelección del socialista Javier de Irízar, por mayoría absoluta. Sucedió en el escaño a su padre, el doctor Álvaro Hernando, que fue teniente de alcalde con el primer ayuntamiento democrático de Irízar, una corporación multicolor en la que los socialistas estaban en minoría y donde la oposición también participaba de las labores de gobierno. Algo impensable ahora.
Hernando acabó su carrera de Derecho, y empezó a ejercer la abogacía con su compañero y amigo Pachi Villalba, al tiempo que saltaba a la política como presidente de las Nuevas Generaciones del PP de la mano de Javier Arenas, una persona que fue muy importante en su marcha a Andalucía. El segundo peldaño en su carrera fueron las Cortes de Castilla-La Mancha en donde hizo sus pinitos parlamentarios entre 1987-89, y ya en las elecciones de 1989 salió elegido senador por Guadalajara en una lista en la que también iba José María Bris y Luis Fraga. Desde entonces, no ha abandonado el parlamento, aunque en 1993 tuvo que coger la maleta y emigrar a Almería. Se habló en su día de un enfrentamiento con Tomey, aunque la verdad es más prosaica. Rafael Hernando se quedó sin hueco en las listas de Guadalajara, que estaban entonces repletas de santones del PP, y como él quería hacer carrera política, aceptó la vía que le abrió Javier Arenas, el jefe del PP andaluz, y allí se fue no a trabajar en un invernadero sino a ocupar un escaño como cunero. Y lo hizo tan bien que lleva 19 años como diputado almariense.
Para acabar de contar esta historia, hay que recordar por último que en 1993 los diputados al Congreso por el PP fueron un cunero Enrique Fernández-Miranda, que en las elecciones de 1989 ya fue número dos tras Tomey, y que de dos regresaba al Congreso Luis de Grandes, quien se había quedado fuera de la cámara alta en 1989, por segunda vez en su larga carrera política ( la primera vez fue en 1982 como candidato por UCD). Ello motivó que Tomey se fuera al senado y como allí ya estaban José María Bris y el cunero Luis Fraga, pues Rafael Hernando se quedó sin escaño y se fue de “emigrante” a Almería. Y alí ha estado desde el 6 de junio de 1993, 19 años ya. [Por entonces, en el PP de Guadalajara creían que la imposición de Fraga desde el comité nacional del PP, que es el que aprueba las listas, venía por ser sobrino de don Manuel, aunque luego comprobaron que tenía un valedor todavía más influyente, Luis Bárcenas].
Rafael Hernando cumplirá por tanto la legislatrura con 20 años seguidos de diputado a los que puede sumar otros cuatro como senador. Así que por experiencia no será. Suerte






