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¿Por qué cada vez va menos gente a las corridas?

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Guadalajara siempre ha sido una ciudad bastante taurina, y de hecho el Ayuntamiento aprobó una declaración de los dos grupos mayoritarios en ese sentido. ¿Por qué entonces cada vez va menos gente a los toros? .

 En las únicas tres corridas que componen la mini-feria de Guadalajara, el balance ha sido el siguiente: corrida del viernes, con tres primeras figuras del toreo, no se llegó a los tres cuartos de plaza. Sábado, con toreros del segundo escalón del escalafón, media entrada. Domingo, una corrida de atractivo corte populista, para los que van a la plaza en Ferias, un cuarto de entrada. Y eso que los tres días hizo una temperatura excelente. 

Hace no más de una década, la Feria de Guadalajara estaba formada por cinco corridas. Empezaba el miércoles con una novillada, seguía el  jueves con una corrida torista, y continuaba hasta el domingo con tres corridas en las que en cada una de ellas por lo menos había una primera figura. En las dos primeras perdía el empresario, pero lo compensaba con  creces con las taquilla de viernes a domingo. ¿Cómo es posible que, ahora, con una mini-feria de tres días la empresa se arriesgue a perder dinero?  Creemos que no hay sola una razón, sino múltiples, y son tanto de carácter local como general.

paseillo domingoMotivos externos: Las corridas de toros no están de moda, como lo estuvieron en los ochenta. En un mundo tan mediático como el que vivimos, lo que no está en la televisión no existe. Y los toros estuvieron proscritos en la televisión pública durante muchos años. Ahora, con el gobierno de Rajoy, han vuelto a TVE, pero de una manera marginal, y sin ningún  criterio. Las mejores corridas de las grandes ferias, las que podrían hacer afición,  no se televisan en abierto. Y pasamos al otro extremo en algunas televisiones autonómicas, como la de Castilla-La Mancha, que televisa cualquier cosa y desde cualquier plaza, lo que tampoco beneficia a la fiesta. Esta falta de conexión con los nuevos tiempos 2.0 han hecho de la fiesta algo extraño entre los jóvenes; y el relevo generacional es muy incierto. Entre los jóvenes no se habla de toros. Y así sucede que aunque ahora hay más peñistas que nunca, nunca habían ido en menor número a los toros. Por otro lado, los anti-taurinos ganan posiciones paulatinamente y sus feroces críticas y reparos hacia la tauromaquia van ganando peso en la sociedad, como se refleja en las encuestas.

Motivos internos: La plaza de Guadalajara ha estado muy mal gestionada durante la última etapa de Balañá-Matilla.  La empresa dejó de creer en Guadalajara, y cada año los carteles eran peores. Las figuras se resistían a venir, y la solución fue echar al presidente y a su equipo, y sustituirlos por otra presidencia más complaciente. No solo no funcionó sino que la plaza fue perdiendo prestigio entre los aficionados, que acabaron marchándose y dejando el hueco al público que va a los toros únicamente en Ferias. Pero no solo su hueco no se llenó sino que cada años que pasa hay más cemento en las gradas. Entonces, la solución fue suprimir la novillada del miércoles; y después la corrida dura del jueves.  Y a este ritmo se acabarán cargando también la del viernes. ¿Pero por qué  esto sucede en la plaza de Guadalajara y no en la vecina de Cuenca, que con la mitad de habitantes que nuestra capital, tiene  una Feria de cinco corridas, y con todas las primeras figuras, sin faltar una sola? La respuesta es que en Cuenca hubo una empresa que creyó en su plaza y la cuidó. Aquí sucedió lo contrario, y al final se han tenido que improvisar adjudicaciones de un solo año que no aportan estabilidad.

Los toros son muy caros en las plazas de segunda categoría, como la de Guadalajara. Y en consecuencia, la crisis se ha cebado especialmente con la fiesta. Y muchas personas, que solo son aficionados ocasionales, han prescindido de los toros. En Guadalajara hay en este caso un inconveniente, y es que estamos a media hora de la mejor y más barata  plaza del mundo, la de Las Ventas, donde puedes ir a los toros por 5 euros. En Guadalajara, este año el tendido de sol más barato valía 29 euros (22 arriba, con las peñas)  y el de sombra 44.  Aunque son los mismos precios que desde 2007, hay que recordar que el nivel de gasto del alcarreñito medio es ahora menor que entonces, cuando la crisis todavía no había estallado.

La plaza de Guadalajara es muy incómoda. Para no achicharrarte al sol, como mínimo te tienes que gastar esos 44 euros. Y encima ocupas un graderío que estaba diseñado para el español de la postguerra, no para los cuerpos  actuales. Como la plaza no se llena, el público se acomoda ocupando dos sitios y el personal de la plaza transige con las excursiones desde el sol a la sombra, pero aun así esta plaza es muy incómoda. Y si además es cara, el cóctel es desagradable. El Ayuntamiento quiso tirar esta plaza y hacer una moderna, al estilo Vista Alegre, pero estalló la burbuja y todo se fue al garete. ¿Cómo aguantar con una plaza diseñada en el primer tercio del siglo XX cuando hace 13 años que estamos en el XXI? Grave problema.

¿Tiene este panorama alguna solución? No hay soluciones mágicas, pero sería bueno que se abriera algún grupo de reflexión con un objetivo: Que se pudieran hacer contratos a más largo plazo y con un proyecto empresarial más definido. ¿Es posible? ¿Hay algún empresario imaginativo por ahí? Este año, los carteles eran más atractivos, a pesar der las asuencias (Manzanares, Juli, Talavante y Castella), pero ni por esas.

La realidad  es que mientras los encierros y las fiestas populares siguen teniendo un notable tirón en Guadalajara, y las entradas que ha registrado la plaza de toros dan fe de ello, las corridas van de capa caída.  Un panorama tan negro, como el traje con el que vino Finito a reírse de todos.  ¿Alguien ve el final del túnel?  

Foto: paseíllo de la corrida del pasado domingo en el coso de las Cruces. Foto: Fernando Toquero

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