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Café Quijano cumplen con el rito de Guadalajara

quijano3Café Quijano, en el Buero Vallejo. Foto:GD.Café Quijano volvieron en olor de multitudes al  Buero Vallejo en donde actuaron en febrero de 2013 para presentar su primer disco de boleros.

 Los  hermanos Quijano (Manuel, voz y guitarra,  Óscar, bajo,  y Raúl, guitarra acústica) cumplieron  con un rito, que es el de presentar un disco nuevo en Guadalajara. Lo llevan haciendo desde que tras su primer álbum de estudio (Café Quijano, 1998) consiguieran el éxito en España y América con La Taberna de Buda (2001). Por entonces iban de jóvenes resultones, con unas levitas de cuero y un aire de rockero, y cantaron el Auditorio Municipal que hace unos días fue demolido. Ha pasado  más de una década desde entonces, y se puede decir que los Quijano se han adaptado a los ciclos que nos concede la vida. Han dejado atrás las guitarras eléctricas de  “Que grande es esto del amor” , su segundo gran éxito (2003),  se han vestido para la ocasión con esmoquin y pajarita, porque ha vuelto a sus orígenes, al bolero y la canción romántica que nunca abandonaron del todo. Ellos dicen que sus discos siempre tuvieron algún bolero; y es verdad.

Tras una corta una etapa de proyectos en solitario,  los hermanos Quijano regresaron al bolero y tuvieron un gran éxito en España y América con su Bolero  (2012) y que se repitió con Bolero 2 (2013). Ambos fueron disco de platino, y ya están con Bolero 3.

quijano1Óscar, Manuel y Raúl: Café Quijano. El concierto del sábado en el Buero tuvo menos concesiones a etapas anteriores que en el que ofrecieron en 2013.  Sonaron En mis besos, Otra vez, esa maravilla de canción que es Quiero que mi boca se desnude y que grabaron con Armando Manzanero, no faltó “La Lola” y “La Taberna de Buda” hacia el final del concierto y Manolo Quijano divirtió a sus incondicionales con la presentación de “Desde Brasil”, cuya fantasía relacionó con una novia con la que vivió... en Cifuentes. Decir que de las dos horas y media que duró el concierto, Manolo estuvo hablando unos treinta minutos, ilustrándonos sobre los distintos tipos de amor que podemos encontrar en sus boleros. Estuvo descarado, irónico y sus incondicionales, que eran todos, se rieron un rato.

Sus boleros (Cúlpame, Desengaño, Éramos distintos…) sonaron muy frescos con el acompañamiento de un violonchelo, que cobra protagonismo en el nuevo disco, la trompeta y la percusión de aires cubanos.

Cuando saquen su próximo disco, que volverá a ser de boleros, tienen otra vez el lleno asegurado en el Buero.

Estos divertidos chicos leoneses nunca dejaron de hacer un café con aroma a bolero.

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