El encierro de Brihuega empieza con un recorrido urbano y luego son miles las personas que siguen a los toros por el campo./ Foto:GuadalajaraDiario.Entre 20.000 y 25.000 personas se espera que lleguen a Brihuega con motivo de su tradicional encierro, que además este año coincide con una jornada de sábado. Algunas novedades: con el nuevo reglamento taurino de CLM, ya se pueden correr toros con cinco años y en el caso de Brihuega, al ser el único encierro de campo declarado de Interés Turístico Provincial no se exige que tengan los pitones recortados. Por ello, el aspecto de los cuatro toros del Conde de Mayalde (procedencia Domecq)  que la casa Sopeña ha preparado para este año tienen un trapío notable.

Los cuatro toros del encierro del Conde de Mayalde. Este año se celebra también el cincuenta aniversario desde que el ganadero Pedro Sopeña organiza el encierro de Brihuega. Aunque ahora el ganadero ya no acude personalmente, le ha sustituido su hija Sandra y según dice don Pedro va a ser el último en que se hagan cargo de este encierro, el más prestigioso pero también el más complejo y peligroso de llevar, porque empieza por la tarde y termina de noche, en la madrugada.

Como siempre habrá un dispositivo de la Guardia Civil, que cerrará desde dos horas antes la entrada al casco, por lo que los asistentes tendrán que dejar el coche en los lugares habilitados en el campo.

Hay que confiar en que todo se desarrolle sin incendentes extraordinarios (las embestidas y algún pitonazo se da por descontado) y que no se reproduzcan la trifulca que protagonizaron varios corredores y el escuadrón a caballo de la Guardia Civil, con algunas identificaciones y lanzamientos de piedras, afortunadamente con mal tino. Hubo carreras a caballo detrás de los amotinados más exaltados, algún agente sacó la porra, pero llegaron refuerzos y la cosa se calmó. Muy desagradable.

Los caballos acompañan a los toros hasta el campo./Foto:GuadalajaraDiarioUn (des)encierro con raíces en el siglo XVI

El encierro de Brihuega es uno de los más antiguos de España, y algunos lo situan en torno al siglo XVI. Es un encierro peculiar, ya que por la tarde es en realidad es un desencierro, porque los toros van desde la plaza al campo, y si no se pierden, se tratará de bajarlos al casco urbano en la madrugada: el encierro propiamente dicho, que se comncoe por la bajada. No es fácil y no siempre se consigue.

El encierro está declarado Fiesta de Interés Turístico Regional desde el año 2009, y provincial mucho antes, desde 1984, y sin lugar a dudas es el evento taurino por el campo más multitudionario que hay en la provincia de Guadalajara. Como este año coincide con el sábado, a buen seguro que unas 25.000 personas se meterán en Brihuega para verlo pasar o seguirlo a pie. El Ayuntamiento ha limitado la presencia de caballos en el encierro, que había proliferado en los últimos años.

Una escena del encierro del año pasado. Afortunadamente solo fue un puntazo./ Foto: GuadalajaraDiario.En Brihuega siempre hubo encierro, y las primeras noticias de los toros y Brihuega se remontan a varios siglos atrás. No es tampoco exagerado decir que estará entre los más antiguos de España, junto con algunos navarros. Tan arraigado está en la tradición de los brihuegos, que incluso cuando estuvieron prohibidos durante una época larga durante el franquismo se siguieron celebrando, aunque no aparecían en el programa oficial. Pero era igual, en Brihuega todos los años se "escapaban" los toros y acababan en el campo. Y los poderosos gobernadores de entonces no tenían más remedio que tragar.

Ahora todo está ordenado, e incluso este año hay un nuevo reglamento que regula los encierros y protege a los animales mejopr del mal trato. Y en Brihuega generalmente se cumple. Está rigurosamente prohibido la participación de coches y otros vehículos a motor, y el que quiera seguirlo a "desgastar alpargata", como se dice en la Alcarria. A este control ayuda el gran dispositivo de seguridad y emergencia que participa todos los años en el encierro.

Los corredores buscan cualquier refugio para estar cerca del toro./ Foto: GuadalajaraDiario.El festejo tiene lugar siempre el 16 de Agosto, pasadas las 6 de la tarde.No tiene una hora exacta, porque hay que esperar a que llegue el desfile de peñas hasta la plaza, al son del popular Parapachunda (un pasodoble torero que compuso el maestro Cabezudo y que en realidad se llama Sangre Torera) y eso lleva su tiempo.Una media hora. Hasta las seis y media.

La primera parte es un encierro clásico, por las calles. Los cuatro toros salen acompañados de los cabestros y suben de la plaza de La Muralla, cruzan la plaza del Coso y enfilan a la calle soportalada de Armas, donde se suelen ver las primeras carreras. De ahí acaban confluyendo en la calle principal, donde esperan a los toros decenas de corredores.

La primera parte del encierro tiene un recorrido urbano y en el que se citan cientos de corredores./Foto:GuadalajaraDiario. Hubo una época en que en el parque de María Cristina no había vallado y los toros se podían ir en varias direcciones, pero por motivos de seguridad ahora se encauzan a la carretera que sube al Monte Alcarria, camino de Villaviciosa, donde los toros campan por sus respetos, en terreno llano, y cuesta seguirlos la pista. Pero son centenares, miles, los que lo intentan en una curiosa peregrinación por cuestas, terraplenes y caminos. Y gusta que algún toro se quede rezagado, para poder verlo y que haga la fiesta.

El objetivo es que los toros que acaban en el campo, bajen por la noche hasta los corrales de San Miguel./Foto:GuadalajaraDiario. El objetivo luego será tener localizadas a las reses y de madrugada, regresar con ellas y los cabestros al pueblo hasta los corrales habilitados frente a la iglesia de San Felipe. No es fácil, pero es emocionante, y la noche se convierte en un buscado sobresalto en el que cualquier sombra en Brihuega aparenta ser un toro. A la mañana siguiente, los toros que se hayan conseguido encerrar en San Felipe harán el encierro de vuelta hasta los corrales de La Muralla. Tras la llegada a la plaza, después de ser encerrada la manada en los corrales, se procede a la suelta de vaquillas o de algún toro. Y sigue la fiesta.