Desde las Tetas de Viana se ve toda Guadalajara en un día claro. Y desde gran parte de nuestra provincia se ven las Tetas de Viana. Son vigías, por tanto, de las guadalajaras, testigos mudos en su devenir en la larga noche de los tiempos. Los árabes las llamaban peña Alcalatén (Peñas del Castillo) o Alcalatenas; y los cristianos peñas Braña. Pero finalmente la evidencia se impuso y el pueblo las conoce sabiamente como Tetas de Viana, el núcleo habitado más cercano, que se asienta sobre un roquedal asomado al arroyo de La Solana.
Aunque hay rutas desde todos los pueblos del entorno, la más corta y utilizada es precisamente desde Viana. Nos llevará unas tres horas de subir y bajar, aunque hay que echar algún timpo más para embelesarse con el paisaje que se ve desde lo alto de la Teta Gorda o Redonda, la única accesible sin escalada. El camino señalizado es de tierra y pica fuerte al principio (por eso es de dificultad fácil-media) aunque luego se suaviza bastante. En medio de ambas hay un collado y veremos señalizado el camino hacia la teta Redonda, que seguiremos. Después de un tramo despejado vamos por una escalera de rocas que nos eleva hasta casi el final del cortado, hasta toparnos con otra escalera, esta de hierro, y con unas arandelas de protección para los más miedosos. Arriba tenemos una impresionante pradera natural quemada en verano por el sol implacable y el viento que suele soplar casi siempre.
Solo una de las Tetas es accesible, y su meseta es un gran mirador natural desde el que se ve no solo su Teta gemela sino gran parte de la provincia de Guadalajara./Fotos y video: GUDiario.
El mirador alcarreño que se abre ante nuestros ojos es bellísimo. Al noroestese se divisa la sierra del Ocejón y el macizo de Ayllón; el Tajo va formando meandros entre los barrancos y hacia el sur las estribaciones del alto Tajo.
El último tramo a la Teta accesible se hace mediante esta escalera.
Vamos recorriendo la pradera y veremos la meseta que corona la Teta a nuestra derecha, más alargada y solitaria, en forma de barco, sin nadie que la visite. En las cercanías del Tajo se ubica también la central nuclear de Trillo, que se refrigera con las aguas del Tajo a través de dos inmensas torres para no calentar el agua del río y que parecen querer competir en el paisaje con este monumento natural de la alta Alcarria. Las Tetas de Viana.
