Manuel Rodríguez Villasante ha fallecido en Madrid como consecuencia del coronavirus. Fue hospitalizado en el Hospital Universitario la Paz el 19 de marzo y debido a su empeoramiento lo derivaron al Hospital Carlos III. Manuel fue un empresario innovador y su mayor éxito está vinculado a Guadalajara, y concretamente a la fábrica de Harinas "La Gloria" que tenía en Humanes. Allí se fabricó con gran éxito inicial un producto conocido por "Mielitos", fabricado con granos de trigo hinchados y edulcorados con Miel de la Alcarria. Creó una empresa Chimen para su comercialización y tuvo una gramn aceptación especialmemnte por la población infantil.

Rodríguez celebró su último cumpleaños el 24 de marzo 88 años. Ya estaba en el Hospital Carlos III y ninguno de los hijos podía estar con él. Según relata Libertad Digital, ese día su hija Felicidad recibió una llamada: "El día 24 por la mañana sonó mi teléfono, y me dijo soy el doctor Mostaza y tengo a mi lado a su padre para que lo felicite. En ese momento, las lágrimas corrieron por mis ojos, quería abrazar a ese doctor no solo porque estaba cuidando de mi padre, sino porque nos dio la oportunidad de escuchar su voz por última vez". Uno a uno, los hijos de Manuel pudieron felicitarle a través del teléfono del doctor.

Pero no pararon ahí los detalles de los médicos. La doctora Hernández del Hospital Carlos III cogió a Petri, la esposa de Manuel, el amor de su vida, y junto al enfermero Gerardo, la vistieron de astronauta y la acompañaron a despedirse de su marido. Entre plásticos y mascarillas, Petri pudo dar el último adiós a su hombre, al padre de sus hijos. A Manuel ya le quedaban horas para abandonar este mundo.

Manuel Rodríguez (a la izquierda) fue uno de los fundadores del Real Aeroclub de Guadalajara donde está tomada la foto.Al día siguiente, tras su cumpleaños, el creador de los cereales con miel, uno de los fundadores del Real Aero Club de Guadalajara, el español aventurero de las Ámericas murió no sin antes haber escuchado las cartas de sus nietos que fueron leídas por el equipo de enfermeros y médicos a los pies de su cama. "El doctor Rodríguez me llamó el 25 de marzo a las siete de la mañana para decirme que le quedaban pocos minutos de vida a mi padre. Yo se lo agradecí muchísimo, y me contó que todas las cartas que le habíamos mandando hijos, nietos el día anterior se las habían leído y que las pondrían con él en su cama para su último viaje", prosigue el relato de su hija, quien lamenta tantos pioneros que levantaron España y se vean abocados a una muerte en soledad.