Trabajos de segmentación de la vasija del reactor, lo más delicado del desmantelamiento./ Enresa/ Archivo GD. La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha desmantelado ya el 81 % de la central nuclear 'Jose Cabrera', ubicada en Almonacid de Zorita (Guadalajara), desde que inició el proceso el 11 de febrero de 2010.

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Los trabajos van ligeramente retrasados sobre las previsiones, ya que en 2017 se debería estar procediendo a la demolición de los edificios y en 2018 los terrenos tenían que estar liberados y restaurados. La última fecha para la finalización de los trabajos: el 2019, aunque no se podrá llevarse a cabo la clausura total de la instalación al haberse retrasado el ATC.

 Un 81% desmantelado. Así lo ha indicado ayer el presidente de Enresa, Juan José Zaballa en su comparecencia en la ponencia sobre energía nuclear del Congreso de los Diputados, según ha explicado a Efe el diputado de Equo-Unidos Podemos, Juan López de Uralde.

López de Uralde, que forma parte de la ponencia, ha indicado también que Zaballa les ha informado de que la empresa no ha recibido ninguna petición respecto a un posible desmantelamiento de la central de Garoña.

Enresa comenzó a desmantelar el 11 de febrero de 2011 la central 'José Cabrera', cerrada en abril de 2006, en lo que constituye el primer desmantelamiento total de una planta nuclear que se está llevando a cabo en España.

Se da la circunstancia de que el sábado 11 de febrero de 2017 se cumplió el séptimo aniversario de la transferencia de la titularidad de la central nuclear José Cabrera de manos de Gas Natural Fenosa a Enresa para comenzar su desmantelamiento. Situada en el término municipal de Almonacid de Zorita (Guadalajara), esta fue la primera central nuclear que funcionó en España, estando operativa desde el año 1968 en que Franco la inauguró hasta el 30 de abril de 2006. Esta instalación, de tecnología americana Westinghouse, se comenzó a construir en julio de 1965 y tenía una potencia instalada de 160 MW. Su desmantelamiento está previsto que finalice en 2019, informa Enresa en un comunicado, un año después de lo previsto.

ATI de la central de Zorita, planta en fase avanzada de desmantelamiento, en donde se guardan los residuos de alta actividad mientras no se puedan trasladar a un ATC. /Archivo GDEl ATI seguirá allí cuando termine el desmantelamiento

El Plan de Desmantelamiento y Clausura que Enresa aplica esta central se divide en dos fases: la primera relativa al Almacén Temporal Individualizado (ATI) y la gestión del combustible gastado, que se desarrolló entre 2006 y 2009, y que se ubica en el perímetro de la central. Los residuos de alta actividad que se guardan en el interior de gigantescos contenedores al aire libre deberían trasladarse al Almacén Teporal Centralizado (ATC) que Enresa pretende construir en Villar de Cañas (Cuenca), pero cuyas obras están siendo entorpecidas por el gobierno regional de García-Page, que rechaza la instalación. Como el asunto es previsible que acabe en los tribunales y en última instancia dependerá del Gobierno central de turno, es seguro que cuando en 2019 acabe la fase de desmantaliento en Zorita, los terrenos no quedarán liberados, como está previsto, ya que allí seguirá el ATI que Enresa deberá gestionar y vigilar hasta que en España haya un ATC, sea en Villar de Caños o cualquier otro sitio. El desmentelamiento previsto en Zorita era completo, es decir, una vez descontaminadas las instalaciones se procedería a su demolición total y a su clausura, y así quedaría liberado todo el terreno que Enresa entregaría a su propiedad, quien podría destinarlo al fin que considerase oportuno, por tratarse de un terreno industrial. En su día se llegó a hablar de una central de ciclo combinado.

Esta segunda fase incluye el propio desmantelamiento, que irá de 2010 a 2019, ya con la figura de Enresa como explotador responsable de la instalación, y que afecta a los trabajos de desmontaje y descontaminación, que incluyen la retirada del reactor y la rehabilitación final del emplazamiento.

La fase más delicada ha sido la retirada de los grandes componentes del circuito primario de la instalación, tarea en la que destaca la segmentación realizada bajo agua (para contener la radiación) de los componentes internos del reactor y de la propia vasija. Luego se procedió al corte de bloques de hormigón y retirada de blindaje de la cavidad de la vasija del reactor. En este proceso se construyó una planta de lavado de tierras, cuya función es la de gestionar y tratar los suelos afectados por contaminación radiológica, utilizando técnicas de descontaminación cuyo objetivo es reducir el volumen y generación de residuos radiactivos de muy baja actividad.

Exterior de la central de Zorita. Las últimas previsiones son que estén desmanteladas para 2019. Más de 4.200 personas han visitado las instalaciones.

Actualmente, y según explica Enresa la central se está trabajando en el proceso de descontaminación de las estructuras de los edificios de contención y auxiliar, para su posterior desclasificación y demolición. Enresa señala que este desmantelamiento convierte a España en uno de los referentes técnicos en este campo. Fruto de ello es el interés con el que se sigue este proyecto internacionalmente y las continuas visitas técnicas de todo el mundo que pasan por esta central. Desde el 11 de febrero de 2010 y hasta la fecha, más de 4.200 personas han visitado las instalaciones.

En el desmantelamiento de la central nuclear de José Cabrera se gestionará un volumen total de 104.000 toneladas de materiales. De esos materiales, 4.000 toneladas son residuos radiactivos: el 80 % de muy baja actividad y el 20% restante de baja y media. La mayor parte de esas 4.000 toneladas de residuos radiactivos serán depositadas en el almacén centralizado de El Cabril y en su instalación complementaria para residuos de muy baja actividad.

La producción eléctrica anual de esta central, propiedad de Gas Natural Fenosa, equivale aproximadamente al 20% del consumo eléctrico de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Hasta su parada definitiva, la central alcanzó una producción total de 36.515 millones de kilovatios hora.

Ecologistas piden más independencia consejeros

Tras su comparecencia en la ponencia sobre energía nuclear del Congreso, que tiene lugar a puerta cerrada, la responsable de Energía Nuclear de Greenpeace, Raquel Montón Montón ha dicho a Efe que la clave de su intervención ha sido la exigencia de independencia en la labor del máximo órgano regulador de la seguridad nuclear en España.

La portavoz de Greenpeace ha señalado que los cinco consejeros del CSN están nombrados a propuesta de los grupos parlamentarios, sin necesidad de tener conocimientos en materia de seguridad nuclear.

Montón ha dicho que, "entre otros muchos motivos", la independencia del regulador nuclear "está en riesgo debido a las dudas sobre la imparcialidad de su presidente, que era secretario de Estado de Energía del Gobierno del PP cuando fue elegido, un cargo directamente relacionado con las instalaciones nucleares".

La portavoz de Greenpeace ha criticado también "la actitud" del CSN en el "escandaloso" proceso de valoración y finalmente visto bueno para que la central nuclear de Garoña (Burgos) pueda volver a conectarse a la red, pese a que esto "pueda poner en riesgo la seguridad nuclear" y a que su operador Nuclenor pueda no estar interesado si quiera en reabrir la planta.

Montón ha resaltado que la "transparencia" es "una herramienta imprescindible para la seguridad nuclear" que "no practica el CSN", y ha citado como ejemplo el hecho de que este organismo no responda a las preguntas que le plantea Greenpeace, que forma parte del comité asesor.

"He pedido a los diputados que protejan la independencia, la transparencia y la participación en el CSN, ya que son condicione para garantizar que se tiene el máximo escrúpulo en la seguridad nuclear", ha agregado.