Niños soldados, una de las 129 fotografías y 24 retratos que componen la exposición./ P.Franco ‘Antología’, en la Sala de Linajes del Museo de Guadalajara, muestra su trabajo hasta el próximo 15 de enero.
Durante los últimos 25 años el fotoperiodista Gervasio Sánchez ha retratado los horrores de la guerra y recogido testimonio de lo peor que es capaz de hacer el ser humano.
En la inauguración, arropado por el director provincial de Cultura, Faustino Lozano, y el director del Museo, Fernando Aguado; estuvo el autor para defender el buen periodismo, la hipocresía de los políticos y la complacencia de la sociedad occidental que convive cómoda con la desgracia de otros.
La exposición
Gervasio Sánchez (derecha) en la inauguración con el director provincial de Cultura, Faustino Lozano, y el director del Museo, Fernando Aguado/ P. Franco. Ojos que ya no ven, piernas que no andan, odio, dolor, miedo y muerte. Mucha muerte. Y la constatación de que siempre, en cualquier tiempo, el hombre es su peor enemigo. Ese es el escenario en el que se ha movido Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) y que, con su trabajo, ha traído hasta nosotros como denuncia, grito de socorro o puñetazo a nuestras dormidas conciencias. Esta semana ha estado en Guadalajara para inaugurar una selección de su trabajo y hablar sobre el mismo.
La muestra recorre de forma cronológica la experiencia vital y profesional de Sánchez a través de 129 fotografías y 24 retratos. Una exposición dedicada a compañeros muertos en zona de conflicto caídos “ejerciendo el periodismo con mayúsculas, ese que está en crisis pisoteado por muchos sinvergüenzas”.
Sus inicios en América Latina, donde empezó a hacerse reportero en 1984 “porque era barato, había muchos conflictos que ocupaban las portadas de los periódicos y no tenía la barrera del idioma aunque también era fácil que te mataran”. Nicaragua, Guatemala, El Salvador, México y Belice primero; Chile, Argentina, Perú y otros después.
Niños en la guerra de los balcanes, ahora jóvenes con esperanzas. Gervasio conoció muy a fondo esa guerra en la que no sabían muy bien por qué se mataban. Las guerras de los Balcanes, un horror cercano que superó todo lo imaginable y tras cuya primera visita se juró no volver más y acabó convirtiéndose en su casa. “Una explosión de odio inexplicable, gente que sufre y muere sin saber por qué, nadie me ha dado una respuesta satisfactoria cuando he preguntado: ¿por qué está usted en guerra?”.
La guerra no es un espectáculo
Luego África, “lo peor Ruanda, con 750.000 muertos a machetazos en tres meses”, donde se mataba y torturaba como en el resto de conflictos “pero en vez de a escondidas como en Europa o América, delante de las cámaras”. Según su reflexión, la guerra saca lo peor del hombre, “hasta el más pacífico prefiere matar antes que morir, por pura supervivencia, he visto pocos héroes”.
Buscando a familiares desaparecidos.Y en todos estos lugares la misma exigencia, “no utilizar a las víctimas, sentir su dolor y no reducirlas a números, obligarse a contar las historias con nombres y apellidos porque cada persona que muere en la guerra deja una historia inconclusa”.
Y esas historias con nombres y apellidos las vemos en las colecciones ‘Vidas minadas’ y ‘Desaparecidos’. La primera, que comenzó como encargo de una revista del corazón para hacer un reportaje sobre víctimas de minas antipersona y ha acabado siendo una serie que ha seguido la vida de heridos por estas armas indiscriminadas en Angola, Camboya o Colombia entre otros lugares. Niños en su mayoría que han perdido algún miembro o han quedado ciegos porque jugando pisaron sin querer uno de estos asesinos silenciosos.
Fotógrafos el día de la inauguración/ P. Franco.“La guerra es un gran negocio para unos pocos, seguro que gente que quiere a sus hijos, que es educada pero que luego vende armas por miles o millones de dólares que servirán para matar a otros seres humanos”. Según Gervasio, que critica la hipocresía de los políticos “de cualquier color”.
Y como ejemplo España, donde bajo el gobierno de Zapatero se vendieron armas por valor de 2.400 millones, seis veces más que en la época de Aznar que a su vez también había multiplicado por seis lo vendido por Felipe González. “Ahora con Rajoy seguimos igual, aumentando la venta de armas e incumpliendo nuestras propias leyes vendiéndolas a países en conflicto o que no respetan los derechos humanos”.
Desaparecidos
La exposición la cierran imágenes de la serie ‘Desaparecidos’, el drama que dejaron tras de sí aquellas personas que un día cualquiera, en una zona en conflicto, no volvieron a casa. Un trabajo que empezó al principio de su carrera consciente de que “los desaparecidos son un problema pendiente en cualquier conflicto armado”.
Historias de Guatemala, El Salvador, Chile, Argentina, Perú, Colombia, Irak, Camboya, Bosnia-Herzegovina y España, que aparece como epílogo con familias que buscan a sus desaparecidos en la Guerra Civil.
En el caso de nuestro país criticó “la cobardía generalizada de nuestros políticos de todo signo sin distinción, que no han sido capaces de dar una solución a este asunto que afecta a miles de personas” mientras que en otros lugares “con mucha mayor violencia actual” se realizan estos trabajos “de la mano de los jueces y con amenazas de muerte”.
En este sentido, el fotoperiodista lamentó el uso político que en muchos casos se hace de este asunto más necesitado de gestos humanitarios. Según anunció, la fecha límite para terminar este trabajo la ha fijado el 18 de julio de 2036 “para demostrar una vez más que las guerras no terminan hasta que se cierran sus consecuencias”.
Se detuvo por último en el caso de Guadalajara ya que en febrero de este año fue testigo de la exhumación, “por orden de una juez argentina y gracias a dinero de un sindicato noruego”, de la fosa común del cementerio de la capital, por la lucha particular de Ascensión Mendieta por recuperar los restos de su padre para ser enterrados juntos cuando fallezca.
Recordaba como esos días decenas de personas se acercaron al lugar de los trabajos para manifestar su deseo de exhumar también a sus familiares y concluía recomendando a los políticos que ponen trabas y las personas que dudan sobre la conveniencia de las exhumaciones que se pregunten qué harían si quién estuviese en la fosa fuera un familiar. “Nuestro país sería más sano con este asunto resuelto”, concluyó.









El conjunto de José Sendón no tuvo su día.

Las féminas se enfrentaron a un Albacete muy luchador





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