Lorenzo Higueras, de Albacete.Dentro de las actividades que la Fundación Virgen de la Fuensanta tiene previstas para dar a conocer su objetivo de ayuda a las personas con discapacidad física, se encuentra la exposición de la Colección Internacional de Pintura de la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, que está actualmente en itinerancia.

 La exposición se inauguró el pasado día 25 de julio y permanecerá en Millana hasta el día 31 de agosto. Se trata de 36 obras pintadas por artistas de varias nacionalidades. Con su programación, y más que el valor de la pintura, que lo tiene, la Fundación Virgen de la Fuensanta quiere resaltar el esfuerzo, el sacrificio y el talento de las personas que realizan este trabajo, como ejemplo de superación, siempre con el fin de aumentar la autoestima de los discapacitados. “Todos estos conceptos son básicos y comunes, tanto en la Asociación de Pintores como en la Fundación”, valora Críspulo Doñoro, presidente de la Fundación Virgen de la Fuensanta.

Arnulf Erich Stegmann fundó en 1957 la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie. Desde muy niño perdió el uso de sus brazos y manos a causa de la poliomielitis. Gracias al apoyo de sus padres y a su enorme determinación para ser independiente, aprendió muy rápido a escribir y a pintar con la boca. Stegmann consiguió ganarse la vida con su arte vendiendo las tarjetas artísticas que él mismo dibujaba. Animado por su éxito, comenzó a buscar a otros artistas con discapacidades similares para organizar una cooperativa. El propósito era formar una Asociación capaz de dar independencia económica a sus miembros. En España encontró para esa causa a Manuel Parreño, que es en la actualidad miembro de la Junta directiva de la Asociación. Parreño fue víctima de la poliomielitis a los siete meses, quedando sus brazos inutilizados. Pinta con el pie y es un reconocido retratista y uno de los pintores más reputados de la Asociación. Algunos de sus cuadros se podrán ver en Millana este verano.

La Fundación Virgen de la Fuensanta, creada por Críspulo Doñoro que también fue víctima de la poliomielitis a los tres años, comparte los mismos criterios que los fundadores de la Asociación que la discapacidad física no sea un impedimento para poder vivir con independencia económica, el ejercer profesiones que nuestra capacidad intelectual nos permite desarrollar.