El Juzgado Central de lo Contencioso Nº 3 de Madrid ha confirmado lo que todos nos temíamos a la vista de los antecedentes, que la ampliación de capital del Deportivo Guadalajara SAD al subir a Segunda fue irregular (“ficticia” es el término utilizado por la sentencia) con lo que el descenso de categoría ya no hay quien lo mueva.
No hay sorpresas, porque los antecedentes no eran precisamente favorables. Contra el citado procedimiento empleado por la Sociedad Anónima Deportiva del Guadalajara ya habían fallado en contra los dos órganos disciplinarios de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y el tribunal dependiente del Consejo Superior de Deportes, en lo tocante a la justicia deportiva-, y luego los tribunales ordinarios empezaron por denegar en verano la cautelarísima para dejar sin efecto la sanción, más tarde la cautelar y finalmente han fallado también en contra de la SAD Deportivo Guadalajara sobre el fondo del asunto. En realidad, lo que han hecho los sucesivos tribunales es asumir de cabo a rabo la auditoría del CSD que ha dado origen a todo este proceso, y en la que se ponía en evidencia que empresas vinculadas entre sí habían estado protagonizando sucesivos ingresos y retiradas de efectivo en apenas un mes hasta que el dinero de la ampliación se evaporó. En palabras de la sentencia estamos ante una ampliación ficticia, ya que "dicha ampliación de capital se organizó por parte del CD Guadalajara, SAD mediante personas vinculadas, de forma que el dinero que entraba en la entidad deportiva, como aportación para la ampliación de capital, salía inmediatamente después a beneficio de sociedades vinculadas, que lo volvían a ingresar en la Sociedad como nuevas aportaciones, por lo que se trataba de aportaciones ficticias".
Por lo tanto, la defensa del club no convenció a los jueces de que el dinero de la ampliación de capital se utilizó para pagar gastos del club, y no como dice la Liga, y han confirmado los tribunales, que se tratara de una ampliación de capital ficticia.
Pero no solo Deportivo Guadalajara SAD pierde el pleito, sino que además es condenado en costas, al apreciar el juez temeridad en el recurso, con lo que el quebranto va a ser mayor para la sociedad al tener que pagar los gastos del proceso judicial, amén de la multa accesoria de 90.151,81 euros, impuesta por el Comité de Disciplina Social y el Comité Social de Recursos de la LFP al club. Un buen palo. Son tantos los pronunciamientos adversos, que seguir manteniendo que todo se hizo bien nos recuerda a la historia de aquel borracho que se metió en dirección contraria en una autopista y todavía quería convencer a la Guardia Civil de que los equivocados eran los otros automovilistas.
A la luz de la sentencia, la SAD Deportivo Guadalajara se equivocó al ampliar capital de esta manera y alguno se preguntará si no debería haber intentado abrir más el club a la sociedad guadalajareña, diversificando más la propiedad de la SAD, y buscando nuevos socios, al estilo de lo que hizo el Mirandés. Nunca sabremos si habría funcionado, pero lo que está claro es que como un día dijo el entrenador Carlos Pérez Salvachúa, lo mejor que podemos hacer es pasar página cuanto antes, aunque tampoco va a ser fácil porque la LFP no solo se conformó con tratar implacablemente al Deportivo Guadalajara en el aspecto disciplinario deportivo, como no ha hecho con otros clubes, sino que todavía sigue danzando en los juzgados de Guadalajara una acción penal contra Germán Retuerta por presuntos delitos de estafa, administración indebida y administración desleal. La saña de la Liga que preside el señor Tebas (que llegó a ser un asesor externo muy bien pagado por el club) con Retuerta es tal que no solo se conforma con descender al club, sino que también le quiere ver en Soto del Real. ¡Qué demasía con lo que estamos viendo últimamente!
Dicho esto, sí coincidimos con el breve comunicado del club cuando dice que el descenso administrativo fue una “injusticia”, porque así también nos lo parece a nosotros. Ciertamente que el Deportivo es una empresa privada, como la mayoría de los clubes españoles, pero tampoco es una fábrica de piscinas, y por lo tanto es injusto que los errores de los dirigentes de esa SAD los pague el aficionado y la ciudad entera, que colabora con el club cediendole el campo. De hecho, esto no sucedió con Sevilla, Celta... y otros clubes que fueron rescatados del descenso con afrentas mayores. Lo que viene a demostrar, aunque alguno se moleste, que Guadalajara sigue siendo una provincia pequeña, con una afición pequeña, medios de comunicación pequeños y una influencia en el concierto sociopolítico-deportivo nacional todavía más pequeña. Mucho más grave es el agujero que tenía el Deportivo La Coruña, que debe hasta a El cobrador del frac, y ahí sigue, en Primera División.
Sí, el Deportivo cometió una irregularidad en la ampliación de capital, pero esa misma temporada cerró el ejercicio pagando a sus jugadores y apenas sin deuda, mientras que otros que ocuparon la plaza del club en Segunda estaban en la pura ruina. ¿Cómo se puede entender esto?
No queremos ser ventajistas y poner el punto y final a este editorial sin recordar el papel que Germán Retuerta ha tenido, y tiene, para el Deportivo Guadalajara. Cuando él cogió el club, dormitaba en Tercera División y el fútbol había dejado de ser el deporte con más seguidores de la capital. Con él, subió a Segunda B, se consolidó y acabó en Segunda A, hasta que lo bajaron en los despachos. Se habrá podido equivocar, sí, pero el fútbol ha sido injusto con él.
Ojalá que de aquí en adelante solo volvamos a hablar del Deportivo Guadalajara de fútbol, y de lo difícil que va a estar ascender otra vez en el terreno de juego. Pero habrá que seguir intentándolo.
