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Carlos Torres: Despedida a un rival y sin embargo amigo

 

Esta rivalidad sostenida durante tantos años no impidió que Carlos y yo fuéramos amigos, amigos leales que cuando dejábamos el pleno, muchos días, al filo de la medianoche, terminábamos en Casa Víctor cenando juntos

 

 Hoy, esta epidemia que a todos nos tiene sobrecogidos se ha llevado a Carlos Torres, quien fuera portavoz de la oposición en el Ayuntamiento de Guadalajara durante los primeros ocho años de la democracia, un portavoz leal, firme defensor de sus posiciones con una oratoria brillante, que siempre reconocía cuando no se aceptaban sus propuestas por el valor de los votos, aunque para ganar el debate había que emplearse a fondo y eran muchas las veces que lo ganaba él.

Esta rivalidad sostenida durante tantos años no impidió que Carlos y yo fuéramos amigos, amigos leales que cuando dejábamos el pleno, muchos días, al filo de la medianoche, terminábamos en Casa Víctor cenando juntos y nunca empleo argucia ni descalificación más allá de sus argumentos, siempre contundentes.

Irizar-TorresJavier Irízar y Carlos Torres en un debate organizado por Flores y Abejas en 1979. /Foto: Luis Barra. Carlos era un hombre de derechas sin doblez, pero profundamente demócrata. Tenía una mente abierta y libre, y presumía de que su padre, comisario de policía, militó durante la República en Izquierda Republicana. Carlos se adhirió con entusiasmo a la concesión de la medalla de oro de la ciudad a Antonio Buero Vallejo porque para él era más importante la talla literaria de nuestro paisano que su ideología; y le vi disfrutar de la conversación con don Antonio en la cena que le ofrecimos a continuación.

Carlos era también un ferviente católico, hasta el punto de que cuando Guadalajara se hermanó con la ciudad entonces checoslovaca de Nitra y formó parte de la delegación que acudió a la firma del protocolo en esa ciudad el día del Viernes Santo, la noche anterior manifestó que le gustaría ir a los oficios religiosos, cosa un poco complicada en lo que entonces era una dictadura comunista. Pero el alcalde de Nitra le mandó un coche para llevarle al único lugar permitido para este culto en la ciudad; y no le impidió después fotografiarse con la enorme estatua de Lenin erigida en la plaza principal.

Así era Carlos Torres. Descanse en paz.

Javier de Irízar Ortega

Carlos era un hombre de derechas sin doblez, pero profundamente demócrata. Tenía una mente abierta y libre,

 

Irízar fue alcalde de Guadalajara desde el 20-4-1979 al 15-06-1991.

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