La gentes que no conocen Guadalajara, siempre han dicho que nuestra ciudad no tiene muchos monumentos a visitar, lo que la convierte en la gran desconocida, ya que al fantastico Palacio del Infantado, que por su categoria siendo alcalde solicite para el a la UNESCO la declaracion de Patrimonio de la Humanidad, habría que añadir los torreones de Alvarfañez y el Alamín, la Capilla Luis de Lucena, el Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo, el Convento de La Piedad, el Palacio de la Cotilla, el Palacio de Davalos,la Concatedral, el Fuerte de San Francisco, el Palacio de la Diputacion y numerosas iglesias y capillas arraigadas en el corazón y en la historia de sus habitantes. Una “Ciudad hecha para querer”, que es el slogan que yo empleé para ella durante los años en que tuve el honor y el orgullo de regir la ciudad.
Hoy voy a escribir sobre uno de esos monumentos que tenemos en Guadalajara, el Salon Chino del Palacio de la Cotilla, un rincón singular de nuestra ciudad y casi único en España, ya que solo conozco uno de similares caracteristicas ubicado en el Palacio Real de Madrid, y del que en el año 2001, visto el estado de deterioro en que se encontraba promoví su restauración, que llevó a cabo un equipo de la empresa “Camacho S.L”, formado por Ivan Camacho,Lucía Casado y Angel Camacho, con un presupuesto cercano a los 72.000 euros(12 millones de las antiguas pesetas), que lo dejaron en las perfectas condiciones en que ahora puede visitarse.
Esta dentro del Palacio de la Cotilla, en la primera planta de un edificio de dos plantas de gran superficie, construído en las primeras décadas del siglo XVII y que sufrió a lo largo de los años varias modificaciones, las más importantes la que en 1892 tuvó lugar bajo la dirección del arquitecto Manuel Medrano y la que en los primeros años de la democracia y en 1995 llevó a cabo el Ayuntamiento de Guadalajara.
El Palacio de la Cotilla perteneció hasta 1905 a la madre del Conde de Romanones, doña Ana de Torres y Figueroa, siendo adquirido por el Ayuntamiento de Guadalajara en el año 1972 por un precio de 3.500.000 pesetas que recibió el entonce propietario, Jaime Figueroa y Castro.
El Salon Chino es rectangular, ocupando aproximadamente una superficie de 60 metros cuadrados y una altura de 4,20 metros. Posée dos ventanales enrejados de doble hoja y está dotado de un pequeño escenario para albergar el espacio idoneo para representaciones teatrales y conciertos musicales.
Todas las paredes a excepción de las del escenario, están cubiertos por un papel pintado en tiras verticales de distintos anchos recubriendolas hasta el techo a partir de un zocalo de unos 50 centimetros.
Los analisis efectuados demuestran que fue pintado en China y traído a Guadalajara a mediados del siglo XIX para su colocación. Se trata de un papel de arroz de extrema finura y los pigmentos utilizados en la obra son goauche y acuarelas.
Las pinturas reproducen distintas escenas de la vida feudal y leyendas epicas del medio rural, ejemplo del arte decorativo de la dinastía Quing.
En ellos vemos 380 figuras humanas, que transitan por calles y plazas; un colegio de niños donde el maestro les enseña a leer caracteres chinos en grandes despegables; el palacio del Jefe Político del poblado;un lugar de juegos y entretenimientos; una tienda; una especie de bar; se pueden contemplar soldados unos a pie y otros a caballo; mujeres lavando; niños que juegan; ancianos que parecen dar consejos...En resumen, una compleja y hermosa estampa del medio rural chino, que debió de llegar a nuestra ciudad, como hemos dicho a mediados del siglo XIX, y que seria el momento en que se colocó en el salon.
Se trata de una obra especial, totamente original por su procedencia. Por su textura y su contenido, bien merece una visita a nuestra ciudad, ya que se trata de algo que posiblemente no pueda contemplarse en otro lugar y que enriquece el acerbo cultural, histórico y monumental de Guadalajara:“una ciudad hecha para querer”, que debe dejar de ser la gran desconocida, porque junto con su gastronomÍa y el carácter hospitalario de sus gentes, siempre está abierta a recibir al visitante y mostrarle los vestigios mas preclaros de su historia de la que nos sentimos enormemente orgullosos.
José Maria Bris Gallego
26 de octubre de 2013.
Foto: Detalle del Salón Chino del Palacio de la Cotilla.






