Han dejado atrás los convencionalismos y el consumismo y han establecido la reglas de su propia vida. Saben lo que es tener estudios y conseguir un trabajo fijo. Pero no les gustó. Saben lo que es montar un negocio, hacer que funcione y vivir de ello, pero no les satisfacía. Rompieron con todo y decidieron viajar alrededor del mundo a lomos de La Furiosa, una furgoneta con 24 años que, además de su medio de transporte, es su casa. Ahora sí- aseguran- son libres y felices.
Lidia y Javier estaban predestinados a encontrarse. Javier García (33 años) es un guadalajareño de toda la vida. Vivió y creció en el barrio de las Cumbres, frente al parque de la Amistad. Luego se mudó a la Vaguada. Estudió un ciclo de ingeniería mecánica y empezó a trabajar de ello, pero no le gustaba. Se fue a Irlanda, allí trabajó de frutero y empezó a ser un poco más feliz.
Javier y Ldia venden postales con las fotos de los lugares que han visitado y han publicado dos libros. Lidia Geniz (31 años) llegó a Guadalajara a los once y tras un breve paso por Guadalajara capital, se instaló con su familia en Marchamalo. Estudió Químicas. Y empezó a trabajar en un laboratorio. Muchos habrían firmado por tener esa situación. No era su caso.
Sus vidas se cruzan en uno de los viajes de vuelta de Javier a Guadalajara y desde entonces no se han separado. Buscaron un plan que les hiciera felices y montaron una tetería coctelería en la calle Santa Teresa de Jesús, en Guadalajara capital. Se llamaba El Puerto de Amoy. Les iba bien. El negocio funcionaba. Conseguían dinero, pero no tenían tiempo de disfrutarlo. Descubrieron que no iba con ellos eso de trabajar once meses y descansar uno. Y buscando una salida pensaron en viajar. Y apostaron por la Van Life, una nueva forma de viajar, muy practicada en otros países, y que consiste, básicamente, en vivir en una furgoneta y recorrer el mundo.
Compraron una furgoneta de segunda mano a un vecino. La furgoneta, que bautizaron con el nombre de “la Furiosa” tiene 24 años y 210.000 kilómetros a la espalda, y se ha convertido en su casa.
El primer viaje
Con ella comenzaron el viaje en 2014. Sólo iban a ser unos meses por Europa. Salieron de España hasta Grecia. Pero la experiencia les enganchó y decidieron organizarse mejor. Se fueron a vivir a Escocia, y empezaron a preparar el siguiente viaje, hicieron su web viajera, editaron el primer libro y empezaron a transformar la furgoneta. En ese año viajaron por el Reino Unido trabajando en diversos lugares para ir ahorrando y volver a viajar por el mundo. Un año después volvieron a salir. Ya llevan 51.000 kilómetros.
Lidia en “La Furiosa”, una furgoneta del año 94 que han ido acondicionando según sus necesidades. Ahora es su casa.Desde el año 2014, con algunas paradas para reorganizarse, han recorrido 21 países de Europa. En octubre empezaron a viajar por Sudamérica. Ya han estado en Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile. El pasado viernes, tras tres semanas en Puerto Varas, pusieron rumbo a Bolivia.
En este tiempo ha habido buenos y malos momentos, los mejores para Lidia estuvieron en Grecia, los peores para Javier ocurrieron hace unas semanas cuando necesitaron recambios para su furgoneta. Tardaron varias semanas en encontrarlas y tuvieron que recurrir a amigos y familiares.
Vivir en una furgoneta
Su casa es “La Furiosa” una furgoneta del año 94 que han ido acondicionando según sus necesidades. En el primer viaje, que empezaron en la primavera del 2014 todo era muy básico. Viajaron durante seis meses hasta Grecia, pero el invierno se les echó encima, empezaron a pesar frío y se dieron cuenta de que tenían que estar mejor preparados.
Y empezaron a remodelar “La Furiosa”.
Cocinan al aire libre, pescan para alimentarse y lavan la ropa como antaño, usando un barreño. Lidia, cocinando a la brasa en la playa. Ahora tiene un sillón que se transforma en cama, un panel solar que les da electricidad, un toldo, han mejorado el aislamiento de ventanas, preparado una zona de almacenaje… Y todo lo han hecho ellos.
Cocinan al aire libre, pescan para alimentarse y lavan la ropa como antaño, usando un barreño aunque, a veces, encuentran familias que les invitan a comer y se ofrecen para lavarles la ropa. Ni siquiera el aseo diario es un problema. Cuando hace falta se duchan en un barreño y hace poco lo hicieron entre glaciares “es una sensación…- recuerda Lidia-… el agua caliente y saliéndote vapor del cuerpo”. Otras veces se duchan en un gimnasio, en gasolineras… “Hay mil maneras-aseguran- Una vez que te pones en ruta encuentras la forma de solucionarlo”.
También tienen un buen botiquín de emergencias que “parece una caja de herramientas” – dice Lidia- pero no lo suelen necesitar. Hace dos meses Javier se fisuró una costilla. Les pilló en Argentina, allí la primera consulta es gratuita. Otra vez se quemó la espalda. Se solucionó sin problemas. “De momento tenemos suerte- asegura Javier- y si hace falta nos cogemos un avión y nos volvemos a España”.
Vivir con lo mínimo
Con esa forma de vivir apenas gastan. En su primer viaje por Europa necesitaron menos de nueve euros al día para sobrevivir. Ahora calculan que se gastan al mes unos 300 euros al mes cada uno y la mayor parte del presupuesto, un 40 por ciento, más o menos, lo destinan a gasolina.
La Furiosa, de vuelta al mundo con 24 años a sus espaldas.“No pagamos luz, ni alquiler, ni calefacción, ni wifi…- recuerda Javier- Compramos ropa de segunda mano. También nos regalan ropa, hacemos trueque y Lidia vende artesanía…”
Además han empezado a rentabilizar su viaje: venden postales con las fotos de los lugares que han visitado y han publicado dos libros. Uno sobre cómo acondicionar una camper van. El otro, que acaban de publicar, es una guía con consejos para vivir la Van Life.
También tienen sus ahorros de la época en la que fueron pequeños empresarios. “Somos sencillos- asegura Lydia- y no necesitamos grandes cosas para vivir.”
Una forma de vida que ha cambiado también su forma de pensar. “Esta experiencia nos ha “reseteado”. Hay muchas cosas que nos ha enseñado la sociedad o la familia que no son reales- dice Lidia- Cuando sales fuera descubres que hay otras cosas” “A mí- cuenta Javi- me ha enseñado tolerancia, a respetar más otros puntos de vista, a conocerme más y a reestructurar mi vida.”
Tienen amigos por todo el mundo pero también les gusta estar solos. Disfrutan del silencio y de sentirse libres y aunque pasan las 24 horas del día juntos aseguran que siguen teniendo sus momentos personales de soledad. Si sienten morriña usan Skype.
De momento el futuro no es algo que les preocupe, aunque en alguna ocasión han hablado de ello. “Vivir en medio de la naturaleza- recuerda Javi- en una caravana… en un terreno en Asturias, buscando la forma de ganarnos la vida, pero eso es algo que siempre vamos a poder hacer. Para viajar en furgoneta hace falta otro espíritu y ahora es el momento”.
Y en ello están. Este último viaje tiene como objetivo final Alaska, eso sí, recorriendo por el camino toda América. Pero no será el último viaje, habrá más, pero es algo que por ahora, ni se plantean.







