
Entrevista con García Marquina, autor de "Cela. El rostro de un Nobel".
“¿Cuál es la realidad del Viaje a la Alcarria? El texto”.
“La relación entre Camilo y Guadalajara fue sincera y equitativa”
“Hay cosas de Cela que no se le perdonan, como es haber ostentado a Marina contra marea y exhibirla e imponerla en todas partes”
“Yo salvo al personaje. Camilo ni era un desvergonzado, ni una mala persona, como ahora cuenta Dragó”
Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Camilo José Cela, editorial Aache publica “Cela. Retrato de un Nobel”, una biografía de Paco García Marquina, posiblemente el hombre que mejor conoció a Cela en los últimos diecisiete años de su vida. Primero le dio cobijo en su molino de Caspueñas cuando empezaba su relación con Marina Castaño. Con Jesús Campoamor le busco casa por diversos pueblos de Guadalajara (Brihuega, Hita...), hasta que finalmente le encontraron una en la finca en El Espinar, junto a la ribera del Henares, con lo que el ya Nobel pudo abandonar un sencillo chalé que tenía alquilado en la urbanización de El Clavín. Y allí estuvo hasta su último raslado a un palacete en la exclusiva urbanización de Puerta de Hierro, en Madrid, donde murió.
La gran virtud que tiene este libro de Marquina es su honestidad. Difícil de lograr en ese complicado equilibrio en el que hay que sopesar los valores de la amistad y la obligación a la verdad a la que se debe cualquier biografía que se precie, para no caer en la hagiografía. Debo de decir que el escritor lo logra sin traicionar al amigo, con lo que su lectura es muy recomendable para todo aquel que quiera conocer al detalle la apasionante vida literaria y humana de un tipo como Camilo José Cela, que todo lo que hizo en la vida rayaba en la desmesura. De ahí su grandeza. Un libro, por tanto, absolutamenrte recomendable para llevarlo a la playa este verano; y especialmente para los alcarreños, que fuimos los vecinos del genio.
-Este libro tuvo una primera edición en América.
-Sí, sería el equivalente a la segunda edición del “ Retrato sobre Camilo José Cela”, que salió en Estados Unidos. Se editó allí porque Cela no era comercial. Lo que he visto con cierto desagrado es que en este centenario hay una gran cantidad de opiniones contrarias y algunas se ceban sobre su persona.
“Cela fue un comensal del franquismo, pero no fue franquista”
-Por cuestión política, tal vez. ¿Hay gente que le quiere pasar algunas cuentas?
-Por dos razones. Primero, porque Cela es un representante del franquismo. Mejor: era un comensal del franquismo, porque él no era franquista.Empezando porque Papeles de Son Armadans [la revista que fundó Cela en Mallorca] no se lo dedicó al Caudillo, como era preceptivo. Y luego tenía una disidencia calculada, para sobrevivir, aprovechando lo que podía. Ponía una vela a Dios y otra al diablo.
-Los exiliados empezaron a publicar en España en Papeles.
-Y gente impensable como Alberti, después de escribir esos panfletos en contra de Franco. La segunda razón a estas críticas es la antipatía que creó el engreimiento de Cela, propiciado mucho por su nuevo matrimonio. Hay cosas de Cela que no se le perdonan, como es haber ostentado a Marina contra marea y exhibirla e imponerla en todas partes. Marina tiene una pedagogía un tanto desastrosa; es muy antipática [los lectores del libro podrán encontrar multitud de anécdotas y sucedidos que así lo confirma]. Yo he escrito este libro para que los que le aman y le odian tengan argumentos para defender sus posiciones, aportándoles algo objetivo. Que consiste en no encubrir nada ni de lo bueno ni de lo malo de Camilo.
“Camilo ni era un desvergonzado, ni una mala persona, como ahora cuenta Dragó”
-¿Lo cuentas todo?
-Cuento todo lo que se puede contar.¿Y qué no se puede? Pues fundamentalmente aquellas cosas que yo sé por confidencias de amistad, y precisamente por esa amistad no las voy a contar. Pero no hay ninguna capital y que en el libro se encubra; y si no se dice con todas las letras, por lo menos se sugiere, para que el lector inteligente sepa a qué atenerse. Otra cosa es que siempre intento poner las cosas en su contexto, y doy también mi opinión, pero sin intentar sentar doctrina. La resultante en mi caso suele ser favorable; y yo salvo al personaje. Yo he tenido mucho trato con él y he llegado a la conclusión de que Camilo no era un desvergonzado ni era una mala persona como ahora dice Sánchez Dragó, un señor que se ha pasado toda la vida haciéndole la pelota y escribiendo frases del estilo: “¡Olé tus cojones!” Sobre todo porque, ahora, son muy patentes las sombras y vicios de Camilo.
Luces y sombras
-Díme algunos.
- Las sombras, que fue censor de publicaciones después de la guerra. O su instancia solicitando pertenecer a un cuerpo de información financiado por el Estado, que era un modo de delación. O todos los manejos para conseguir situarse y obtener unos premios... hasta el Nobel. Todo se lo trabajaba. Y luego otras incidencias que se descubrieron, después, como su connivencia con Fraga Iribarne y otras autoridades franquistas. Esas serían lasa sombras.
-¿Y las luces?
-El ejemplo de constancia que dió. La clave del éxito de Camilo es la absoluta confianza que tiene en si mismo y la tenacidad. Eso que él decía: “El que resiste gana”. Naturalente eso tiene su contrapartida, porque también puede ser un sinónimo de terquedad.
-Tu eres der las personas que mejor conocen al Cela de la última época.
-Por situaciones de la vida. Camilo José Cela Conde, su hijo, nos decía en el entierro: “¡qué cosas sabéis de mi padre que yo ignoro!”. Ahora él ha recurrido a mí porque, según dijo, soy el testigo de sus últimos diecisiete años. Hemos grabado una película en la que yo tengo una intervención y ahora estamos muy relacionados.
“Cela fue irregular, porque siempre quería innovar”
-Como escritor, qué obras valorarías más. Hay cosas muy buenas, pero también otras que no lo son. Cela fue irregular.
-Pero es por su tendencia a innovar. El decía que un artista, como un pintor no es el que se encasilla en una manera de pintar, sino el que busca y arriesga. Y al arriesgarse sufre tropezones. Así, se metió en “Oficio de Tinieblas” (1973) dentro de una literatura del non sense ,y luego se dio cuenta de que aquello era un callejón sin salida; y ahí quedó. Hizo otros ensayos, como “Mrs Caldwell habla con su hijo” (1953), que es un libro que en su tiempo no se valoró, casi se omite, y sin embargo es un libro excelente, pero de tipo lírico. Después del Nobel entró en una etapa de mantenimiento de ese Nobel. Yo me sé la carpintería de sus artículos y repeticiones; y las cuento en el libro. Sin embargo, es curioso que la última de sus obras, “Madera de boj” (1999), sea un buen libro, pero no es una novela.
-Mas un ensayo...
-Un ensayo lírico. Es como si avistando ya a la muerte volviera a sus inicios, que también fueron líricos.
Los “negros” de Cela
-¿Qué hay de leyenda y verdad sobre los “negros” de Cela? Se habló mucho de “La cruz de San Andrés”, el Planeta que le dieron a Cela después del Nobel.
-En el libro hablo de ellos. Los escritores fantasmas. Yo lo abordo aunque sin llegar a conclusiones definitivas. Porque no se puede. Si yo te digo que Cela no tuvo ningún negro, un argumento negativo no es probatorio, y si lo hay que alguien levante el dedo. Y entre los que lo levantan tendrían que probarlo. Yo hago una serie de elucubraciones en torno al tema y sin llegar a una conclusión nítida, hablo de formas intermedias. Por ejemplo: la documentación. Cela necesitó de muchos documentalistas, y en general es así en todo escritor muy prolífico, que suele tener esas asistencias. Todos los grandes best-sellers corresponden a un equipo. En los grandes artistas ocurría igual: el maestro dibujaba el lienzo, y unos pintaban los pájaros, otros los árboles...El maestro lo veía, daba unos retoques y firmaba. En el caso de Camilo te pongo algunos ejemplos concretos: en “El hombre y el mar” (1990), lo escribió en colaboración con su hijo, que sabía de náutica. En “Nuevo Viaje a la Alcarria” (1986), yo le aporté muchísimas cosas, datos sobre los personajes que poblaban las orillas del río Ungría. Toya, mi mujer, le aportó cosas sobre filosofía para otros trabajos. Pero yo le suministraba los materiales en bruto y luego él hacía su composición, naturalmente, y los utilizaba para sus personajes. Afinando un poco más.
“Los únicos que saben lo que pasó con La cruz de San Andrés son Marina y Balcells”
-“La cruz de San Andrés” (1994), por ejemplo.
-Sigue siendo un misterio. Las únicas personas que saben lo que pasó fueron Marina Castaño, y su agente Carmen Balcells, hoy difunta. Allí se debatían dos cosas: el premio Planeta y el plagio. En cuanto a lo primero, siguió el rito de todos los premios planetas, que consiste en apostar por un candidato, facilitarle las cosas, recibir una asistencia... Un libro que cumpla ciertos parámetros, sexo pero no muy explícito, que no se aparte de la actualidad, que se escriba con párrafos cortos para que se pueda leer en el metro. Esas cosas, normales. Cela gana el premio con todo ese rito, pero como es muy osado, en la misma redacción va descubriendolo todo, y así escribe: Mi agente literaria Paula Phills me da estos consejos... Y lo va desvelando con descaro y como en una purga. El asunto del plagio nos llevaría mucho tiempo, pero puedo decir que lo que hubo de plagio fue a pesar de Camilo. ¿Pero cómo se le va a ocurrir a Camilo copiar de una desconocida? Y sobre todo porque Camilo no abdica de su estilo. Copia cosas absolutamente irrelevantes. Como que en una aldea hay una mujer que orina de pie.¿Qué ha podido pasar? Hay quien dice que contrató a dos “negros” y no se ponían de acuerdo; yo a esto no le doy ningún crédito.
Te voy a contar una anécdota: hubo un periodista que dijo que la última obra teatral que hizo sobre El Bosco se la habíamos escrito Toya [María Antonia Velasco] y yo; y la verdad es que la comunidad de Madrid le encarga una obra a Camilo, él necesita asesoramiento sobre la época, y le proporcionamos un par de tomos con nuestras indagaciones sobre la época. Pero yo liquidé hasta el IVA por ese trabajo. Y luego Camilo utilizó lo que quiso de esa información, pero con una redacción suya.
Yo sí he sido “negro” de Cela en las entrevistas. Le he hecho algunas con las preguntas y las respuestas. Y él solía decir: “Coño, que cosas más bonitas digo”, y si le parecían adecuadas las firmaba y si no las tachaba. Pero no hay que confundir el “negro” o el asistente con el plagio. El plagio de Cela fue a pesar suyo. El se murió sin saber de dónde le venía la cosa. Yo pienso como Umbral que fue una lucha entre editoriales. No me creo que Planeta fuera a dejar a alguien un manuscrito de un libro que se ha presentado al premio.
-Eso es de locos.
-Luego el camino es distinto.
Retrato de Cela en el Museo del Viaje a la Alcarria en Torija./ GD. “Marina no fue determinante en que Camilo dejara Guadalajara”
-Yo leí tu libro cuando se publicó en Estados Unidos. Y en él ya dabas muchos detalles de la vecindad de Cela con Guadalajara y de la relación de Cela con Marina.La relación con Guadalajara, para mí, fue muy sincera.
-Tu lo conoces tan bien como yo. Sincera y equitativa.
-Camilo está en Guadalajara porque le apetece, y llega a escribir que de aquí no le saca ni la Guardia Civil. Pero se marcha a Madrid y se le atribuye la “culpa” a Marina Castaño.
- Camilo ya tenía un cierto deterioro físico, y como el centro de la cultura es Madrid había días en que tenía que ir dos veces; y volver. También es cierto que a Marina le gusta la vida en la Corte. Pero no es determinante. La verdad es que hay un momento en el que convinieron los dos, y muy a pesar de Camilo, que Madrid es donde mejor estaban. Para Camilo marcharse de Guadalajara, por el volumen de su vivienda, supuso tener que renunciar a muchas cosas. Acumulaba de todo. Tenía una colección de cuernas preciosa, que en parte ahora las tengo yo, y el resto se lo llevó Teodoro Pérez Berninches, el mielero de Peñalver. Y cuando nos vemos me recuerda que somos hermanos de cuernos (risas).
El Viaje a la Alcarria y la realidad
-¿Qué visión trasmite Camilo en el Viaje a la Alcarria? ¿Compasiva? ¿Burlesca?
-Hay algunos autores que dicen, incluso desde Guadalajara, que Camilo trata despiadadamente a la Alcarria.
-No lo comparto.
-Yo tampoco. De hecho, lo que él ha dicho, siempre, es que lo peor es la indiferencia. Se trata de que algo duela para que se pueda recordar. Algunos sacan ejemplos esperpénticos de tontos y gente así, pero luego alaba el modo de ser de los alcarreños, su sufrimiento; muestra también esa diferencia entre un pasado glorioso y una vida miserable. Reconoce que son acogedores y da ejemplos como el de Celedonio Torralbo, alcalde de la Puerta, que en tiempo de escasez regala una hogaza de pan a un desconocido. Lo de Budia [donde Cela estuvo arrestado por unas horas] hay que calificarlo como anecdótico [y personalmente pienso que buscado, porque Cela no se identificó cuando llevaba un salvoconducto del gobernador civil] Hay un video sobre el asunto del CRA de Budia, hecho por los niños, que es emocionante. Yo vengo a decir que existe una realidad física y luego hay otra imaginaria. Y ambas son verdad, pero la primera interesa poco. ¿Cuál es la realidad del Viaje a la Alcarria? El texto.
CELA. Retrato de un Nobel
Francisco García Marquina
Aache Ediciones. Guadalajara, 2016
640 páginas, con fotografías, notas, e índices.
Encuadernación en cromo y tapa dura.
ISBN 978-84-15537-98-4
P.V.P.: 25 €.







