Tres religiosos nacidos en Almadrones, Horche y Sotodosos, y que fueron asesinados por tal condición en la Guerra Civil, serán declarados beatos en octubre. Será en Tarragona en donde se celebrará una beatificación masiva de "mártires" de la guerra civil. Entre ellos hay otros 5 que perdieron la vida en Guadalajara en aquellos años violentos.
Tres religiosos nacidos en otros tantos pueblos de la diócesis de Sigüenza-Guadalajatra serán proclamados beatos en una masiva ceremonia de beatificación de "mártires de la guerra civil española", que tendrá lugar en Tarragona, el domingo 13 de octubre.
Se trata de Gumersindo Sanz Sanz, hermano hospitalario, que nació en Almadrones en 1878 y sufrió martirio en Málaga en agosto de 1936; de Victoriano Calvo Lozano (1896-1936), misionero redentorista, hijo de Horche; y el padre jerónimo Manuel Sanz Domínguez (1887-1936), nacido en Sotodosos, al que se recuerda como restaurador de la Orden de los Jerónimos.
Las beatificaciones de Tarragona sumarán más de medio millar de beatos-mártires de la guerra civil española. Entre ellos se cuentan otros cinco religiosos, no nacidos en Guadalajara, pero que les pilló aquí la guerra y fueron asesinados por su condición de sacerdotes. A todos ellos la Iglesia les considera "mártires" de la fe.
El más conocido de ellos es el padre José María Ruiz Cano, sacerdote claretiano, educador en el seminario claretiano del Palacio de Infantes de Sigüenza, donde se inició su causa de canonización en 1954. Los otros cuatro restantes pertenecían a la congregación de religiosos paúles, que residían en el antiguo convento de Ntra. Sra. de la Concepción, de Guadalajara, que estaba cerca de la Diputación Provincial. Sus nombres eran Ireneo Rodríguez González, Gregorio Cermeño Barceló, Vicente Vilumbrales de la Fuente y Narciso Pascual Pascual. Fueron detenidos, internados en la cárcel de Guadalajara y fusilados en diciembre de 1936 en una terrible jornada con otros dos centenares de presos considerados desafectos a la República.







