La multinacional francesa Orange se va a convertir en la propietaria de Jazztel tras la aceptación de la oferta de compra al 100 por 100. Y esto plantea una pregunta que ahora nadie es capaz de contestar: ¿Cuál sería el papel del call-center en Guadalajara en la estructura interna de una compañía más grande como Orange?
Jazztel cambia de dueño. La operación es redonda para sus principales propietarios y accionistas. Un total de 13 euros en efectivo por título de Jazztel, lo que significa un monto total de 3.333 millones de euros. Solo su presidente, Leopoldo Fernández Pujals, percibiría por la operación 483 millones, correspondientes al 14,48% de los títulos que ostenta. Ante la oleada de rumores sobre compras en este último año (Vodafone manejó adquirirla pero al final se decidió por ONO), las acciones de Jazztel han subido un 55% en 2014. Por lo tanto, todos parecen ganar.
La adquisición, sin embargo, tiene una importante ramificación en Guadalajara.Y es lógico plantearse una pregunta que ahora nadie es capaz de contestar: ¿Cuál sería el papel del call-center Jazzplat Guadalajara en la estructura interna de una compañía más grande como Orange? Solo los directivos de Orange cuando se formalice la operación de compraventa de la compañía lo podrán aclarar.
Nuestra esperanza es que el crecimiento exponencial que ha tenido la citada plataforma desde su inauguración en octubre 2012 sea suficiente aval para los nuevos propietarios. Hay que recordar que solo en la en una primera etapa se llegaron a crear 562 puestos de trabajo, y ahora ya andan por los sesiscientos. Empezaron con el alquiler de una planta en el edificio Europa de Hercesa, ahora ya tienen dos, e incluso en pleno proceso de conversaciones entre Orange y Jazztel han seguido las contrataciones. La importancia de este call-center era reconocida por el consejero-delegado de Jazztel José Miguel García, durante la visita que realizó el noviembre del año pasado a Guadalajara acompañado del alcalde Antonio Román. Allí ratificó que continuarían ampliando el número de puestos de trabajo. Y lo han hecho.
¿Cuál será la nueva política de Orange hacia Jazzplat? Cualquier respuesta ahora sería una pura especulación. Pero tampoco se puede negar que estos cambios generan incertidumbres, que solo el tiempo logrará despejar en el mejor de los casos. En este sentido, cuando hace unos días se le preguntó al alcalde Antonio Román por el futuro de los puestos de trabajo en Jazzplat este contestó que no se entrara en especulaciones que pudieran sembrar el alarmismo mientras que no hubiera nada confirmado oficialmente.
Es la respuesta políticamente correcta que hay que dar en este caso, aunque no estaría de más que el Ayuntamiento siguiera muy atento al desenlace de esta compra por absorción a la que todavía le quedan muchos flecos por hilar.
Y en ese sentido, no es superfluo recordar algunos antecedentes. Por ejemplo, lo que sucedió tras la adquisición de Amena por France Telecom España, que se unieron en una única sociedad el 1 de agosto de 2006, para iniciar la andadura de la marca Orange en octubre de ese mismo año. Antes de la fusión, tanto France Telecom España como Amena tenían sus sedes en otros parques empresariales. La primera estaba en el Parque Empresarial Juan Carlos I y Amena, en Alcobendas. Tras la fusión cerraron ambas sedes y centralizaron los servicios en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, concretamente en el Parque empresarial La Finca.
Eligieron esta zona por varias razones. La principal fue que “tras la fusión de Wanadoo y Amena, necesitábamos unas nuevas instalaciones no demasiado alejadas de Madrid capital, que pudieran acoger al conjunto de los empleados y que permitieran el crecimiento si fuera necesario”, explicaba entonces una portavoz de Orange. Las citadas instalaciones ocupan unos 31.000 metros cuadrados de un moderno edificio de Pozuelo (en la fotografía), convertido la central de Orange para la que trabajan más de 3.200 empleados, que tienen una media de edad de 37 años.
Estos son simplemente antecedentes. Que los damos a título puramente informativo. Lo que pueda suceder a partir de ahora se nos escapa. También al Ayuntamiento de Guadalajara, que lo único que puede hacer es seguir muy atento a futuros movimientos y continuar colaborando con estas y otras empresas que se han instalado en Guadalajara, como hizo con Jazztel. No hay que olvidar que puso a su disposición las instalaciones municipales para los procesos de formación y selección de personal, y que siempre estuvo receptivo a lo que pudiera colaborar. Pero las decisiones últimas son de las empresas.
Confiemos en que el futuro de Jazzplat Guadalajara se despeje pronto y nos lo hagan saber.






