A medio camino entre Cuenca y Madrid, y a hora y media de Guadalajara por la Autovía de Valencia, sobre la ladera de una empinada colina, se alza Uclés, una hermosa villa de orígenes celtíberos y romanos con aires medievales. De su trascendental historia en la reconquista castellana, quedan restos de murallas, templos en diversos estado, y sobre todo el Monasterio de la Orden de Santiago, un conjunto monumental extraordinario a la par que majestuoso, que parece un Escorial en pequeño.Apenas un siglo pudieron habitar los caballeros santiaguistas su monasterio después de terminado. El 13 de enero de 1809 tuvo lugar la famosa Batalla de Uclés y el primer saqueo, que continúo durante toda la Guerra de Independencia, y la invasión de las tropas napoleónicas causó daños irreparables.
El monasterio formaba parte de un conjunto de fortificaciones que tuvo sus orígenes en la dominación musulmana de la Península Ibérica. Tras su reconquista por los cristianos fue donado por el rey Alfonso VIII a la Orden de Santiago, fundamental en la reconquista. Era el 9 de enero del año 1174, como se recoge en el llamado Tumbo Menor de Castilla. Una de sus miniaturas muestra la escena de la donación junto a un dibujo del primitivo castillo.
Las desamortizaciones obligan a cerrar el edificio y la Orden de Santiago lo abandona de forma forzosa. En 1874 pasa a ser propiedad del Obispado de Cuenca, que establece en él una sección del Seminario Conciliar de Cuenca. Ahora es una empresa especializada quien lo explota, y a juzgar por lo que vimos lo hace con muy buen criterio.El criterio museístico para la visita y el montaje audiovisual es muy interesante para el que fue antiguo seminario conquense y enclave de la orden de Santiago, que tiene un tratamiento especial junto con otras órdenes militares tan importantes en la reconquista castellana.
