Como universitario, todos los días cojo un tren muy temprano, un CIVIS que me lleva de Guadalajara a Chamartín en aproximadamente una hora. Como es normal, siempre hay retrasos, puede llegar a tardar unos 10 minutos en llegar o quedarse parado en mitad de la nada. Pero todo esto son retrasos asumibles, que sabes que pueden ocurrir, pero con la huelga de estos días, los retrasos pasan a otro nivel.
En este segundo día de huelga esperaba poder subirme a mi tren, ayer (primer día) no tuve mas problema que un cambio de vía, pero hoy, los minutos pasaban, y ningún tren aparecía.
A los 10 minutos de esperar al CIVIS, que no hizo amago de aparecer, la gente en el andén empezó a contactar con familiares con el fin de buscar alternativas para llegar a su destino, yo no fui menos. Decidí esperar, por megafonía solo repetían “Queridos viajeros, con motivo de la acumulación de trenes en la estación de Chamartín, los trenes están sufriendo fuertes demoras”.
A la media hora de esperar, decidió llegar un tren, un C-2 normal, de los que paran en todas las estaciones (y tardan 1 hora y media en llegar a Chamartín de normal). No me salían las cuentas.
Si cogía ese tren y si las cosas eran normales, llegaría a Chamartín 15 minutos después de empezadas las clases, ya llegaba tarde. Así mismo había que sumarle el retraso que pudiera tener por las aglomeraciones y el trayecto del cercanías de Chamartín a la universidad (que se detiene más de 10 minutos en cada parada).
Otra opción era irse en bus, pero toda la gente que no estaba en el tren estaba esperándolo, con lo que oficialmente era imposible llegar a una hora razonable.
Desde Renfe aseguran un mínimo del 75% de frecuencia durante las horas punta (en mi caso lo era), y la frecuencia de los trenes ha brillado por su ausencia. De los 5/6 trenes que deberían haber pasado en 1 hora, solo ha venido 1, que ha tardado unos 15 minutos en salir. No me quiero ni imaginar cómo será el 50% de frecuencia.
Al final no me ha quedado más remedio que volver a casa y saltarme las clases, espero que esta huelga acabe pronto, porque ir y venir de Madrid ha pasado de ser un suplicio a ser un infierno.
Mario García, estudiante de Ingeniería Informática






