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ACCEM, bandera de la lucha contra la exclusión social

Accem portada

 Desde que llegó a Guadalajara ACCEM no ha parado de crecer. Aterrizó tímidamente en Sigüenza y tras mucho trabajo se ha convertido en una importante ONG que ya no centra sólo en ayudar a los refugiados sino que lucha para integrar a todas las personas en situación de necesidad.

Por sus oficinas pasan familias con problemas de desahucio, con trabajos precarios que no dan para hacer frente a todas las facturas, o refugiados que no saben por dónde empezar para iniciar una nueva vida.

“Braulio Carlés, es un no parar. No sabemos cómo va a acabar. Empezó con los albanokosovares a finales de los 90 y ahora aquí está”. Esta frase pronunciada por Pedro Puente, presidente Nacional del ACCEM (Asociación Comisión Católica de Migrantes) , durante la inauguración de la nueva sede de esa ONG en Guadalajara capital, resume muy bien el crecimiento de la asociación en Guadalajara.

ACCEM, una asociación de ayuda al refugiado nacida en los años 90, empezó a realizar su labor con los inmigrantes españoles que se marchaban a Europa, pero la realidad social cambió y se empezó a trabajar con solicitantes de asilo que llegaban a nuestro país.

Con trabajo, pero pobres

Las primeras experiencias fueron en Gijón, León y Sigüenza, “empezamos una andadura de 24 plazas con las dificultades propias de los inicios- relata Braulio Carlés, presidente de ACCEM en Castilla La Mancha- hasta que llegaron los albanokosovares en el 99 y dimos un salto cualitativo de 24 plazas de acogida pasamos a 60 en Sigüenza”. 

Y fueron evolucionando. Refugiados, inmigrantes, pisos para menores solos que llegaban a la península… Luego, con la crisis en España, empezaron a trabajar con menores de la región. Llegó empleo, vivienda… También se tendieron lazos con el gobierno de España y empezaron a atender a sirios, iraquíes, venezolanos... En este momento ACCEM tiene repartidas 1.500 plazas por todo el país. En CLM hay 60 en Sigüenza, 36 en Guadalajara, 60 en Albacete y 36 en Toledo.

carlesbraulio Braulio Carlés."Nuestro buque insignia es la protección internacional y la ayuda a inmigrantes y refugiados, pero a raíz de la crisis vimos muy claro que no nos podíamos quedar ahí".  En 2018 desde ACCEM reconocen que la salida de la crisis, de la que tanto se habla, también se está dejando “la primera respuesta es sí- afirma Carlés- pero no hay que olvidar el término que acuñó Caritas. “El de los trabajadores pobres”. La gente tiene trabajo pero sigue siendo pobre. Una familia de cuatro o cinco miembros aunque tenga trabajo no puede mantenerse con 800 euros. Sigue siendo pobre por eso la gente además de trabajar tiene que hacerlo con salarios dignos y los empresarios y los sindicatos deben poner de su parte para humanizar a las personas y poder salir de este bucle que mantiene a esos trabajadores en los servicios sociales”. 

Una ONG en constante evolución por la crisis

Para Braulio Carlés la clave del éxito de ACCEM es ser camaleónico e ir cambiando en función de las necesidades que hay en cada momento “hemos intentado leer siempre lo que pasaba en la sociedad y hemos intentado dar una respuesta”. 

Uno de los cambios que tuvieron que acometer fue atender las necesidades de las familias españolas durante la crisis. “Nuestro buque insignia- explica Braulio Carlés- es la protección internacional y la ayuda a inmigrantes y refugiados, pero a raíz de la crisis vimos muy claro que no nos podíamos quedar ahí porque, por hacer un bien, (acoger a un inmigrante); podíamos hacer un mal, que es que familias de aquí que no podían pagar una hipoteca, que no tenían trabajo o vivienda; no tuvieran una respuesta estando en su terreno, en su país, mientras se da respuesta a los que vienen de fuera”.

Y así fue como , además de trabajar con inmigrantes y refugiados en riesgo de exclusión, empezaron a hacerlo también con españoles, gente de CLM y gente de Guadalajara. “Si no lo hacemos así los de aquí se van a enfadar y con toda la razón”- apostilla.

 Programas de acompañamiento y vivienda 

Acem1 El antiguo centro social del barrio, un espacio que ha sido cedido por el Ayuntamiento durante 25 años./GDEn ese papel camaleónico ACCEM cuenta cada vez con más programas de ayuda. En la sede de Los Manantiales han instalado varios departamentos donde se ofrecen todo tipo de recursos. El primer contacto es siempre con los técnicos que son los que detectan las necesidades de cada uno y les derivan al departamento correspondiente. Si son llegados de otros países se les deriva a las oficinas de atención internacional. En primer lugar se les atiende tras la llegada, luego pasan a una situación de acogida temporal, instalándose en los pisos que tienen repartidos en Sigüenza, Guadalajara capital y otros puntos del país. Finalmente llegan a fase de autonomía en la que pueden valerse por sí mismos. En ese tiempo, que suele durar unos tres años, desde ACCEM les acompañan para aprender el idioma, habilidades sociales, les asesoran para acudir a talleres de formación o para que conozcan los recursos de la zona y aprendan a desenvolverse. Que se queden en Guadalajara o no depende de que tengan lazos familiares o amistades en el país.

Pero también se trabaja con vecinos de la provincia, personas que normalmente necesitan ayuda para cubrir las necesidades básicas, solucionar los problemas de vivienda o el empleo.

Cada caso es derivado a la sección correspondiente. La de vivienda- señala su responsable- funciona como una “especie de agencia inmobiliaria” pero sin remuneración económica. “Nosotros no tenemos pisos pero mediamos para encontrar una vivienda en el mercado y que las condiciones sean buenas para el inquilino y el propietario”. El realojo de las familias desahuciadas de los pisos de GICAMAN ha sido uno de sus últimos trabajos. 

Acem2Por sus oficinas pasan familias con problemas de desahucio, con trabajos precarios que no dan para hacer frente a todas las facturas, o refugiados que no saben por dónde empezar para iniciar una nueva vida./GDDesde ACCEM también se trabaja de forma conjunta con otras entidades como Cáritas, o Cruz Roja. “De hecho trabajan juntos en diversos programas con Guadacoge y Cáritas como el del empleo o el de aprendizaje del español”- recalca Carlés. También hay colaboración en los programas de “restaurante solidario” y “supermercado solidario” que organizan junto con Cáritas en Casa Nazaret. 

230 comidas diarias

El restaurante solidario ofrece en la actualidad 230 comidas al día aunque en los momentos más complicados de la crisis llegó a las 450 diarias. El perfil de los que necesitan este recurso es de lo más variado “desde personas sin hogar, hasta inmigrantes, menores, gente joven que estuvo con nosotros y ha vuelto a recaer, familias monoparentales, personas que limpian pisos y no pueden hacer frente a sus cargas familiares… Es muy variopinto. Casi todos tienen en común la falta de trabajo, la pérdida de la vivienda que a veces les lleva al alcohol u otras sustancias, gente con situaciones crónicas…”- destaca Carlés. 

También se atiende en este restaurante solidario a familias completas que recogen la comida la comida y se la llevan a su casa. Un servicio que, según reconoce, el presidente regional de ACCEM, a veces es criticado. “Es muy frecuente ver a un marroquí con un coche Mercedes muy viejo que se le da comida y dicen ¿cómo le dan comida teniendo ese coche? Ese coche es muy viejo y es una forma que tiene la persona de tapar lo que más le cuesta: tener que aceptar la humildad de que les den comida para poder vivir. Para ellos es una forma de disimular eso. Esa actuación nos puede parecer extraña pero de fondo hay otras cosas y deberíamos evitar la crítica”- asevera Carlés. 

Un economato solidario que ayuda a que la gente no se humille.

Otro de los recursos que hay en marcha es el “supermercado solidario”, un espacio al que acuden a comprar las personas con bajos recursos “la gente pudiente no puede venir a nuestro supermercado- explica Carlés- Son gente que pasa por el dispositivo de Cáritas y ACCEM y cuando vemos que no pueden vivir yendo a Mercadona o al Día, como cualquier ciudadano; les damos esta opción, que es revisada cada seis meses”. El supermercado solidario funciona con precios bajos, normalmente al 50 por ciento del precio de mercado. “Es una especie de economato que ayuda a que la gente no se humille.”

Acem3 "Los primeros comentarios fueron que si íbamos a meter negros a vivir aquí… que si había camas dentro del centro social… Son planteamientos normales ante lo desconocido. Para solucionarlo ahí está el trabajo que hagamos nosotros. Así los vecinos verán lo que realmente hay. Después intentaremos que, además, colaboren con nosotros. La idea es que podamos vivir juntos de la mejor manera posible”.  Pero el trabajo de Accem sigue extendiéndose. Hueco que ve, hueco que intenta cubrir. Desde hace años trabaja también el tema del envejecimiento activo, empezaron hace años con Brihuega y se ha ido extendiendo a Mondéjar, Illana, la Alcarria Alta y Atanzón… y quieren ampliarlo a Hita, Jadraque, Sigüenza y Molina de Aragón. Con los mayores de estos pueblos organizan programas de todo tipo desde psicomotricidad para que tengan más agilidad en el movimiento de manos o pies hasta el manejo de una Tablet, bailes, clases de cultura general… “Todo esto nos va ayudando a integrarnos en el territorio y que no nos vean como un paracaidista que va a invadir su espacio”- afirma Carlés.

 La llegada al barrio de Manantiales 

Precisamente eso es lo que están haciendo ahora en el barrio de Manantiales, del que Carlés  es además su párroco. Porque su llegada al antiguo centro social del barrio, un espacio que ha sido cedido por el Ayuntamiento durante 25 años, no ha estado exenta de recelo. El propio alcalde, Antonio Román, lo reconocía durante el acto de inauguración de la nueva sede, y Braulio Carlés, comprensivo, lo ve como algo absolutamente normal. “Estamos acostumbrados. Cuando llegamos a Sigüenza ya pasó y ahora es igual. Los primeros comentarios fueron que si íbamos a meter negros a vivir aquí… que si había camas dentro del centro social… Son planteamientos normales ante lo desconocido. Para solucionarlo ahí está el trabajo que hagamos nosotros. Así los vecinos verán lo que realmente hay. Después intentaremos que, además, colaboren con nosotros. La idea es que podamos vivir juntos de la mejor manera posible”. 

 

 

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