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De Retiendas a Valdesotos, con parada en Bonaval

 Metidos en pleno verano, y con las sofocantes temperaturas que nos depara la madre naturaleza, este cronista viajero no quiere arriesgarse a que algún caro lector acabe padeciendo una lipotimia por practicar el senderismo. La ruta que hoy les sugiero está garantizada contra los excesos de los rigores del calor. Empieza con una visita a las ruinas de Bonaval, sigue con un refrescante paseo por una senda sombreada por robles, encinas y terebintos, y termina junto al puente medieval de Valdesotos en una zona apta para el baño. Estamos en la cuenca alta del Jarama, todavía un aprendiz de río.

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A primera hora de la mañana, montamos en nuestro coche y tomamos la carretera de Fontanar hasta llegar a Humanes, para coger allí el desvío hacia Tamajón justo antes de llegar a la gasolinera (es la última). La carretera es buena y pasando Puebla de Beleña, a unos doce kilómetros, aparece un desvío señalizado a la izquierda que nos conducirá, por curvas sinuosas, hasta el pueblo de Retiendas, que se asienta en una vaguada  protegida por montes erosionados de arenisca roja.

El coche lo dejamos  en Retiendas junto a un bar cerca del arroyo, que da también comidas  y nos viene bien para proveernos de refrescos. Desde allí seguimo0s a pie y  cogemos la carretera que sale en dirección al embalse de El Vado. A la izquierda vemos las tapias del cementerio del pueblo y un poco más adelante, en una curva de la carretera, antes de cruzar el puente, giraremos a la izquierda para meternos en una pista de tierra. Hay que tener cuidado por  porque muy pronto la pista se bifurca en dos direcciones. Tomamos el  sendero de la derecha, que  nos llevará en breves pasos hasta un bosque de encinas que se va haciendo cada vez más tupido y sugerente.   

Bonaval

bonaval2En poco más de media hora, si vamos a pie, estaremos ante las ruinas del monasterio de Bonaval. Este monasterio abandonado fue un cenobio de la orden del Císter. Consta de una imponente iglesia de tres esbeltas naves, la central de mayor altura que las laterales. La cabecera tiene un ábside mayor y está flanqueada por dos capillas o ábsides menores, comunicadas entre sí. Todavía podemos apreciar cómo se cubrían por bóvedas, con nernios muy marcados y de medio punto.En una esquina de lo que fue crucero, a la derecha de la entrada, hay una grieta que  permite el acceso a una escalrilla que asciende hasta la torre. Desde arriba del todo, hay una visión de la planta y de la ya centenaria higuera que brotó del suelo del templo y que se ha ido adueñando de gran parte del interior.

Destaca  sobre todo la puerta de entrada que se conserva en el tramo sur del crucero. Es abocinada, flanqueada por cuatro pares de columnas que se coronan con capiteles de decoración vegetal y archivoltas en proceso de descomposición. El acceso  a su interior está vallado y no se permite el acceso.

Adosado al templo se levantó un monasterio, del que hoy quedan los restos de sus muros. El cenobio responde a la idea de repoblación monástica, para frenar una posible reconquista musulmana. Los Templarios tenían casa en Albendiego y el asentamiento junto al Jarama se encomendó a los monjes del Císter, que junto a la iglesia levantaron ese monasterio y que contenía todo lo que era habitual: refrectorio, cocina, biblioteca, almacenes y huertos. 

bonaval8Este complejo está en ruinas desde tiempos inmemoriales. Complica la situación que que juridicamente pertenece a múltiples propietarios de  Retiendas, un ayuntamiento sin recursos. El pueblo lo compró por 10.500 duros en 1894 a particulares que se hicieron con la propiedad tras la fallida desamortización de Mendizábal de 1821, que en esta provincia supuso un verdadero desastre para la conservación del patrimonio religioso. Sin recursos,  cualquier obra de rehabilitación necesitaría de la Junta de Comunidades o el Estado, a través de su programa del 1 por ciento Cultural. Pero nadie se da por aludido y cada año esta joya del Císter está más arruinada. Una  vergüenza para esta provincia, para esta región y para  un estado como el español.

A cincuenta metros del monasterio está el cauce del río Jarama, que en verano se nos muestra con más caudal que el habitual, con lo que será posible el baño. Unas irreductibles ranas de aspecto diminuto pegan el salto cuando me acerco a refrescarme los pies. Es temprano y el que quiera pude bañarse sin temor a ahogarse. Pero el puente de Valdesotos nos espera.

Para ello tenemos que desandar apenas cien metros del camino hasta llegar  al punto en que empezamos a ver las ruinas de Bonaval. Justamente a la izquierda se inicia la senda que localizaremos fácilmente, sirviéndonos de referencias un cartel de «Prohibido acampar». 

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Al resguardo del encinar

El bosque de encinas que nos ha acompañado desde Retiendas, se va haciendo cada vez más tupido a medida que avanzamos siguiendo el curso del Jarama, que nos queda abajo, en la hondonada. La sensación de frescor es reconfortante porque los rayos solares apenas consiguen penetrar entre la vegetación, lo que recrea a todo el entorno de un microclima especial. Resulta chocante encontrar zonas de musgo que sobreviven a los rigores del verano, al cobijo del roble o la encina.

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El valle se va cerrando por momentos y el horizonte nos regala una vista hermosa. Un farallón de roca que nos recuerda a los barrancos del Dulce y el Alto Tajo y que parece cerrar nuestro camino. El río hace un recodo de más de cuarenta y cinco grados, y la senda se pega a la pared continuando el cauce del río. El paisaje se va transformando, a medida que avanzamos, y hay que volver la vista a atrás para descubrir nuevas perspectivas. El bosque de encinas ha quedado atrás, pero no la sombra que, a esa hora de la mañana, se extiende mansamente por todo el cañón.

Más adelante la senda se empieza a empinar hasta llegar a una pradera que nos aleja temporalmente del cauce del Jarama, que pronto retomaremos sin perder el camino. La pradera nos lleva directamente al lecho de otro barranco, menos pronunciado que el anterior, que nos conducirá sin pérdida hasta nuestro destino. La senda sigue siendo cómoda y sólo hay un tramo final  donde hay que llevar cierto cuidado, si se va con niños, porque deja a nuestra derecha  un cortado de altura respetable. Pero el camino es ancho y sólo una temeridad podría provocar un disgusto.

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Al final del sendero nos encontraremos con el puente nuevo sobre el Jarama, en la carretera entre Valdesotos y Tortuero. Aunque las vistas del río merecen la pena, el final de nuestra ruta  es el viejo puente de piedra. Para llegar a él, cogemos la carretera a la derecha, según hemos salido de la senda, y caminamos unos doscientos metros. A la izquierda de un olivar, oculto por la frondosa vegetación, está el puente, en una espera inútil de caballerías y viajeros que hacían  este camino cuando no había coches ni prisas. El viejo puente de piedra, inservible a los usos de los estos tiempos, me parece hermoso y con más poderío que su hermano de hormigón que hemos dejado atrás.

Bajo sus pilastras, un grupo de jovenes se bañan, ajenos a todo, en unas pozas que nos regala el Jarama.

P.D. El incendio que se declaró en la sierra de Valdepeñas la pasada semana afectó a los términos municipales de Valdesotos y Tortuero. Aunque el itinerario que ofrece nuestra ruta afortunadamente sigue intacto, el viajero podrá ver cerca los efectos de las llamas que afectaron a ambos términos municipales.        

Cuenca del Jarama / Bonaval-Valdesotos

bonaval7ITINERARIO: Lo más recomendable es dejar el coche en Retiendas y hacer el camino hasta el monasterio de Bonaval andando (45 minutos). La pista no ofrece ninguna dificultad a los todoterrenos pero para los coches no es demasiado recomendable. Sin embargo, no son pocos los que se aventuran y llegan con el coche hasta la pradera del Monasterio, ideal para una comida campestre.

BONAVAL-PUENTE DE VALDESOTOS: 4 km. y 1 hora de caminata.  Se puede regresar a Bonaval para comer o si hay posibilidad de que algún coche nos espere al final de la senda, en el puente de Valdesotos, podemos hacerlo en la ribera junto al viejo puente de piedra.

DIFICULTAD: Muy fácil. Botas de marcha o deportivas. Recomendable empezar la ruta no más tarde de las 10,30 de la mañana para librarnos del sol.

ALREDEDORES. Retiendas: iglesia de traza románica. Valdesotos: caserío de estampa serrana con casas de piedra.

DISTANCIA DE LA CAPITAL: 46 km. por la carretera de Tamajón.


Nota: Esta ruta forma parte del libro "Guadalajara íntima", rutas por la provincia de Santiago Barra, que se puede adquirir por 10 euros en el despacho 37 del Centro de Nuevas Empresas de Guadalajara (Avenida de Buendía, 11- Guadalajara).

 

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