La obra expuesta del gran artista conquense en las naves del antiguo matadero podrá ser visitada hasta el 16 de julio
JESÚS OREA.
Guadalajara, tan desventurada en tantas cuestiones relacionadas con la cultura y el patrimonio, un mal no reciente sino endémico, tiene la fortuna de poseer un pequeño pero gran museo al que da nombre Francisco Sobrino, un artista alcarreño universal, hijo de un empleado de la Hispano Suiza, que hizo de la geometría un arte racionalista de gran plasticidad informado por la lógica. En ese continente cultural que la ciudad le ganó hace ocho años a las dos naves, entonces en desuso, del antiguo matadero municipal y que tan bien gestiona, dirige y agita Pedro José Pradillo, desde hoy, viernes, 19 de mayo y hasta el día 16 de julio, puede —y debe, ¡háganme caso!— visitarse la exposición del reputado artista conquense, Gustavo Torner, titulada “Geometrías”. La muestra consta de 27 obras a las que se suman 10 espectaculares serigrafías en las que Torner homenajea a otros tantos maestros de la arquitectura, pasados y presentes, como Brunelleschi, Palladio, Juan de Herrera, Borromini o Mies van der Rohe.
La huella de Torner en Cuenca, su ciudad natal y capital del arte abstracto español, es indudable e indeleble, pero también es un hecho notorio la proyección de su obra a nivel internacional pues hay presencia de ella en los más importantes museos y colecciones de Estados Unidos, Italia, Inglaterra, Suecia, Filipinas o Venezuela, entre otros países. En España, su arte está presente de manera destacada en salas públicas y colecciones privadas de ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Santander, Santa Cruz de Tenerife, Palma de Mallorca, Vitoria, Burgos o Toledo y, por supuesto, en Cuenca, donde tiene su propio “Espacio Torner” y también está presente en el prestigioso Museo de Arte Abstracto Español. Precisamente el fundador de este Museo y gran artista plástico de la abstracción, Fernando Zóbel, ha aportado un texto al magnífico catálogo que el ayuntamiento ha editado de la exposición de Torner que ha venido a Guadalajara en el que afirma que “la capacidad temática de Torner es realmente apabullante. ¿Quién dijo esa tontería de que el artista no tiene más que un solo tema en su vida?”. Zóbel cierra su extraordinario y acertado texto, como lo ha calificado el propio comisario de la exposición, Arturo Sagastibelza, diciendo que “Las reglas del juego que juega Torner son difíciles, pero existen y, además, son consecuentes y rigurosas. ¿Qué buscamos los que nos pasamos gran parte de la vida quemándonos los ojos ante “eso” que se llama arte?”. A esta gran pregunta puede que se le encuentre alguna de las respuestas posibles visitando la exposición de Torner en la Sala Francisco Sobrino, a donde el artista conquense, ya anciano, ha llegado con sus geometrías porque Sobrino sí era un geómetra, pero él no lo es, aunque ha ejercido como tal con su arte en alguna etapa como “metáfora o analogía del pensamiento”, según ha afirmado Sagastibelza en la inauguración de la muestra, ante el numeroso público asistente y la concejal delegada de Cultura, Riansares Serrano, y el coordinador de la exposición y director del Museo Sobrino, Pedro José Pradillo.
En la imagen que acompaña este texto se reproduce una vista general de las serigrafías de Torner en homenaje a diez grandes arquitectos, desde Brunelleschi a Van der Rohe.
