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Esta tortuga de Guadalajara tiene más de 90 millones de años

tortuga-algora “Tortuga Algoreña Peregrina”, encontrada en la playa tropical que existía en la zona de Algora en el Cretácico. Fotos: Adán Pérez–García Su descubridor, Adán Pérez García, la puso el nombre de "Algorachelus peregrinus" y fue encontrada en la playa tropical que había en Algora en donde vivía en la época de los dinosaurios

 En una de las conferencias organizadas por el Museo de Guadalajara dedicadas a la arqueología, el pasado jueves, el investigador Adán Pérez–García, del grupo de biología evolutiva de la UNED, ha presentado los resultados de las prospecciones en los yacimientos de las épocas del Triásico y Cretácico en nuestro territorio.

Sorprendentes para la comunidad científica han sido los resultados preliminares sobre los restos de la fauna que se han realizado en tres zonas concretas de nuestra provincia en recientes campañas arqueológicas: El Atance, Algora, Canales de Molina y Buendía (esta última en la linde de la delimitación con Cuenca). Los estudios en la zona de la provincia de Guadalajara siempre han sido escasos por lo que estas campañas científicas regladas han supuesto el descubrimiento de una zona rica en yacimientos y resultados a nivel mundial, aunque los lugareños siempre han sabido de la riqueza en fósiles marinos en zonas concretas del territorio.

Esqueletos articulados de tres ejemplares y semicompletos de saurios

tortuga-algora1 Los arqueólogos trabajando en la extracción del fósil de tortuga.Hay que describir que hace 210 millones de años lo que después se convertirá en la Península Ibérica componía un sistema de archipiélagos en un entorno marino pleno y que permitía la convivencia de especies en esta época del Triásico. En las cercanías de El Atance se encontraron esporádicos ejemplos fósiles que sugería la potencia fosilística de algunas zonas cercanas con vértebras de reptiles aisladas y rodadas. Las excavaciones posteriores sobre el entorno cercano y en profundidad permitieron el hallazgo de varios esqueletos articulados de tres ejemplares y semicompletos de saurios. Uno de ellos componía una estructuras de vertebras y costillas que presupone una medida final de tres metros de longitud aproximadamente. Junto a él, otros fósiles de los huesos de otro ejemplar más juvenil con medidas de 1,5 metros y un tercero de tamaño adulto que, además, contenía los restos craneales casi completos, de gran importancia para su estudio. Todos estos restos se extrajeron para su examen en los departamentos de las facultades de prehistoria y bellas artes de la Universidad Complutense y la UNED, cuyos resultados, después de su consolidación y digitalización en 3D, supusieron la mejor colección de España completa de saurios, todavía en fase de estudio.

fosiles-algoraAlgunos de los fósiles localizados por el equipo.Las primeras conclusiones científicas hablan de un saurio marino muy parecido a la catalogada especie Simosaurus, encotrada en Alemania pero con amplias diferencias morfológicas. Mientras que la alemana posee unos grandes dientes de presa y una mandíbula potente, la de El Atance muestra una delgada mandíbula y sobre todo unos dientes pequeños y finos como alfileres curvados. El resto de la estructura ósea conservada indica una gran similitud entre ambos ejemplares. Esto, según los investigadores, significa que su adaptación a la alimentación era diferente. Mientas la primera parece un depredador nato, la guadalajareña puede haberse alimentado mediante presas blandas o filtración. La deposición de los huesos costales y su medición parece interpretarse como una figura tipo “tonel”, por lo que su movilidad no sería demasiado grande para la persecución de otras especies. Los estudios continúan con la base de estos restos, lo que para algunos investigadores puede concluir en el futuro con la definición científica de alguna nueva especie o sub-especie de las ya conocidas.

En terrenos cercanos a la localidad de Canales de Molina se han estudiado restos extraídos de yacimientos que demuestran que los vertebrados habitantes de la zona poseían dientes romos o de estructura grande, lo que los investigadores interpretan que su uso era para trituración de bivalvos o animales con concha para su alimentación. Esto concuerda con la tradición popular de la zona donde siempre se han localizado áreass con gran profusión de fósiles marinos como antiguas almejas, ostras, estrellas de mar u otras especies de la época invertebradas. No es infrecuente descubrir pequeñas “joyas” fosilizadas en las casas de la zona procedentes de encuentros casuales y que han sido transmitidas de generación en generación y que hoy decoran o se guardan como “piedras raras” en casas desde “siempre”.

La playa tropical de Algora.

Imagen2Los estudios de Adán Pérez–García y su equipo se trasladaron hacia la localidad de Algora donde las excavaciones aportan restos de hace más de 93 millones de años, en plena época del Cretácico (150M-64M años), en plena época de los dinosaurios, sobre todo en su periodo medio donde los restos documentados son muy escasos. Por definir lo que concluyen los investigadores, la zona de Algora pertenecía a una ribera oceánica donde las playas determinaban la separación entre aguas salobres y dulces. Los restos óseos fosilizados encontrados pertenecen a especies tanto marinas, como ribereñas, aéreas y de aguas dulces. Entre las segundas destacan los ejemplares de caparazones y cráneos de tortugas en una gran cantidad. Entre la comunidad científica parece estar catalogada con el nombre de “Tortuga Algoreña Peregrina” una subespecie que, procedente de la colonización desde tierras sureñas, encontró un hábitat agradable para su desarrollo en la futura Península Ibérica. Las entonces “costas españolas” ofrecían un ambiente cálido casi tropical que acogía a especies muy diversas entre los saurios de diferentes ambientes como grandes herbívoros, grandes carnívoros, ancestros cocodrilos de aguas dulces y aves (Terosaurios). Restos de vértebras de gran tamaño, escamas fosilizadas, costillas de más de un metro de longitud y otros restos óseos han atestiguado la presencia de tal fauna en nuestro territorio.
Los nidos de Buendía.

El tercer hecho destacable de las prospecciones paleontológicas en nuestro territorio cercano son los hallazgos arqueológicos en Buendía. En los años 70 un lugareño presentó de manera voluntaria lo que sería descrito por los científicos una vértebra de gran tamaño. Esto derivó en que el lugar del hallazgo tenía un gran potencial para proseguir con campañas arqueológicas. El pasado año 2016 una campaña arqueológica logró descubrió restos de huevos de dinosaurio en las inmediaciones. Estos restos, muy escasos en todo el mundo y catalogados solamente en Estados Unidos, han están siendo objeto de estudio preliminar pero parecen pertenecer a una especie de ornitrópodos, por sus análisis microscópicos de fibras horizontales. Los objetivos del equipo de investigación son los determinar posiciones de “nidadas” de este tipo de dinosaurios y su comportamiento reproductivo en Buendía.

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