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Defiende que el topónimo Guadalajara es celtíbero

Verán, el nombre de Guadalajara es un acrónimo ibérico que en español significa: Jardín. Me hago cargo de que esta afirmación les deje atónitos, no puede ser de otro modo; pues voy a transmitirles una epistemología que ha estado inédita durante miles de años.

Verán, cuando pensamos en el topónimo Guadalajara nos parece indiscutible que se trata de una denominación traída por los moriscos a la península y créanme que yo también lo pensaba, hasta el punto de que creí no fuera posible revisar y encontrar nada nuevo en el sentido de ser una expresión propia nuestra y es que en Abril de 2012 inicié unos novedosos estudios ibéricos y cinco años más tarde, alfabetizado en lengua ibérica, puedo anunciar que por extraño parezca, Guadalajara es una voz plenamente castellana. Bien, en realidad son tres y que unidas conforman un acrónimo.

Veamos la estructura interna de Guadalajara y así comprenderemos mejor qué motivó el nombre. Miren, un acrónimo en realidad significa “nombre”, pueden ser siglas que se pronuncian como una palabra pero también vocablos formados al unir parte de dos o más palabras. Esos acrónimos son el tipo de nombre que es Guadalajara y el modo de uso de la sintaxis de nuestros Carpetanos pero hallé que su nombre real fue Karyo y que los celtíberos no fueron una tribu celta sino que eran pueblos gálatas.

En latín Celtici significaba “celta” pero hubo una confusión crítica, ese es también el nombre que recibían las poblaciones helenas de Asia Menor. Eran Keltiki pero con el latín la “k” ibérica pasó a ser “c” (Ke/Ce). Los Çeltikçi no eran celtas y se encontraban en La Galatia y La Caria.

El primer lexema es (GUA-) y expresa el concepto de “hoyo” o “surco”: Es la raíz para significar “agujero” o “agua”. Llama la atención de que “gua” sea el lexema que define el inmemorial juego con canicas que hay que introducir en una tierra a la que se le ha practicado un agujero. El segundo lexema es (-DALA-) que significa “flora”, en especial las flores blancas, incluso algunas sin aroma y en la antigüedad conocidas por -da/i/la- “Dahila”. El tercer lexema es (-JARA). Sorprende que se trate de un lexema fosilizado en nuestra lengua y de uso común para referirnos a la “vegetación”.

Lo explicaré: Guadalajara es una ciudad y municipio situado en el centro de la península Ibérica, es la capital de la provincia homónima en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. La razón de que la ciudad se denomine Guadalajara es porque se fundó entre dos profundos barrancos, el del Alamín y el de San Antonio que traían aguas desde la meseta alcarreña hasta el Henares. La ciudad se encuentra en el valle del río Henares, afluente del Jarama del río Tajo y no se si habrán reparado en el detalle: Jara-ma es “jaramago” es decir la extensión de herbáceas que crecen asilvestradas y éste por afluente el Jaramillo.

En ello vislumbramos un parque natural, una pradería, un prado o un vergel. Nuestros celtíberos que sabían lo que se decían concluyeron Guadalajara para un lugar que se asemejaba a un Jardín.

Enrique Cabrejas © 2017

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cabrejas-enriqueEnrique Cabrejas Iñesta nació en Barcelona y es investigador de la historia del lenguaje y políglota. Ha publicado dos libros como autor de la trilogía EL SECRETO ÍBERO: Karuo (2013), Hijos de Titanes (2015). A la vez ha participado como co-autor en ediciones publicadas por notorias instituciones culturales españolas como son la Institución de Estudios Complutenses y la Diputación Provincial de Guadalajara en los encuentros de Historiadores del Valle de Henares.

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