Unidad móvil de control de calidad del aire colocada por la Junta en Taracena, ayer.Foto: GuadalajaraDiario. El departamento de Medio Ambiente de la Junta de Comunidades instaló ayer en Taracena una estación móvil de medición de partículas en suspensión a unos 150 metros de la parcela en la que funciona la fábrica de caolín de la empresa Caobar. Sería el primer estudio oficial que se hace, aunque en 2008 un estudio privado ya detectó en al aire de Taracena más partículas en suspensión de lo legalmente autorizado.

Caolín en una terraza de Taracena. Foto archivo Asociación de Afectados. Según hab podido saber este digital, ayer se instaló en el barrio de Taracena (Guadalajara), a unos 150 metros de la parcela de la fábrica de Caobar, una estación de medición de partículas en suspensión que aportará información sobre las repetidas denuncias de los vecinos ante la habitual contaminación de polvo de caolín, que es visible en coches, calles y casas de la localidad en función de cómo sople el aire.

No es la primera medición que se hace sobre la calidad del aire de Taracena, aunque sí la primera oficial. En 2008 ya se pudo acreditar que el aire que respira Taracena tiene más polvo en suspensión de lo legalmente autorizado, por lo menos esta fue la conclusión de un estudio ambiental que encargó una promotora inmobiliaria y que, por cierto, nunca se llegó a instalar en el pueblo. En algunas zonas estos niveles tolerados se multiplicaron por 10, en otras por 16, y en una tercera casi 400 veces lo permitido en momentos puntuales. Caobar no obstante tiene obligación de hacer sus propias mediciones, que debe trasladar a Medio Ambiente. Nunca han trascendido.

La unidad de medición que ha puesto Medio Ambiente va a estar como mínimo una semana funcionando, aunque según manifestó a GuadalajaraDiario el presidente de la Asociación de Afectados por el Caolín, Ángel Gómez, les han pedido a los técnicos de la Junta que asistieron ayer a la colocación del aparato, que “estén todo lo que sea necesario, ya que una semana podría no ser significativa porque en la fábrica pueden parar las máquinas o por lo menos la actividad de las más significativas”. Los vecinos recuerdan que la suspensión de polvo en el aire de Taracena está relacionada con la fuerza y la dirección con la que sopla el viento, y si este arrastra o no las partículas del mineral hacia el pueblo. “En los últimos días es lo que ha ocurrido, que se ha puesto todo perdido de caolín”, nos relata el presidente de los afectados, que vive cerca de la fábrica y tiene que soportar tanto la contaminación del mineral como el ruido de las máquinas.

La asociación de afectados dice que la única solución efectiva es que la arena de caolín que ahora se almacena al aire libre se deposite el almacenes cerradas para que el viento no levante el mineral. “Hay que meter el caolín en naves”

Desde Medio Ambiente se ha dicho a estos vecinos que se está haciendo un seguimiento sobre la actividad de la fábricas y que ya les han comunicado a la dirección qué medidas deberían tomar, “aunque por lo que se ve no son suficientes”, insiste el presidente de la asociación. Este nos indica que la única medida visible que se ha adoptado es colocar una chapa de tres o cuatro metros en el perímetro de la valla que da al pueblo, aunque no sirve para mucho ya que los montones de arena de caolín, que están a cielo descubierto, “rebasan la altura de la valla y cuando sopla el viento se monta la de San Quintín”.

Por ello, Ángel Gómez cree que la única solución es que el mineral de caolín se almacene en naves y no al aire libre. “Ni tan siquiera han puesto lonas para contener mejor el caolín [ahora hay una simples redes de colores] como nos prometió el director de la fábrica”, precisa.

Esta asociación de afectados reitera que ellos no reclaman el cierre de la fábrica, en atención a los puestos de trabajo que genera, pero “sí que funcione con las debidas medidas de seguridad para que su actividad insalubre y peligrosa no se traslade a los vecinos”.

La instalación de esta unidad de medición se produce un año después de que la administración sanitaria regional reconociera la existencia de “enfermedades profesionales” en algunos trabajadores de la fábrica, en los que se detectó estar afectados por silicosis en distinta medidas.  El Instituto Nacional de Silicosis radicado en Asturias llegó a confirmar hasta siete casos de silicosis entre trabajadores de Caobar, si bien no todos tienen el mismo grado de afectación. Al menos cuatro de ellos emprendieron acciones judiciales. 

Según nos comunican desde la Asociación de Vecinos se esperan los resultados de las pruebas y las medidas que se pudieran arbitrar en consecuencia. Por ello, cuando pasen las fiestas de Guadalajara se reunirán con los vecinos para estudiar si deben contratar un abogado e iniciar una acción judicial y no descartan tampoco manifestaciones.