Este sábado volvieron a desfilar en el II encuentro de Mascaradas y Botargas que se celebró en pueblo

Los "fieros" diablos de Luzón/ Foto: Jesús García Adeva

Fotos Jesús García Adeva/ GDiario

Tienen un aspecto muy fiero pero nada más lejos de la realidad.

Bajo sus cuernos y ropajes negros, y su cara embadurnada de hollín y aceite se esconden un grupo de vecinos que no quieren perder sus raíces y que transmiten esa pasión a todos los que se acercan a conocerlos.

La fiesta, cuyo origen se podría remontar al siglo XIV, se perdió años atrás y el interés de los jóvenes y la memoria de los más mayores permitió que se recuperarse una fiesta que se ha convertido en una de las más espectaculares del carnaval en toda España. En Luzón lo saben y quieren que no se les olvide por eso cada vez son más los que se trasforman en diablos cuando hay ocasión y por eso, también, invitan a todos los que se acercan a ver cómo se visten y embardunan de aceite y cenizas.

Este fin de semana, y fuera del calendario de carnaval han vuelto a salir a la calle dentro del II encuentro de Mascaradas y Botargas que han celebrado en su pueblo. En una nave a las afueras, decenas de fotógrafos, y cientos de curiosos se han dado cita para ver cómo se visten: primero la saya negra de manga corta, después la colocación de los cencerros; los más grandes detrás, los más pequeños delante… Después sujetar la cornamenta, un delicado proceso que consiste en ir trenzando una cuerda bajo las axilas.

Una vez puesta la cornamenta llega el momento de embadurnarse

Y el último preparativo es ponerse la grotesca dentadura que les dará ese aspecto más fiero, una dentadura hecha de patata porque ya no hay remolacha blanca, que es lo que se usaba en los orígenes de la tradición.

Así se van vistiendo. Unos ayudados por otros y en algunos casos por vecinos y por las propias madres porque cada vez hay más pequeños que quieren seguir la tradición.

Este sábado salieron unos 20 diablos (muchos de ellos jóvenes y mujeres) y la “diabla” más pequeña, con solo 6 años, era Liz. A pesar de su corte edad lleva transformándose en diablo desde los dos años. Con esa edad le hicieron un traje de mascarita (traje que lleva su abuela) pero según explica su madre “ni lo ha estrenado” porque ella quiere ser “diablo”.La "diabla" más joven de Luzón/ Gu Diario

Una vez disfrazados, los anfitriones se reunieron con todos los que participaban en el encuentro de botargas . Allí estaban media docena de botargas de la provincia: la de Beleña de Sorbe, Aleas, Yélamos de Abajo, Fuencemillán, Setiles , Muduex y la Vaquilla de la Riba de Saelices. Además llegaron hasta Luzón impresionantes botargas de Orense con el grupo “Fulión y Boteiros de Viana de Bolo” que destacaban por sus coloridos trajes con impresionantes tocados, por su continuas carreras y por el gran acompañamiento de bombos y los asturianos “Sidros y comedies” con impresionantes tocados y espectaculares saltos.

En un ambiente de fiestas, pasión por las tradiciones y camaradería sin igual ( los orensanos y asturianos se quedaron a dormir en las casas particulares del pueblo) celebraron un día de fiesta difícil de olvidar.

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