En estos días al cumplirse el 17 de julio, los cincuenta años de la muerte de José Antonio Ochaíta García (1905-973), en el atrio de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Pastrana, cuando recitaba el poema “Manos nuevas para una tierra vieja”, en la estrofa que decía “Tengo la Alcarria entre las manos”… se ha destacado su importancia como poeta, dramaturgo, folklorista, periodista, rapsoda... Hoy me gustaría escribir sobre su perfil humano, como era físicamente, pero también sobre hechos que demuestran ese carácter afable y cercano que siempre le caracterizó.
En el aspecto físico, es fácil decir como era, porque en su poesía hace su propio retrato en letras bien rimadas , aunque lo escribió en 1938, cuando tenía 33 años de edad, pero al morir con 68, las características que de él describe en su poesía, seguían siendo las mismas, aunque con el deterioro que una persona sufre con el paso del tiempo.
Nos dice en el “Autoretrato”:/ Mis años no son muchos…….//…..diciendo que pase la raya de los treinta/……/…..Siempre insisto / que los mejores años son los años de Cristo / …../..confieso solamente que tengo treinta y tres/ ……./¿Cómo soy yo, mirado por mi mirada misma?/......./Soy en lo corporal, de muy pequeña talla;// esto , para galantear , es una falla,//y acaso por lo mismo, yo nunca fui galán/……/Tengo la frente grande , ancha como una luna;//los ojos harto hundidos y la barba muy bruna;//el pelo-lo confieso con dolor-, bien escaso/……./Tengo las manos finas, nerviosas y pequeñas /…../manos que gesticulan con un afán atroz//y que a veces quisieran ser mas voz que la voz/……./De carnes os diré que ando un mucho apurado,//¿Pesare los cincuenta? No sé. No lo he probado /….. Me gusta el traje oscuro : a la gala de España/…
José Antonio Ochaíta era una persona humilde y educada, muy religiosa, decía que antes de morir querría retirarse a un convento trapense, pero Dios le tenía reservado otro destino. Vivía desde su juventud en Madrid, en el primer piso de la calle Fucar nº 7, cerca de la Iglesia de Medinaceli, cuidado por un “ama” de avanzada edad, de las que él tanto hablaba y tanto respetaba en sus obras de teatro y novelas y cuando escribía se refugiaba en las últimas mesas de la cafetería del Hotel Nacional, Paseo del Prado, esquina calle de Atocha .
Ochaíta, con su familia en Jadraque.Adoraba a su madre doña Cesárea, que vivía en Jadraque y a la que visitaba y cuidaba con asiduidad y era tanto el cariño hacia ella, que muchos le habían oído decir, como si lo presagiase, no me importaría morir en Pastrana , pero que me entierren en Jadraque junto a mi madre. En Madrid era un persona querida y respetada, “sus artistas” , las que junto con Valerio y Solano descubrió lanzándolas a la fama (Antoñita Moreno , Dolores Vargas , Marisol Reyes , Gracia Montes, Manolo Escobar, El Fari , Rocio Jurado...), le querían. A esta última le oí decir que para ella “José Antonio Ochaita había sido como un segundo padre”.
Su categoría como autor de letra de la canción española, era tan grande que cuando murió, el maestro Solano se dirigió a la familia para que le enviase las poesías que tuvieran, ya que según él eran música y le facilitaban su composición. Humilde e incapaz de traicionar a nadie , cuando don Francisco Layna entró en la senectud, importantes cargos políticos de esos años en Guadalajara se dirigieron ofreciéndole el puesto de Cronista Provincial , que él rechazo, señalando que Layna era un cronista irreemplazable y menos por el que era un simple poeta.
Ochaíta era una persona muy familiar. En Madrid visitaba asiduamente a su hermano Luis y a su esposa Luisa, y a sus sobrinos César, María Luisa y Esperanza en su casa de la Glorieta Luca de Tena, contándoles anécdotas de esa “farándula” que a veces son tan divertidas y que él conocía con profundidad.
Nunca olvidaba Guadalajara , ni la tertulia “La Colmena”, ni en la Casa de Guadalajara en Madrid de la que fue refundador en 1961, ni su vicepresidencia del Núcleo González de Mendoza. Mantenedor en la ciudad y en la provincia de actos culturales, en Jadraque, alfa y omega de la cultura en esos años, pieza fundamental en la rehabilitación del Castillo del Cid, acompañaba a los jóvenes en visitas culturales que él mismo organizaba y dirigía las obras de teatro que la juventud jadraqueña representaba en la planta baja del Casino, del que su padre había sido presidente poco antes de morir.
Cómo era José Antonio Ochaíta, en lo escrito se le retrata, pero él lo resume en su “Autoretrato”:.../ ¡Soy como soy! Poeta, español y cristiano.//Todo lo espero, ¡todo! de la divina mano….//No me neguéis la vuestra, que al saludo os invita/ /el autorretratado José Antonio Ochaíta…/.
José Maria Bris Gallego.
3 de agosto de 2023.