Castilla,una nacionalidad histórica (2)

        

Castilla y León, ocho siglos de unidad, treinta y cinco años de separación política entre ambas Castillas (no cultural) (Parte II) 

 

LA UNIFICACIÓN DEFINITIVA DE LOS REINOS de Castilla y León, reinando ya sobre ambos la misma Casa Real castellana en un solo monarca, ocurre con Fernando III, rey nacido en la actual provincia de Zamora, hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León. 

Terminaba con ello el último periodo de desunión entre las Coronas castellana y leonesa, que habían permanecido separadas desde la muerte de Alfonso VII, el Emperador, quien a su muerte repartió por última vez entre sus hijos Sancho y Fernando, los reinos respectivos de Castilla y de León. 

La forma en que la Corona recayó en el futuro Fernando III demuestra que el convencimiento de que nunca más los reinos deberían separarse estaba arraigado tanto en el de Castilla como en el de León, puesto que se llegó a esta solución mediante una serie de renuncias sucesivas de personas de la Casa Real que podían tener a legítimas aspiraciones a la Corona. 

 

FERNANDO III, REY DE CASTILLA 

La reina de Castilla, Berenguela, renunció al trono castellano en favor de su hijo en 1217, teniendo lugar la coronación oficial del casi adolescente Fernando III como rey de Castilla en Valladolid, en julio de ese año. 

Trece años después, a la muerte de su padre  Alfonso IX de León, las herederas designadas por éste en su testamento fueron sus hijas, las princesas Sancha y Dulce, hijas de un matrimonio distinto con Teresa de Portugal. 

FERNANDO III, REY DE LEÓN 

Pero el acuerdo de cuatro mujeres, las reinas consortes de Castilla y de León, Berenguela de Castilla y Teresa de Portugal, viuda del fallecido Alfonso IX,  y de las dos infantas leonesas, Sancha y Dulce, les llevó a firmar el 11 de diciembre de 1230 la Concordia o Tratato de Benavente, en el cual las infantas leonesas renuncian a la corona de León y se la ceden a su hermanastro Fernando III, ya rey de Castilla, como sabemos, desde trece años antes.

 

LA UNIÓN DEFINITIVA DE LAS DOS CASTILLA Y LEÓN

 

Esa fecha del 11 de diciembre de 1230 es la que marca el inicio de la fusión definitiva de los reinos que ya habían estado enlazados desde el principio de la Reconquista. 

Ahora bajo la primacía de Castilla, cuyas armas (el castillo dorado sobre fondo rojo) encabezarían el estandarte cuartelado (con el león rojo rampante sobre fondo blanco) mandado diseñar por el propio Fernando III, el cual a partir de entonces representarían a la Corona de Castilla y, simplificadamente, a Castilla, en adelante. 

De hecho, el estantarte cuartelado de Castilla unificada todavía es el símbolo más destacado de la ciudad, Toledo, que pasaría a ser la corte de Castilla y el lugar de nacimiento del nuevo rey Alfonso X el Sabio. 

Fernando III fue, pues, un rey castellanísimo, puesto que lo era por línea materna y paterna a la vez, y que accedió al trono conjunto de Castilla y León en una muestra de cordura, de talento político y voluntad de pacto para unir las dos Castillas (la Vieja y la Nueva, puesto que su reino ya llegaba hasta Sierra Morena) y León, del que hoy algunos políticos carecen. 

Fernando III, personaje encomiable, desde todos los puntos de vista (santo, para los creyentes; hombre honestísimo, para quienes no lo sean) impulsó el arte, la cultura y la reconquista castellana, incorporando al Castilla a los reinos musulmanes de Córdoba, de Jaén y de Sevilla. 

CATEDRALES, MARINA DE CASTILLA, RECONQUISTA, DERECHO 

En su época se empezaron a construir las catedrales de Burgos y de Toledo, se escribieron las primeras obras en prosa castellana, se pusieron las bases de la gloriosa Marina de Guerra de Castilla (que se estrenaría en acción en la reconquista de Sevilla y Cartagena, y que poco después sería la más poderoso del Mar del Norte y del Estrecho) y comprendiendo que el sistema legal precedente (compartimentado y particularista) no servía para el  extenso reino en que se había convertido Castilla, comprendió la necesidad de llegar a una legislación común. 

(En este enlace puede verse una visión de la creación de la Marina de Guerra de Castilla y de sus primeras acciones militares): 

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2016/11/12/castilla-este-canto-es-tu-canto-la-creacion-de-la-marina-de-guerra-de-castilla-en-el-xiii/

 Su legislación se fundamentó en el Derecho Romano, que bajo el propio Fernando III y sobre todo bajo su hijo, Alfonso X el Sabio, aportaría normas jurídicas y compilaciones comunes a todo el reino en una labor legislativa de importancia universal, sin precedentes desde la época de Justiniano. 

FERNANDO EL SANTO, ALFONSO EL SABIO 

Con la obra magna de ambos reyes, Castilla se incorpora y aun capitanea el despertar cultural de la Baja Edad Media en Europa, iniciando así en nuestra tierra castellana la ola intelectual y de cultura cuya cresta nos llevará al Renacimiento. 

Juntos políticamente Castilla y León, desde el siglo XIII, reunidas conjuntamente las Cortes de los dos reinos desde el XIV, y castellanizadas desde el punto de vista lingüístico y cultural Salamanca y Zamora, la unión de las Castillas y León irá avanzando progresivamente. 

Salamanca, de hecho, constituye el núcleo más representativo de la cultura castellana del siglo XV y de todo el Siglo de Oro. 

(Véase en este enlace cómo la norma lingüística del castellano la marca Toledo desde el siglo XIII y la cultural la Universidad de Salamanca, desde el mismo siglo)

 

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2016/11/12/castilla-este-canto-es-tu-canto-y-los-ocho-siglos-de-unidad-las-castillas-y-leon/ 

De esta forma, Castilla –lo que ya solamente se llamaba Castilla- afronta las centurias siguientes en continuo crecimiento económico, comercial, militar, artístico y cultural, si bien, como todo pueblo vivo, modificando sus estructuras sociales tantas cuantas veces fueran necesarias. 

Juan Pablo Mañueco

Este artículo fue publicado en “Guadalajara. Diario de la mañana” en diciembre de 1980 y en el semanario "Flores

y Abejas". (Continuará en dos partes más, hasta llegar a nuestros días)

 

 

 

 

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