Cae una red que estafaba a las casas de apuestas con ramificaciones en Guadalajara

Uno de los detenidos es un apostador, residente en Cabanillas.

Vista general de Cabanillas, en donde vive uno de los apostadores detenidos. /Archivo GD

 La Policía ha intervenido una red de apuestas clandestinas que apostó en Qatar beneficiándose del retardo de la televisión, y que tiene ramificaciones en la provincia de Guadalajara. Según informa hoy El Mundo, citando el sumario abierto por la Audiencia Nacional, las primeras alarmas saltaron en marzo de 2022 cuando Bodgan V., un apostador rumano de 39 años, con residencia en Cabanillas del Campo, despertó sospechas en los servicios internos de la casa de apuestas, Codere. El jugador llevaba más de 2,9 millones de euros jugados en tan solo dos años, siempre en partidos de baloncesto y carreras de galgos y de caballos.

De golpe, y en apenas un mes, destinó más de 13.500 euros en apostar en partidos de tenis de mesa, detectándose sospecha de amaños. Por ello, la casa de apuestas lo puso en manos de la Audiencia Nacional, denunciando evidencias razonables que apuntaban a que el jugador investigado conocía el amaño de los partidos que apostaba. A partir de ahí, se inicia la llamada Operación Mursal, que dio lugar a la detención de un grupo de personas en un cártel organizado para el presunto amaño de apuestas deportivas.  Según la investigación de la Audiencia, la organización demostró tener capacidad para urdir amaños en grandes competiciones, incluido el Mundial de Qatar. El procedimiento era infalible: conocían por segundos el resultado pirateando la señal de televisión gracias a la utilización de grandes antenas parabólicas y el empleo de contactos en los campos quienes comunicaban con la red segundos antes de que el resto de los mortales conociera lo que pasaba en un partido. Se apunta a que actuaron en diversos partidos del Mundial, con llamadas cruzadas entre España y Rumanía.

Esta táctica de los locutores se empleó al menos en cuatro partidos de la Liga Española, sin que los clubes lo supieran, en los estadios del Celta, Betis, Villarreal y Sevilla. A estos peculiares “narradores” se les pagaba 250 euros a través de Bizum.

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