“Estamos acostumbrados a ser punta de lanza en la investigación apícola”

Mariano Higes, laboratorio de Patología de CIAPA Marchamalo

Apicola3Mariano Higes. (CIAPA Marchamalo. Consejería Agricultura)

El Centro de Investigación Apícola y Agroambiental (CIAPA) de Marchamalo es, desde hace unas semanas, un trasiego constante de medios comunicación. No es para menos. Ha sido uno de los centros internacionales que ha participado en el ensayo de una vacuna contra la “loque americana” una de la principales enfermedades que afecta a las colmenas. El encargo ha venido de la empresa Dalan, de Estados Unidos, que ha trabajado con varios laboratorios internacionales en Austria, Francia o Dinamarca. “Buscaban centros en Europa que tuvieran capacidad tecnológica y conocimientos para hacer trabajos de patología con abejas y, en ese sentido, nosotros somos un centro reputado” afirma Mariano Higes, asesor de Investigación de Patología Apícola del Centro de Marchamalo.

La “loque americana” es una enfermedad producida por una bacteria. Es de declaración obligatoria. Con cada brote las medidas a tomar no admiten medias tintas: hay que quemar la colmena. El resto deben inmovilizarse por si aparecieran nuevas afectadas. Es cierto que no es la enfermedad más prevalente en España, ya que sólo se da entre un 5 y un 10%, pero hay determinados brotes epidémicos que suelen ser graves. “Además, para los apicultores que exportan miel o abejas muchas veces hay que hacer un certificado sanitario para asegurar que la zona de origen está exenta de esa enfermedad”, apunta Higes.

El único tratamiento, hasta la fecha, era utilizar un antibiótico. Sin embargo, los problemas asociados, como la posible presencia de restos de estos medicamentos en la miel, hacían que manejar esta enfermedad se convirtiera en algo realmente complicado. El ensayo, en este sentido, era esperanzador y, sobre todo, novedoso.

Apicola2Mariano Higes.CIAPA Marchamalo (Consejería Agricultura)

Porque lo importante de toda esta investigación en la que ha participado el Centro de Marchamalo, es que se “ha abierto una puerta”. Se ha abordado el problema de una forma totalmente diferente. Lo dice Mariano Higes. “Lo fundamental es ver si podemos estimular la inmunidad de toda la colonia estimulando primero la inmunidad de la reina. Porque la reina es la madre de toda la colmena. Si se puede desarrollar una herramienta que produce una respuesta inmunitaria en la reina que es heredable, esto abre un camino extraordinario para abordar otras patologías infecciosas”.

Tras un “estudio ciego”, con medicamentos y placebos (los científicos no sabían en ningún momento cuál era cuál), se comprobó que las hijas de las reinas medicadas morían menos cuando se las enfrentaba en el laboratorio al patógeno, que las que venían de una reina no medicada. Ahora, tras los ensayos en los que Marchamalo ha sido un punto más en la cadena internacional, Estados Unidos ya ha autorizado el uso de la vacuna, mientras que, en Europa, la agencia Europea del Medicamento aún tiene que dar el visto bueno.

“Lo que me llenó también de satisfacción, como responsable, es que fuéramos capaces de desarrollar la metodología. Estos son estudios monitorizados…tu estas trabajando y la empresa aparece para ver que tus métodos son adecuados. El poder demostrar que mi grupo trabaja a un gran nivel es una enorme satisfacción”, afirma Mariano Higes.

Porque el Centro de Marchamalo ha sido uno más, el único en España de un engranaje internacional. Pero su experiencia y buen hacer ha hecho que la empresa repita y vuelva a trabajar con ellos en otros estudios que se desarrollan en la actualidad “han descubierto que somos un laboratorio con muchas capacidades, tanto a nivel humano como de instalaciones…tenemos capacidad de abordar cualquier problema que se nos ponga por delante”

Nosema ceranae
El Centro Apícola de Marchamalo pertenece al Instituto Regional de Investigación, de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha. Lo componen el laboratorio de la miel y otros productos de la colmena que es, precisamente, el de referencia para la Denominación de Origen “Miel de la Alcarria”. Este cuenta con una doctora y cuatro auxiliares de laboratorio. Además, la parte de patología, la integran dos doctores en veterinaria, cuatro auxiliares de laboratorio, tres peones de campo y número variable de estudiante que siempre recibe el centro “Hay estudiantes y doctores que vienen continuamente a aprender nuestras técnicas de trabajo”

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Pero la investigación en el tratamiento de la “loque americana” no es el único hito científico del centro de Marchamalo. De hecho, es sólo uno más. En su historial se encuentra el descubrimiento de la enfermedad que provocaba la gran mortalidad de las colmenas. Fue en los primeros años del milenio. Todo el mundo andaba perdido, preguntándose qué o quienes estaba “vaciando” las colonias de abejas en todo el mundo.

Y el laboratorio de Marchamalo, en 2005, apuntó a un pequeño hongo llamado Nosema Ceranae, como el causante. “Fue un descubrimiento muy controvertido porque, en ese momento, tanto la comunidad científica como las autoridades y el sector apícola apuntaban a los insecticidas y, de repente, que un centro de investigación salga planteando una hipótesis alternativa creó mucho impacto y debate. Nos cayeron muchos palos, se nos intentó desacreditar diciendo que alguien que vendía un medicamento nos estaba pagando. A día de hoy se asume que teníamos razón”.

Apicola5Mariano Higes (CIAPA Marchamalo. Consejería Agricultura)

El Centro de Marchamalo también fue pionero, en 1985, en la investigación de la varroa. “Estamos acostumbrados a ser punta de lanza en la investigación apícola…eso nos llena de orgullo como funcionarios públicos. Creo que es el mejor servicio que podemos dar al sector: estar preparados para solucionar estos problemas”.

Lo importante de todo ello es la experiencia, el conocimiento, porque, al fin y al cabo, el centro de Marchamalo, afirma Higes, está para dar servicio al sector apícola “y cuando un apicultor me entra con un problema por la puerta yo tengo que tener la capacidad de podérselo resolver y, si no puedo, saber qué tengo que hacer para buscarle la solución. Y yo voy a tener el conocimiento de primera mano, porque he estado en el desarrollo de todo”


Investigación
En esa labor de investigación Higes y el Centro de Marchamalo se encontraron, al principio de su tarea, con la incomprensión de muchos. No se entendía la necesidad de aplicar la ciencia al mundo apícola “Todo esto cambió cuando en el año 99-2000 empezaron a desaparecer los polinizadores. En EEUU, de repente, se quedan sin colmenas para polinizar los almendros. Luego ocurre en Europa, en España... y se dan cuenta de que las producciones agrarias dependen de los polinizadores. Según la FAO aproximadamente el 35 o el 50% de la producción de alimentos de consumo humano y animal dependen directamente de las abejas”.

Apicola6Mariano Higes (CIAPA Marchamalo. Consejería Agricultura)

Y es que estos insectos son claves para el equilibrio de muchos ecosistemas y, si desparecieran, la humanidad tendría un problema muy serio. ”Creo que en ese punto es donde se ha empezado a dar el verdadero valor de nuestro trabajo”, apunta Higes “generalmente la opinión pública no tiene constancia hasta que no aparece una emergencia. La base de que nosotros hayamos podido hacer todo esto es que había un equipo formado. Es muy importante que la sociedad se sensibilice de la necesidad de tener estructuras de investigación sólidas, porque, al final, la ciencia es la que soluciona los problemas y favorece el avance tecnológico”.

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