Cierra el convento de monjas cistercienses de Brihuega

Llevaba más de 400 años abierto. Breve historia.

brihuega-monjasEn 2015 el covento celebró, con un acto público, su 400 aniversario

La pandemia de la COVID 19 ha sido determinante para el cierre de la comunidad de monjas cistercienses del monasterio Santa Ana de Brihuega. Una comunidad que empezó a funcionar en 1615 y que ha ido sufriendo la falta de hermanas. Según informa la diócesis de Sigüenza Guadalajara de las 6 hermanas que había en el convento dos fallecieron por COVID por lo que han decidido cerrar el convento de clausura.

Tanto el ayuntamiento como la diócesis han decidido realizar varios actos de despedida. El sábado 17 de julio, a las 10 horas, se descubrirá un tótem informativo en su memoria en la céntrica Plaza del Jardinillo; y ese mismo día, por la tarde, a las 20 horas, habrá un tiempo de lectura en el convento, un concierto de la Banda de Música de Brihuega y unos parlamentos de agradecimiento.

Por su parte, el obispo diocesano, Atilano Rodríguez, preside el lunes 26 de julio, a las 20 horas, una eucaristía en la explanada del convento, con el acompañamiento musical del Coro Virgen de la Peña.

Esta misma situación se dio en el convento de las clarisas de Molina de Aragón, que también echó el cierre después de llevar en Molina desde 1580.

400 años de vocación en Brihuega

Popularmente era conocido como el convento "de arriba", o "de las monjas bernardas" o "del jardinillo". Fue fundado por Juan de Molina, natural de Alcalá de Henares, en 1615. El edificio de sencilla planta, fue profundamente reconstruido tras la calamitosa riada de 1877. En el año 1966 el edificio es declarado en ruina. Las monjas se ven obligadas a abandonar su histórico edificio. El nuevo convento se levantó a las afueras de Brihuega, en la carretera de Masegoso, al principio del camino de la Fuente de la Princesa.

cartel-monjasLa iglesia contaba con una pequeña espadaña con una campana para el servicio religioso de la comunidad. Tocaba la “monja” a las 12 h, “Hora del Ángelus”, a las 13 h. y, a las 18 h. indicaba el fin de la jornada de trabajo de la mañana y de la tarde.

Don Juan de Molina a sus expensas había construido el convento masculino franciscano de San José, y poco después fundo el monasterio femenino de Santa Ana, como monjas recoletas de San Bernardo, venidas de tres de Valladolid y dos de Alcalá; también eran conocidas como descalzas, regidas por la regla de San Benito.

FACHADA AL JARDINILOFachada al jardinillo.Sobre ellas han escrito personajes como D. Antonio Pareja Serrada en su libro “Brihuega y su Partido”, D. Jesús Simón Pardo en “Estampas Briocenses. Historia de Brihuega”. “Iglesias Briocenses. Pasado y Presente” del mismo autor y de D. Ángel Gonzalo Gonzalo, más recientemente Elena Romera Valdehita escribió un artículo en la revista “Gentes de Brihuega” “Las monjas Bernardas 400 años en Brihuega”, o los escritos de Belén Monje Ranz en La Tribuna de Guadalajara.

Desde que se instalaron las religiosas en Brihuega, allá por 1615, el 18 de Octubre a estas fechas de Julio de 2021, han transcurrido 406 años donde pasaron muchas vicisitudes. Los años trágicos de la guerra civil de 1936 al 1939, años que las monjas se repartieron entre los vecinos del pueblo para sobrevivir. Fue la iglesia que menos daños sufrió en la Villa y enseguida fue restaurada e hizo incluso de parroquia, hasta la restauración de Santa María de la Peña, siendo expoliada con motivo de la invasión francesa en 1808. Laas momnjas parece ser marcharon hasta Malacuera y no olvidemos la gran inundación de 1877. Se relata que se se llevo por delante todo un bloque de casas; entonces, ocupaban el solar que hoy es el “Jardinillo”.

A punto estuvieron las monjas de abandonar el convento en 1868, pero el pueblo se levanto a favor de las monjas y el gobernador temía por lo que revocó la orden de abandono. Sí lo abandonaron en septiembre de 1877 por la gran inundación. Los vecinos briocenses siempre estuvieron con sus monjas, nunca las abandonaron y el 26 de enero, de nuevo volvieron a su Casa. Pero otra vez tienen que salir y, ahora, para no volver más. El 12 de noviembre de 1966 salen del convento y se marchan a lo que antes era c/ Montes Jovellar, núm. 14, hoy Mayor, a una finca que les cede su propietaria Da. Carmen Serrada Díaz y desde allí, en 1967, el 28 de abril, se marchan a una finca que les cede el matrimonio D. Jesús Ruiz Pastor y Dª Matilde Gutiérrez, allí permaneciendo dos largos años, llegando a su nueva Casa, a su nuevo Convento el 6 de diciembre de 1968 de donde no se moverán.

¿De que vivían nuestras monjas se preguntara el lector?. Pues de la ORACION principalmente, de las ayudas de sus vecinos. En los conventos tenían huertas y en el convento de Brihuega tenían colegios, por lo tanto ejercían el magisterio, primero con niñas, en su segunda fase con niños y niñas, párvulos, enseñaban mecanografía y taquigrafía, la fábrica de Eurocerámica les proporcionaba trabajo, etc.

Quien esto escribe tiene infinidad de recuerdos. Además de tener una tía religiosa, estuve muchos años de monaguillo, ayudando a Misa más o menos a los 8 de la mañana los días de diario y una hora antes los domingos y festivos. Incluso cuando se celebraba alguna fiesta importante como San Bernardo, San Benito, Santa Ana, la Virgen de la Peña, o la Navidad nos invitaban a desayunar chocolate con galletas, recortes y “mocos de monja”, o en los “monjíos” (llamados así cuando ingresaba alguna novicia) o la fiesta de toma de hábitos. No debemos olvidar aquel octavario que participábamos de Navidad a la Presentación del Niño en el Templo.

Abelardo Mazo

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