El presidente regional lo visitó este jueves y animó a utilizarlo como parador regional. Ver VIDEO.
Una imagen de la fachada del Palacio de Pastrana durante la celebración del Festival Ducal./Archivo GUDiario.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha propuesto incorporar el Palacio Ducal de Pastrana a la Red de Hospederías de Castilla-La Mancha, “a modo de Parador de Turismo, pero a nuestra escala y con nuestras ganas de hacer bien las cosas”.[ Precisanente este fin de semana se celebra la Feria Apícola Internacional de Pastrana en una carpa instalada frente a la fachada de Palacio].
El presidente regional no precisó más sobre cómo podría ser esa incorporación, y si para ello habría que cambiar la situación actual con el fin de incorporar a la gestión del inmueble la explotación hotelera, ya que no en balde está hablando de la Red de Hospederías de Castilla-La Mancha. Para ello, García-Page ofreció toda la colaboración del Gobierno regional para situar “en ese magnífico palacio de la Princesa de Éboli, una gran instalación hotelera, una gran posada, una hospedería para la red de Castilla-La Mancha”, sin entrar en más detalles.
El balcón donde la Princesa de Éboli se podía asomar solo 1 hora al día Hay que recordar que en la actualidad, el palacio Ducal de Pastrana está cedido a la Universidad de Alcalá de Henares, que en su día llevó a cabo su reconstrucción con ayuda de Fondos Europeos como un centro universitario orientado a actividades de Medio Ambiente. También dispone de habitaciones para hospedería, pero nunca ha llegado a tener una actividad hostelera como la que podría demandar una ciudad como Pastrana, que en palabras del presidente regional puede presumir de su pasado “porque tiene más siglos de historia que muchos países del mundo”; y ha exhortado a la localidad y a sus autoridades durante su visita “a combinar su historia con la energía que le quiere aportar la propia ciudad”.
Page fue acompañado durante su visita al palacio del alcalde de Pastrana, el vicerrector de la Universidad de Alcalá y de técnicos que sobre plano le mostraron la realidad del palacio y sus potenciales posibilidades como Parador de Turismo Regional. Recorrió la capilla, el actual Museo, la cripta de los Mendoza, y algunas habitaciones que podrían utilizarse en esa futura hospedería y que por el momento no tienen un uso público.
Uno de los grandes monumentos de Guadalajara
El palacio Ducal de Pastrana es uno de los principales monumentos que existen en Guadalajara, en un entorno como el de Pastrana que es todo él conjunto monumental histórico-artíarico. Empezó a construirse en el siglo XVI por los señores de la villa, como expresión clara de su poder, bajo a dirección del famoso arquitecto toledano Alonso de Covarrubias. Estamos hablando de una construcción cerrada, casi medieval, con algunos detalles de Renacimiento puro como sería la portada principal, la decoración plateresca de los salones y el patio central.
La Princesa de Éboli y el Duque de Pastrana, con sus escudos, en un Festival Ducal.
El palacio encierra una parte nada desdeñable de la historia de España, por la personalidad tanto del Duque, un mecenas de la época, y de la no menos famosa Princesa de Éboli, que fue allí fue recluída por el rey Felipe II en 1580, tras su intrigante protagonismo en episodios sucedidos en aquel reinado. Allí la dejó 11 años tabicada en la torre de levante, de tal modo que solo podía llegarle alimento a través de un hueco hecho en el muro. Al exterior de su ventanal, al que solo podía asomarse una hora al día esta aristócrata tuerta (de ahí el nombre de la plaza) se ve una impresionante reja renacentista de hierro forjado , cuyo autor fue Tilman Dieste.
El palacio pasó por todo tipo de peripecias, según relata el cronista provincial Antonio Herrera. A la muerte de una de las duquesas de Pastrana, en el siglo XVIII, el palacio pasó, por disposición testamentaria, a ser propiedad de la Compañía de Jesús, que para nada se ocupó del edificio, metiendo en él realquilados y compartimentándolo para viviendas. Posteriormente, tras la expulsión de los Jesuítas, pasó a la archidiócesis de Toledo, y en 1956 a la de Sigüenza. En los últimos años se cedió a la Universidad de Alcalá que lideró la reconstrucción del mismo con fondos europeos y con la ayuda de la Diputación de Guadalajara y el propio Ayuntamiento.