Cuatro días de infierno en el valle de los Milagros

riba-incendioEl Land-Rover del retén se salió del camino y se metió en el jaral en llamas, hasta que se empotró con este cercado para el ganado. Foto: Santiago Barra/Archivo El Decano. Solo Jesús Abad, conductor de una motobomba de Arcos del Jalón, que estaba apoyando al retén de Cogolludo, salvó su vida. “El fuego estaba muy lejos cuando, de repente,llegó un humo muy negro, de llamas. Íbamos a salir, pero se nos echó encima. Era una especie de ola gigante, pero en fuego”, declaraba a TVE el único superviviente. Los vehículos se adentraron por una pista, con el fuego en la parte inferior del barranco, y en un cambio de aire repentino los envolvó en pocos minutos.

 Una sencilla inspección visual del llamado Rincón del Jaral, donde se produjo la tragegia, confirmó las primera investigaciones: El equipo del retén que mandaba Pedro Almansilla, uno de los mayores expertos de incendios en la provincia, detuvo los tres todoterrenos y los camiones de extinción en un altillo, entre dos barrancos, dando la vuelta a los vehículos por si tenían que escapar. Por sorpresa, porque el fuego estaba lejos, como ha confirmado el superviviente, las llamas subieron desde el barranco y rodearon a los vehículos, desatándose el infierno al arder rápidamente el jaral. Uno de los todoterrenos, apenas pudo rodar unos 100 metros por la pista, y el otro, logró recorrer 50 metros más, hasta que se incendió. El Land-Rover del retén se salió del camino y se metió en el jaral en llamas, hasta que se empotró en un cercado del ganado. La motobomba de Jesús Abad también se salió del camino y cayó en un barranco. Pero Abad consiguió escapar por la puerta opuesta, y ascender por la pendiente unos 30 metros, entre llamas y humo, hasta lograr colocarse bajo el otro camión, cuya conductora, Mercedes Vives, no logró arrancar. Aquella decisión de Juan le salvó la vida, ya que el fuego no quemó la parte trasera del camión, con lo que Jesús pudo encontrar una bolsa de oxígeno.

riba-incendio2Rodeados por las llamas, uno de los todoterrenos apenas pudo rodar unos 100 metros por la pista, y el otro, logró recorrer 50 metros más, hasta que se incendió. Foto: S.Barra/Archivo El Decano. Apenas dio tiempo a los miembros del retén a volver a sus vehículos, quedando algunos calcinados a su alrededor, o en el interior de los mismos. Los cadáveres fueron hallados por algunos vecinos en la misma tarde del domingo, tras el paso del fuego. Nueve de ellos trabajaban para le empresa pública Tragsa.

 

Una barbacoa en un día de fuerte viento

Este tragedia fue la culminación de un incendio que se inicó el sábado al mediodía en una barbacoa que encendieron unos excursionistas en un lugar autorizado para ello. Días después, en toda España se prohibían las barbacoas durante las temporadas de verano de mayor riesgo. La primera notificación oficial se registró a las 14,44 horas. El fuego se extendió con rapidez. Con una velocidad inversamente proporcional a la que utilizaron los responsables de la Consejería en percatarse de la gravedad de la situación. La teoría de los “tres treintas” fue inmiserircorde: Humedad por debajo del 30%; aire a más de treinta kilómetros por hora; y una temperatura superior a los treinta grados, fueron el cóctel que se cebó con el bosque, cuya vegetación es de combustión imparable: principalmente pino resinero, sabina y quejigo.

La falta de medios en las primeras horas para un siniestro de esta categoría fue denunciada por todo el mundo. La Junta de Comunidades tardó 28 horas en declarar el “nivel 2” de alerta, y solicitar medios anti incendios a la Administración Central. Las 20,30 horas del domingo era demasiado tardía , porque el incendio ya estaba descontrolado desde el mismo sábado por la noche, un día en que ya tuvieron que ser desalojados Mazarete, Ciruelos del Pinar y Tobillos. Los vecinos de estas zonas y localidades cercanas lucharon denodadamente en esas primeras horas para parar los focos abiertos  con la única ayuda de un helicópero bombardero, otro de la Brigada Anti incendios Forestales (Brif) y un hidroavión como medios aéreos.

El domingo 17 siguieron los desalojos: Luzón y Santa María del Espino. Y el lunes, le tocaría el turno a Cobeta. Solo el domingo se pudieron ver cinco hidroaviones, un avión de coordinación, dos aviones de carga en tierra, dos helicóperos bombarderos, y otros tres de la Brif; un número de medios que fue acrecentado el lunes 18 (después de la muerte del retén)  con un helicóptero Kamov, tres de la Brif, cuatro aviones de carga, 11 hidroaviones, 17 retenes, 16 autobombas, 17 buldozers para abrir cortafuegos, bomberos del Consorcio Provincial...y que el martes se reforzó con la petición de ayuda a hidroaviones francese. “Si el sábado hubiéramos tenido los medios del domingo, el fuego se habría controlado enseguida”, clamaban los vecinos de La Riba el lunes, mientras esperaban la recuperación de los cadáveres.

El martes se consiguió perimetrar el fuego. Un enorme cortafuegos de 80 metros de anchura y 8 kilómetros de longitud, conseguía detener el último foco activo entre Selas y Cobeta. Solo el miércoles la luz del día hacía visible el fin de la tragedia. Habían pasado 96 largas y dramáticas horas.riba-mapa-nuevoSegún cifras oficiales, el fuego afectó a 12.900 hectáreas, fundamentalmente pino resinero. Desde el punto de vista ecológico, la mayor pérdida se produjo en el valle de los Milagros donde había una especie autóctona "quercus tetraea", con árboles grandes y maduros, que son propios de los climas húmedos del norte de Europa. Esta subespecie no aparece en otras zonas del Alto Tajo, ni del centro peninsular, y se quemó totalmente. Infografía: El Decano.

La instrucción y el juicio 

A instancia de la acusación particular formada por la mayor parte de las familiias de las víctimas, el Juzgado de Sigüenza abrió una instrucción que asumió las tesis de los familiares y acabó con la imputación de 29 personas, entre ellas los altos cargos que intervinieron en el incendio con la consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo el frente.  Pero luego la Audiencia Provincial enmendó la plana al trabajo del instuctor y solo vio responsdabilidades penales en los excursionistas que encendieron la barbacoa en un día de mucho aire e intenso calor. De esa barbacoa salió la chispa que cayó en un campo de labor cercano, y de allí se metió por un barranco hasta llegar al Valle de los Milagros, una profunda hondonada de gran belleza en la que se desató el infierno.

Finalmente se celebró el juicio oral  y se condenó a 2 años de cárcel y al pago de una indemnización de 10,6 millones al excursionista que encendió la barbacoa.Los otros dos procesados que le ayudaron en la tarea fueron absueltos.  

(Fuente: El Decano de Guadalajara)                            

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