Barreda, en Guadalajara.Presentación del libro en Guadalajara
José María Barreda fue presidente de las Cortes de CLM, varias veces consejero, vicepresidente con Bono y presidente de Castilla-La Mancha durante 7 años. Además, dirigió el PSOE de Castilla-La Mancha como secretario general durante buena parte del gobierno de Bono. Ahora es profesor de historia en la Universidad de Castilla-La Mancha. Es, por tanto, uno de los personajes que forjó Castilla-La Mancha como comunidad autónoma, y esta cuestión domina en su libro de memorias que presentó ayer, jueves, en Guadalajara, en el salón de actos de la Junta de Comunidades.
De izquierda a derecha. Pablo Bellido, Magdalena Valerio, José María Barreda, Javier de Irízar y Juan Garrido, durante la presentación de las memorias en un acto organizado por la fundación Siglo Futuro.
Barreda reconoció que CLM no nació como una “región reivindicada”, como otras comunidades autónomas, y después de muchos debates, solo después de que UCD y el PSOE llegaran a un acuerdo para cerrar el mapa autonómico a nivel nacional: “Nos lo dieron hecho, pero yo estaba encantado”, recuerda Barreda, quien reconoció que la provincia más singular fue Guadalajara por las dudas que surgieron a propósito de si Madrid estaba o no en la región.
Así las cosas, Barreda desveló, y así lo escribe en el libro, que el PSOE acentuó su perfil regionalista para tapar el espacio a un posible partido regional y logró identificar las mejoras que estaban teniendo lugar en la región con la nueva autonomía y el gobierno de José Bono.
Contra el frentismo en la política
Barreda criticó el frentismo en la política española y avisó de que algunos enfrentamientos en la Cámara, que no tienen mayor importancia en lo personal, sí lo tienen si esa misma discusión se da en el bar de un pueblo; por ello llamó a evitar el odio y el sectarismo en la acción política.
El ex alcalde Javier de Irízar, uno de los presentadores del acto, dijo que estábamos ante un libro “ameno, bien escrito y muy humano”, como es su autor. Alabó la trayectoria política de Barreda como presidente de Castilla-La Mancha y relató su sensibilidad para entender a Guadalajara: “Cuando se crea la Universidad de Castilla-La Mancha, la idea era que fuera para toda la región, pero yo le hice ver que Guadalajara debía seguir con Alcalá de Henares, por cercanía, y porque ya tenía un campus en Guadalajara”. Barreda lo entendió y la UAH es una excepción en toda España al tener por Ley campus en dos comunidades autónomas diferentes. Irízar también reconoció su sintonía con Barreda, salvo una vez, cuando nombró a Blanca Calvo consejera de Cultura. “Era un viernes de Ferias y yo comenté en la plaza de toros que iba a mostrar públicamente mi disconformidad, porque Blanca Calvo había perjudicado los intereses del PSOE de Guadalajara. Horas después, para mi sorpresa me llama José Bono y me pide que no abra una controversia públicaa con Barreda por ello; y le hice caso”. El propio Barreda aclaró que fue él quien llamó a Bono para que hablara con Irízar, como así lo hizo, y enmarcó la operación en la “OPA amistosa” que el PSOE hizo con la gente de Nueva Izquierda en Castilla-La Mancha, que también llevó a Florentino García Bonilla a ser diputado regional con el PSOE. “Eran pocos, pero sobre todo influyentes en Comisiones Obreras, y eso nos interesaba”, reconoció Barreda. Irízar lamentó también la “injusticia” que se cometió con Barreda, por el incendio mortal de Riba de Saelices, que el ex presidente reconoce como el peor momento de su carrera política.
Magdalena Valerio, ex ministra y consejera con Barreda, describió al protagonista de esta memorias como un “intelectual pragmático”, recordando sus inicios en el PCE en la universidad y su fructífera etapa política.
Por su parte, Pablo Bellido, presidente de las Cortes regionales y secretario provincial del PSOE, definió a Barreda como uno de los “arquitectos” de Castilla-La Mancha.
