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Cogolludo celebró San Antón

san anton cogolludoCompartiendo los molletes de pan "preñao"

Los preparativos de la fiesta de San Antón en la villa de Cogolludo empiezan los días previos, en los que niños y no tan niños se reúnen en los aledaños de la zona conocida como el Llano Peral, para construir tres montones de piedras, los llamados pinochos, uno central más alto flanqueado por otro dos de menor tamaño que simbolizan al sacerdote y los monaguillos. Con esta antiquísima tradición da comienzo la celebración de San Antón, junto a su ermita, la más pequeña entre las cinco que aún se conservan, de las diecisiete que llegó a tener la localidad serrana.

El día 17 de enero, festividad del santo, protector de los animales, los lugareños vuelven al Llano Peral, derriban los montones y comparten sus viandas en torno a la ermita a la espera de que comiencen los actos religiosos. En la ermita son bendecidos los animales y se saca en andas al santo para que dé tres vueltas alrededor del edificio.

Los vecinos de la villa comparten en esta festividad los molletes de San Antón, un pan “preñao” que contiene en su interior un chorizo y está coronado por un huevo cocido. Anriguamente se celebraban en el municipio “las carreras de mulas”.

La competición se iniciaba en la cuesta que sube hasta el convento de El Carmen desde la Ermita, para continuar por la ronda hasta el lateral del Palacio Ducal para salir por el callejón de El Toril a la Puerta Principal y a la Plaza, donde se decidía el ganador.

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