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La lacra del suicidio , merece una contundente respuesta pública YÁ.

Dicen que el primer paso para solucionar un problema es reconocer su existencia.

Hace años no se hablaba de la violencia hacia las mujeres y no por eso, desgraciadamente, dejaba de producirse. Tampoco se hablaba de la homofobia ni del acoso escolar y existían, claro que existían. Hoy me propongo escribir aquí, porque aún sigue siendo un tema, digamos, “incómodo”, sobre el suicidio.

En 2019 el número de muertes por suicidio en España fue de 3.671 (10 suicidios al DÍA) lo que supuso un crecimiento del 3,7 % respecto al año anterior, según se desprende de los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un año después, en 2020 la estadística volvió a crecer. Ese año fue el que más suicidios se produjeron en la historia de España desde que se tienen datos. En total se contabilizaron 3.941 suicidios, 270 más que en 2019. Eso supone que cada día se suicidan una media de 11 personas, una cada dos horas.

Entre los factores que influyen se incluyen el desempleo, la depresión y las presiones sociales. El suicidio es la primera causa de muerte violenta -o externa- en España, por delante de los accidentes de tráfico. Sí, es cierto que la tasa en España es más baja que la media de la Unión Europea, que es de 10,75 personas por cada 100.000 personas pero no busquen, por favor, ningún magro consuelo en esta mera estadística.

Datos de suicidios en España
Y hasta aquí los datos, los fríos datos. El problema es que detrás de cada uno de ellos, igual que en cada caso de acoso escolar o en cada caso de violencia doméstica, hay una auténtica tragedia humana. Un drama que en estos casos deja a una familia y a unos amigos, a un entorno con una pérdida irreparable y con una pregunta en el aire que, probablemente, nunca podrán responder: ¿por qué?. Hace poco escuche que el acto del suicidio es un acto automático e irrefrenable.

Disiento totalmente. La persona que lo hace lleva tiempo pensándolo, “rumiándolo”, porque lleva tiempo sufriendo. Y es que nadie se suicida porque sí, es una manifestación del sufrimiento y la desesperación interior de la persona. Tan sólo el “hecho último” responde a ese impulso. Por eso es importante que las familias y amigos, que las personas cercanas estén atentas. Es importante que se muestren alertas ante cualquier posible señal que pueda darse porque, lo hemos dicho antes, la depresión es una de las causas y es más común de lo que nos parece. Y el desempleo y la presión social y muchas otros cosas pueden hacer tambalear nuestro edificio personal.Y todo eso se trata con comprensión y apoyo social y con el trabajo de los profesionales, porque la salud mental es una parte muy importante de la salud, a ver si nos damos cuenta de una vez por todas. Hay que desestigmatizar (¿lo he dicho bien?) ir al psiquiatra, al psicólogo o a un coaching. No pretendo ser yo un profesional, que no lo soy.

Solamente soy usuario de salud mental y se lo que se experimenta. No conozco, afortunadamente, el dolor de perder a una persona que decide poner fin a su vida, ni quisiera conocerlo. Pero, para todos aquellos que lo viven día a día en sus carnes, todo mi cariño, todo mi amor y un fuerte abrazo. De verdad. Y luchemos contra esta lacra, empezando por hacerla visible.

Estéban Provencio. Periodista

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