Alarma educativa (2)

En relación con la carta de opinión aparecida en este diario el día 5 de julio de 2020, los firmantes de la misma queremos aclarar ciertos aspectos que han quedado confusos, quizá por el carácter literario de la misma, quizá por alguna expresión desafortunada, y quizá también porque las interpretaciones son tantas como el número de las personas que la leen.

Queremos dejar constancia aquí que en el ánimo de ninguno de nosotros ha estado nunca la intención de injuriar y calumniar a nadie. El objetivo no ha sido hacer un escrito con declaraciones dirigidas hacia personas concretas ni con intención de lesionar la imagen de nadie. Sin embargo, comprendemos y admitimos que, llevados por el ímpetu literario,   algunas frases con un significado alegórico bajo ojos literarios –inocuas en su intención, por tanto-, han resultado ofensivas con una lectura objetiva, para algunas personas, y lo sentimos. El resultado ha sido una interpretación muy distinta a la intención de los autores.

Puesto que lo literario ha enturbiado el auténtico mensaje, queremos eliminar ese estilo y esas frases no oportunas que han producido un efecto contrario, y expresar claramente la intención de la carta.

La carta expresa un sentir, como han comprendido muchos docentes, un sentir de reivindicación de nuestra profesión, un sentir de desamparo en el contexto del cumplimiento fiel de la normativa dictada durante el confinamiento. Y es un ruego, un ruego a nuestras autoridades de que escuchen a los docentes y de que nos ayuden a proteger a toda la comunidad educativa en el próximo curso, en el contexto de pandemia, con medidas viables que hagan compatibles educación y salud, individual y pública.

Firmado: los firmantes de la carta de opinión publicada en este diario el día 5 de julio de 2020 (“Alarma Educativa”)

Guadalajara, 27 de julio 2020

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