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Contra la enseñanza en libertad

“El derecho de los padres a elegir centro educativo no entra en la libertad de enseñanza”.

Estas palabras son de la ministra aún en funciones, Sra. Celaá, una intolerante y sectaria partidaria de la escuela única y pública y laica; contraria a la educación en libertad como garantiza el artículo 27 de la Constitución que salvaguarda el derecho a la educación y la libertad de enseñanza, así como que los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo, con sus convicciones, intentan volver a iniciar la guerra camuflada contra los conciertos educativos.

La izquierda radical PSOE- UP alardea por lo visto de innovación y autonomía de los centros, sin diálogo y sin consenso, sino imponiendo un modelo educativo trasnochado y caduco controlado por los políticos enemigos de la libertad educativa. Se pretende ni más menos que volver al caos de los años 80, cuando los conciertos educativos eran subsidiarios de la educación pública, sin tener en cuenta que como se demostró entonces han sido necesarios para mejorar la calidad de enseñanza, respetar la libertad y ahorrar costes al Estado. La educación concertada se ha demostrado que además de necesaria es imprescindible, como se puede comprobar en pueblos y ciudades, en donde los centros concertados desempeñan una función necesaria y meritoria.

La sociedad ha cambiado mucho y sólo las dictaduras que han estatalizado la educación Cuba, Venezuela, por citar los modelos afines que los partidarios de la que llaman escuela única, pública y laica quieren por prejuicios ideológicos social-comunistas contra la educación en libertad, intentando aniquilar los conciertos e imponiéndoles condiciones draconianas. La sociedad de la Información y de la comunicación ha cambiado mucho y el modelo único es claramente empobrecedor y perjudicial para las familias con menor poder adquisitivo que desean una educación de calidad para sus hijos.

La buena educación no pude ser un privilegio de ricos. Las familias quieren tener el protagonismo irrenunciable en la educación de sus hijos, que no son del estado, ni de ningún partido político como algunos parecen defender. Lo que se pretende es volver a los modelos educativos en los que el estado impone en las escuelas los principios éticos, negando a los padres el derecho fundamental de velar y participar en la educación. Los modelos únicos y estatales sólo se pueden imponer por la violencia ideológica de lo políticamente correcto basado en el relativismo moral que parte de negar la existencia real de la diferencia entre el bien y el mal. Está comprobado que la educación pública no es per se mejor que la concertada pero sí más cara.

Ahogar económicamente a la enseñanza concertad elegida libremente por los padres. Detrás de todo está el intento de erradicar la religión no sólo de la escuela sino en toda la sociedad relegándola a la privacidad más absoluta sin transcendencia y sin relevancia social. Algo que siempre ha intentado la izquierda radical social-comunista y el liberalismo ultramontano como se deduce de las palabras indignantes e irresponsables de la ministra Celaá.

Fidel García Martínez

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