A Beatriz Lagos in memorian

 

 Hoy me he levantado con profunda tristeza. Un sentimiento, de esos que son imposibles de explicar con palabras, me ha provocado cierta preocupación.

A través de las nuevas tecnologías he intentado averiguar algo sobre la vida de una persona especial. No ha sido muy complicado encontrar respuesta, pues en la primera línea del buscador un jarro de agua fría ha caído sobre mis ojos. He descubierto que se marchó para siempre hace poco más de un mes. Hoy es un día muy triste.

Tuve la gran suerte de cruzarme en su camino mientras yo estudiaba en el instituto de Jadraque y ella impartía clases de Filosofía.

Soy consciente de que nunca fui su alumno favorito, pero es cierto que con los años aprendimos a conocernos mejor y establecimos una relación especial entre ambos. Fue una mujer transgresora , que amaba la vida, la cultura y las relaciones humanas.

Asistí a varios encuentros de poetas que organizó en su querida Hita, tierra que la acogió durante los años que vivió en España.

Finalizada su etapa alcarreña decidió marcharse con su familia a Petaluma (California), y desde allí vino alguna que otra vez a España para regalarnos lo que mejor sabía hacer: recitarle a la vida.

Me siento privilegiado de haber podido formar parte de esos encuentros poéticos tan especiales en los que la razón se perdía entre profundos sentimientos.

Ahora es diferente. Se ha marchado, pero no a Argentina, su tierra natal, ni a Petaluma. Se ha marchado para siempre, con su alma a cuestas.

Ha desplegado sus alas de halconera y ha emprendido el vuelo hasta la tierra universal de los poetas. Espero que allí sea capaz de organizar esos encuentros literarios de los que tanto disfrutaba.

Querida Beatriz, aunque te hayas marchado, ten presente que estarás siempre en nuestros corazones, y que tus palabras, que por fortuna permanecen escritas, forman ya parte de la historia de estas tierras que tanto amaste.

Te deseo lo mejor allá donde estés. Hasta siempre, amiga. Te echaré mucho de menos. Estoy seguro de que algún día nos volveremos a encontrar.

Fidel Coruña

En recuerdo de Beatriz Lagos, escritora internacional que estuvo afincada varios años en las tierras de Guadalajara.

 

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