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Aquel verano de 1808 en que Jovellanos estuvo en Jadraque

saleta-jovellanos Fotografía de una de las paredes de la ahora conocica como La saleta de Jovellanos. El pescador que figura en la misma se atribuye a Goya. Gaspar de Jovellanos en su testamento llama “padre” a Juan Arias de Sáavedra y le deja heredero de algunos cuadros. También en algunas cartas le llama “papaíto”. A ese grado llegaba la profunda amistad entre el intelectual asturiano y el prócer jadraqueño, amistad que había nacido en 1764 en el Colegio de San Ildefonso de Alcala de Henares, donde don Juan  era monitor de Jovellanos mientras este estudiaba humanidades.

No es extraño por tanto que cuando Jovellanos salió de la prisión del castillo de Bellver en Palma de Mallorca y llegase a la península por el puerto de Barcelona, enfermo y envejecido, pensara en la casona de don Juan Arias de Saavedra en Jadraque para ir allí a descansar.

Emprendió el viaje e hizo escala en Zaragoza  donde se reunió con el general Palafox , encargado de la seguridad militar de la plaza,  y el 1 de junio de 1808 llegó a Jadraque . En su diario dice que “en el camino se encontró con soldados que maltrechos y vencidos que se dirigían a sus lugares de origen”.

 Al arribar a la casona de Arias de Sáavedra, este aún no había llegado. Le recibió un sobrino, Joaquín Verdugo y Leyzaur y la esposa de este,  aparte de otras personas que habían huido de Madrid y se encontraban allí refugiados.

 La primera noche la pasó muy mal y tuvieron que avisar al doctor Gil Vergara, que vino de Cifuentes, y quien “le receta contra la tos que no le deja dormir “. No obstante a  su enfermedad, sale a la calle, visita la Iglesia y el convento de Capuchinos, en donde resalta y así lo deja escrito en uno de sus diarios, las obras de arte que encierra entre sus muros.

 La llegada de Arias de Sáavedra le produjo una gran emoción, ya que llevaban sin verse desde 1798. Se pasan horas y horas hablando de la situación de España y de la presencia de Napoleón en nuestra patria.

 Jovellanos, desde el primer día de su llegada a Jadraque, comienza a recibir requerimientos del emperador de los franceses ò de sus allegados políticos para que se incorpore a la causa y forme parte del gobierno de su hermano el rey José  I , “Pepe Botella”. Hasta ocho mensajes recibió de los ministros O, Farril, Mazarredo,  Asanza y Piñuela y a todos contestó Jovellanos de la imposibilidad de poder hacerlo e incluso tampoco hace caso cuando le piden que vaya a Asturias a pacificar a la población enardecida ente la invasión francesa.

 Napoleón ante la firmeza de Jovellanos deja de molestarle y le desea mejore de su enfermedad en Jadraque , adonde ha llegado acompañado de su fiel secretario Martínez Marina, excelente pintor y de su mayordomo Domingo García de la Fuente.

 Y con aquél , comienza a “decorar” la hoy denominada “Saleta de Jovellanos”, un espacio de 4,75 metros x 4,50 metros, en la que en sus cuatro paredes quedan reflejadas en 17 pinturas, 6 horizontales y 11 verticales, en colores grises y sepia una parte importante de sus recuerdos y de su vida.

 Hay quien afirma que Jovellanos pintó la saleta, otras que el fue el “autor intelectual” y Martínez Marina el ejecutor de las mismas y que tan solo uno de los lienzos de peor calidad se debe al pincel de don Gaspar.

 En las cuatro paredes interrumpidas por una chimenea francesa y cinco puertas, una de ellas de acceso al jardín y dos más pequeñas, que tapaban una pequeña escalera de caracol para subir a la primera planta y la otra similar a un armario, se ven reflejadas las pinturas.

 El castillo de Bellver, la bahía de Palma con el faro de Porto Pi (que aún existe) al fondo, en otras ha querido plasmar su añoranza hacia su lejana Asturias, una semblanza en agua, del mar que desde la isla le separaba de su tierra, el rencor hacia Godoy como culpable de su encarcelamiento.

La intervención de Goya

Las que tienen más importancia, bajo el punto de vista artístico, son las que en ellas intervino Francisco Goya y Lucientes, dejando en la saleta la impronta inigualable de su arte en siete detalles de la misma. La figura del pescador de la pintura principal, dos de los cuatro medallones que tiene la saleta y cuatro pequeños detalles, dos en forma rectangular y otros dos en abanicos que encierran detalles goyescos.

 Goya había llegado a Jadraque,  procedente de Madrid, por Guadalajara e Hita a primeros de septiembre. Era también amigo de Arias de Sàavedra,  del que había hecho un retrato y de Jovellanos, al que le hizo dos: uno, denominado “el Jadraque”, por ser el sitio donde lo dibujó ó donde estuvo varios años depositado, se encuentra hoy en el Museo del Prado de Madrid.

 El 17 de septiembre, después de 108 días de estancia en Jadraque, Jovellanos marchó hacia Aranjuez para constituir la Junta Central.  Goya salió hacia Zaragoza unos días más tarde y Arias de Sàavedra quedó en Jadraque hasta que fue a Sigüenza a formar parte de la Junta Provincial de Guadalajara.

 En 1811 fue obligado a exiliarse en  Bustares  en donde falleció el 23 de enero.  Jovellanos moría en Puerto Vega (Asturias) el 29 de noviembre de ese mismo año y Goya en Burdeos ( Francia) el 15 de abril de 1828.

 En Jadraque quedó La Saleta , como muestra de sus presencias y testigo de una historia que ellos hicieron mas relevante por el importante papel que tuvieron y siguen teniendo en la misma.

 Josè Maria Bris Gallego

 10 de septiembre de 2014.   

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