¿Reformar la Constitución?

 Se cumplen ya 40 años de vigencia de la Constitución de 1978 que votaron los españoles mayores de 21 años, pues hasta entonces y en su Art. 12 no se establece la mayoría de edad a los 18, por lo que todos aquellos que el 6 de diciembre no hayan cumplido 61 no la pudieron votar, sin duda alguna la mayoría de la población, y tal vez por esa circunstancia parece que hoy todos se apuntan a un cambio constitucional, por aquello de “yo no la vote”. 

Foto Irizar Javier de Irízar prometiendo la Constitución como alcalde de Guadalajara tras las elecciones celebradas después de la aprobación de la nueva carta magna./Archivo Flores y Abejas.

Es cierto que cuarenta años han hecho vieja nuestra Ley de Leyes, que solo ha sufrido en este tiempo dos modificaciones: la del Art. 13.2 para permitir votar en la Elecciones Municipales a los ciudadanos europeos, y el Art. 135 para dar mayor garantía al pago de la deuda en un momento de aguda crisis económica, y ambos lo fueron por la mayoría de tres quintos del Congreso y el Senado exigida en el Art. 167.1 sin que hubiera en ese momento una décima parte de diputados o senadores en contra que hubieran podido exigir un referéndum, tal como establece el apartado 3 del citado Art, 167, aunque en la segunda de las reformas sí hubo algunos diputados y senadores que votaron en contra.

 "Es una característica esencial de nuestra carta magna la voluntad que tuvieron los constituyentes de que sirviera como instrumento de consenso entre todas las ideologías, pero hay que destacar que no con un afán de inalterabilidad a cualquier precio, sino mas bien al contrario, con la vocación de poder ser reformada y adaptada cuando una mayoría cualificada de las cámaras en las que se deposita la representación del pueblo español llegase a la conclusión".

Al día de hoy ¿hacen falta mas reformas?. Seguro que sí, cada uno tenemos después de este largo rodaje, que ha sido positivo para encauzar adecuadamente la vida pública y social de España, un listado de artículos que deberían de reformarse para adaptarse mejor a una sociedad que ha evolucionado vertiginosamente, pero hay que tener muy presente, en todo momento, que no debe romperse el consenso que representó la aprobación de la Constitución, que no solo unió en un mismo voto a las derechas y a las izquierdas, que hasta entonces nunca habían aceptado conjuntamente normas constitucionales -- mas bien cuando tenían mayorías aprobaban las de unos contra los otros--, sino que además ha sido aceptada y no discutida durante todo este tiempo por una amplia mayoría social.

IrizarJavier de Irízar, retrato de la Galería de Alcaldes de Guadalajara. Es por tanto una característica esencial de nuestra carta magna la voluntad que tuvieron los constituyentes de que sirviera como instrumento de consenso entre todas las ideologías, pero hay que destacar que no con un afán de inalterabilidad a cualquier precio, sino mas bien al contrario, con la vocación de poder ser reformada y adaptada cuando una mayoría cualificada de las cámaras en las que se deposita la representación del pueblo español llegase a la conclusión de que los años transcurridos desde su entrada en vigor la han dejado obsoleta, y necesitada de un cambio, y al redactarla pensaron, y tal vez que se equivocaron en ello, que el consenso de fuerzas políticas divergentes se mantendría cuando hubiera de tratarse de las necesarias reformas en el transcurso del tiempo. Sin embargo, las disputas políticas de este final de 2018 y la quiebra de cualquier tipo de acuerdo no solo en este ámbito, sino en general parece que hoy hace inviable la puesta al día de nuestra Constitución, aunque muchos coincidamos en que hay muchos puntos necesarios de esta reforma (el Senado, la igualdad del sexo en el acceso al trono, la clarificación de las competencias de la Comunidades Autónomas, la incorporación de nuevos derechos etc.). Lamentablemente esta situación no solo impide que se lleven a cabo los pasos necesarios para su reforma, sino que pone en riesgo el propio sistema de libertades.

"No debe romperse el consenso que representó la aprobación de la Constitución, que no solo unió en un mismo voto a las derechas y a las izquierdas, que hasta entonces nunca habían aceptado conjuntamente normas constitucionales -- mas bien cuando tenían mayorías aprobaban las de unos contra los otros--, sino que además ha sido aceptada y no discutida durante todo este tiempo por una amplia mayoría social". 

El Art.138 establece para la reforma constitucional un procedimiento reservado para el titulo preliminar donde se recogen los principios que informan la Constitución, los derechos y libertades y de la monarquía, que exige una mayoría de 2/3 de las cámaras y después la ratificación por referéndum; queriéndose garantizar con este referéndum que solamente sea el pueblo el que acepte una modificación de los derechos y libertades que tanto costaron conseguir y, que si alguna vez se plantea en al sociedad la vieja polémica entre monarquía y república (que algunos sugieren que ha surgido ya) fuese en última instancia los españoles quienes decidan sobre ella.

 

 "No puede emplearse la reforma de la constitución como arma arrojadiza en la batalla política del día a día. Y esto quiere decir, que el gobierno no debe llevar una propuesta a las Cortes, por ejemplo, para eliminar los aforamientos por muy razonable que esta propuesta sea sin que antes haya sido acordada por las fuerzas políticas que en la reforma de la Constitución tienen su propio papel, que no corresponde al ejecutivo, sino a las Cortes". 

 Ésta es, entre otras cosas, una de las que votamos el 6 de diciembre de 1978 y estos son los instrumentos que nos dimos para cambiar lo que con tanto esfuerzo salió adelante en aquellas fechas y que entiendo que tienen que ser respetados para llevar a cabo la necesaria reforma, que tendrá que ser por consenso entre todas las fuerzas políticas de distinto signo y que parece que hemos olvidado que es la única forma para hacerlo.Por ello no puede emplearse la reforma de la constitución como arma arrojadiza en la batalla política del día a día. Y esto quiere decir, que el gobierno no debe llevar una propuesta a las Cortes, por ejemplo, para eliminar los aforamientos por muy razonable que esta propuesta sea sin que antes haya sido acordada por las fuerzas políticas que en la reforma de la Constitución tienen su propio papel, que no corresponde al ejecutivo, sino a las Cortes donde debe plantearse el acuerdo previo y, una vez obtenido éste, solicitar los informes al Consejo de Estado o a quien proceda. Como tampoco puede pedirse a gritos un referéndum sobre la forma de Estado, como viene haciéndose por Podemos, sin que se sigan los procedimientos oportunos; sin que ello obste para que, si lo estiman adecuado, manifiesten su voluntad de proponer al Parlamento nacido de las próximas elecciones, una modificación en el sentido de que el jefe del Estado sea el Presidente de la República. Pero todos los españoles convenimos hace 40 años que sobre este punto deberán ser los 2/3 de los representantes del pueblo democráticamente elegidos los que propusiesen el cambio, y que debería ser ratificado por un referéndum en el que participasen todos los españoles, para evitar así que una vez más puedan imponerse cambios no aceptados mayoritariamente.

  irizarpsoeDurante estos años en conferencias, artículos o intervenciones sobre esta cuestión, se terminaba con el grito de “larga vida a la Constitución”; y ese grito debería cambiarse por el de “larga vida a una constitución reformada” puesta al día y al servicio de la totalidad de los ciudadanos.

JAVIER DE IRÍZAR ORTEGA

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 Javier de Irízar (Guadalajara, 13 de marzo de 1949) es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza. Fue el primer alcalde de la democracia, elegido por el PSOE el 20 de abril de 1979 y estuvo hasta el 15 de junio de 1991. Fue fue elegido senador en las primeras elecciones tras la aprobación de la Constitución 1979) y en 1981 miembro de la Asamblea de Parlamentarios encargada de poner en marcha el proceso autonómico en Castilla-La Mancha. En las elecciones a las Cortes de Castilla-La Mancha de 1983 fue elegido diputado por Guadalajara​ y primer Presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha.Tras su progresivo abandono de la política activa, Irízar se dedicó a la abogacía y a la actividad empresarial.En marzo de 2008 retomó la actividad política como candidato del PSOE al Senado por Guadalajara, resultando elegido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Durante estos años en conferencias, artículos o intervenciones sobre esta cuestión, se terminaba con el grito de “larga vida a la Constitución”; y ese grito debería cambiarse por el de “larga vida a una constitución reformada” puesta al día y al servicio de la totalidad de los ciudadanos".

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