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Orejas en Madrid, orejas en Guadalajara: un mal ejemplo

Formo parte del nutrido grupo de alcarreños que asiduamente acudimos a Las Ventas y estos días, por supuesto, a los festejos taurinos de San Isidro. Siempre voy con ánimo de disfrutar, relajarme y emocionarme con la belleza de los toros, mezclado con el hacer y valentía de los toreros, tratan de llenar la plaza de arte y aplausos.

La cuarta corrida de feria, es el día de los Pedraza de Yeltes, toros colorados y de impecable presencia, cuya media de peso superaba los 625 kg, y me encuentro con uno de los espectáculos nunca vistos en el desarrollo puntual de los diferentes tercios, y es que la persona encargada de dirigir el espectáculo mimosamente preparado, llegado un momento hizo dejación de sus funciones, y perdió su respeto por el público. En una falta de respeto total, se negó caprichosamente a conceder la oreja a un torero, valiente y honesto, que se jugó la vida practicando su oficio, ganado a ley un merecido trofeo.

Toreó Jiménez Fortes con valentía, sobriedad y fuertes arrimones al sexto, tanto insistió en su toreo sin trampa, que el animal se le echó a los lomos tras un violento revolcón. La faena a un toro que no quería ir, es de las se quieren y gustan en Las Ventas; faena culminada con un estoconazo de los que se verán pocos en San Isidro. Y a partir de ahí la falta de respeto hacia el público. El presidente como en tantas cosas está equivocado, pues la decisión de la primera oreja es del público, y él debe sacar el pañuelo porque era reclamada de forma abrumadora. Desde mi asiento ví como miraba con indiferencia y desprecio a quienes, legítimamente, decidieron concederla y él, con despreco, se negó a darla. Ni una mala cara por parte del torero, quien dio una aclamada vuelta al ruedo, con lo difícil que es poner al publico de acuerdo en esto de las vueltas al ruedo. A esta siguió otra vuelta en olor de multitudes, mientras el respetable, dio rienda suelta a su impotencia poblando el ruedo de almohadillas, como nunca vi yo en este coso. Mala forma de expresarse acudir a este maleducado remedio. Claro, visto el poco respeto del presidente con el público, este se lo perdió a él llenándole de gritos y abucheos. Afortunadamente era el último de los toros y esta decisión caprichosa e insólita no sirvió para alterar más el orden en la plaza.

Y está equivocado el susodicho Presidente cuando en unas declaraciones al periódico El País, en el día siguiente, dice en su disculpa, que no es lo mismo conceder orejas en Guadalajara que en Madrid. Aparte del mal regusto que me queda el que nos ponga como ejemplo de mal conceder orejas (aquí sí que hay y ha habido presidentes ecuánimes), también se equivoca porque si el publico de Guadalajara pide mayoritariamente la oreja o más aun si es unánime la petición ,como en Madrid, la presidencia debe conceder dicho trofeo, como simple acto administrativo a realizar por persona, que como él, es funcionario de la administración. Quizás no se estudió este tema en la oposición, o ésta le fue aprobada tal que una tesis en la Carlos III.

Y sobre todo el Presidente se equivoca en faltarle el respeto a miles de personas a quienes despreció. No sé cuál es el sistema por el que se designa a un irresponsable para presidir la primera plaza del mundo, y donde se celebra la mejor feria taurina que existe. Alguna responsabilidad tendrá quien comete este atropello. A este que designa, le diría yo, por favor no manden con lata de gasolina y cerilla a quien debe velar por el buen desarrollo del festejo. Vaya para José Magán, nuestra pena por su ignorancia, y a Fortes nuestro agradecimiento por su hombría.

Por vez primera he visto dos vueltas al ruedo en las Ventas. He visto por vez primera el triste espectáculo del ruedo colmado de almohadillas, y he visto por unanimidad pedir la oreja y abuchear a un maleducado que se ha reído de miles de personas.

Bueno, repetir que ha sido muy gratuito poner a nuestra plaza como mal ejemplo de concesión de orejas. Ya quisiera tener las Ventas un Presidente con la honradez de la de Guadalajara.

Vicente Hita

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