Mientras esperpento catalán alcanza cuotas próximas al paroxismo político y se enroca en el puigdemontismo más enervante, ocupando casi todo el tiempo y lugar informativo, los problemas que afectan realmente todos los españoles, apenas ocupan tiempo y lugar en los medios, tertulias y otros mentiros políticos, como son las pensiones y salarios mínimos. Los que deberían preocuparse de ellos deambulan entre la demagogia y el populismo con ocurrencias sin más fundamento que rascar algún voto. Las pensiones según el Banco de España, la máxima autoridad monetaria, advierte que, debido al envejecimiento de la población española, las futuras generaciones percibirán una pensión media, significativamente menor que la actual y esto suponiendo que España supere la crisis actual y entre en la senda del crecimiento de un 3%. Al envejecimiento de la población hay que añadir la tasa negativa de natalidad que aumenta con los ataques continuos a la familia y al matrimonio como Dios manda a lo que hay que añadir el numero pavoroso de abortos, más de 110.OOO al año, realidades que pueden cuestionar el mismo futuro de España como nación.
El envejecimiento y la natalidad fuertemente negativa ponen en peligro el futuro de las pensiones, si no las presentes, sí las futuras. En España la tasa de natalidad es menor que hace 34 años, ha pasado del 17,20 al 9,69. Los españoles ahorran menos y consumen más porque piensan que su pensión pública está asegurada. En otros países las tendencias van por otros derroteros, por cuanto los padres son conscientes de la creciente carga de las pensiones para los futuros pensionistas que serán sus hijos, por eso ahorran más a pesar de pagar más impuestos.
En cuanto al salario mínimo, Rajoy, tan criticado por la derecha (Aznar- Rivera) y por toda la izquierda (Sánchez- Iglesias) está tomando decisiones políticas y económicas que tienden a superar la difícil situación que se vive en España, minada por el independentismo-nacionalista, y por los efectos de la crisis económica, que pese a los evidentes signos recuperación, son millones los españoles que se las ven muy negras para no caer en el umbral de la pobreza por los bajos salarios. Una medida es el anuncio de la subida de SMI, que llegará hasta 850 euros en 2020, siempre y cuando los empresarios y trabajadores firmen la paz social y se comprometan a que las empresas sean más eficaces y aumente el número de trabajadores fijos y con salarios dignos.
Rajoy reconoce que el SMI actual debe ser mejorado y para eso ha propuesto a los sindicatos y patronal que el salario mínimo, que es de 707,6, comience a incrementarse a partir de 2018 un 4%, llegando a los 735,9 en 14 pagas; en el resto de los ejercicios será incrementado hasta 850 en el 2020. Esta subida afectará en 2018 a 530.000 trabajadores.
Rajoy ha afirmado que el esfuerzo ha merecido la pena, pero desea que estas subidas lleguen hasta las últimas personas que lo necesiten. Algo por otra parte obvio porque todo político que se precie debe tener entre sus objetivos: el bien común por encima de los intereses individualistas y partidistas. Ante esta medida los partidos de la oposición como Ciudadanos, que se presenta como el recambio del PP en toda España, por su clamoroso triunfo en Cataluña a costa del sangrar el PP. Rivera ve en este subida del SMI una buena medida, pero ineficaz, porque no es la solución a la precariedad. Según él hay otros mecanismos que son muchos más eficaces que la subido salarial, pero no aporta ninguna. Los portavoces de Podemos acostumbrados al populismo y a dar soluciones fáciles a problemas difíciles (demagogia), ha acusado al gobierno de electoralista. Rajoy obra con sensatez porque lo que propone es la necesidad de más empresas y más trabajadores cotizando para mejor la situación de todos. Incluso la subida de SMI.
Lo que no se puede hacer es hundir la economía, provocar la fuga de empresas y gastar millones en experimentos independentistas rupturistas a costa de la enseñanza, salud y servicios sociales todos los españoles.
Fidel García Martínez