El mejor documento histórico para creer y comprender el auténtico significado de la Pasión Muerte y Resurrección de Jesucristo, esencia del Kerigma Cristiano, es el testimonio de los cuatro evangelios, en ellos está todo lo que el católico debe creer y profesar, porque en ellos se encuentra todo lo que necesita , como palabra revelada, para su salvación. La pintura, el cine (Mel Gibson, con su espectacular film La Pasión) la literatura y las demás artes se han volcado en representar los últimos días de la vida de Jesucristo. Nuestras maravillosas procesiones españolas de la Semana Santa, que tanto parecen molestar a algunos reaccionarios que abominan de uno de los tesoros de fe y cultura más impresionantes que nunca se han visto en la historia de la Humanidad, son también un testimonio impresionante de la Historia más grande jamás contada.
Pero hay dos documentos excepcionales que han merecido el interés de investigadores y científicos y han llegado a conclusiones sorprendentes. Me refiero al conocido como Santo Sudario de la Catedral de Oviedo y a la Sábana Santa de la Catedral de Turín. Dos testimonios que han provocado las más extrañas opiniones y conclusiones, y que gozan del respeto piadoso y reverente de millones de personas del todo el mundo. Por lo tanto exigen cuando menos un respetuoso tratamiento.
Lo primero que se debe decir de estos dos testimonios es que no son objeto de Fe Católica Revelada, como los son los Evangelios o las Epístolas de San Pablo, Es decir nadie peca mortalmente por no aceptarlos como revelados; la Iglesia Católica nunca ha obligado a nadie a creer en ellos. Pero muchos datos que aportan están en total consonancia con los que escriben los evangelistas. ¿Pero que dice sobre la Pasión de Jesucristo, la Sábana Santa?
La Sabana Santa data del Siglo I de Nuestra era. Los científicos han aislado en ella polen de plantas palestinas, hay extintas, contemporáneas de Jesucristo.
En la Sábana Santa se perciben negativos fotográficos (frontal y dorsal) de cuerpo entero y tamaño natural: algo absolutamente imposible hasta la invención del negativo fotográfico por el francés Daguerre.
A La perfección anatómica de esas figuras- producidas un adelanto de 2000 años sobre el arte, corresponde el asombroso realismo fisiológico de las manchas de sangre: algo insólito, hasta la invención de la circulación de la sangre por Miguel Servet.
Partiendo de estos datos, los matemáticos calculan que la probabilidad de que la Sábana Santa no sea que la envolvió el Cuerpo de Cristo es de doscientos mil millones contra uno.
Además hay una serie de datos que pueden ayudar a admitir la autenticidad de la Sábana Santa: el hombre que aparece en el Sábana Santa fue azotado con instrumentos acabados con bolas de acero y hueso según la costumbre romana: sobre las espaldas del hombre de la sábana ha posado un objeto pesado y rugoso de unos 14 cm de anchura (el palo vertical de la Cruz). Al hombre de la Sábana Santa le han encasquetado un yelmo de espinas. Al hombre de la Sábana Santa le han atravesado las manos por las muñecas. Al hombre de la Sábana Santa le han abierto el corazón con una lanza.
Hasta aquí todo aparentemente normal dentro de la brutalidad terrible de la crucifixión el más terrorífico de los suplicios, al que ningún ciudadano romano podía ser condenado. Pero en la Sábana Santa se perciben señales que aún no han podido ser explicadas y que prestigiosos investigadores han resumido así:
- La Sábana Santa presenta la imagen sublime del Salvador en el instante en el que resucitó.
- El hombre de la Sábana Santa en el instante en el que quedó impreso en el tejido y misteriosamente en negativo, se encontró en absoluta oscuridad. Si no había fuente de luz externa al cuerpo, la luz tendría que proceder del mismo cuerpo, además esa fuente luminosa o no actúa uniformemente sobre la superficie de la figura: como flash a cortísima distancia que opera intensamente sobre los pies, el rostro o la nunca.
- Si esas figuras es imposible que se produjeran por contacto de la Sábana sobre el cuerpo o no ser que el Cuerpo de Cristo crucificado fuera el cuerpo Espiritual de Cristo Resucitado. La Sábana Santa según prestigiosos analistas de la misma no tiene otra explicación: El Crucificado Resucitó. Según la Sábana Santa la Resurrección es tan real como Crucifixión.
La Fe en la Resurrección de Cristo es el fundamento esencial del Kerigma Cristiano, en cuanto fe no puede ser demostrada con ninguna prueba científica porque nadie vio a Jesucristo resucitar. Él dio pruebas objetivas a los discípulos: en primer lugar a una mujer, María Magdalena, a quien ni Pedro ni Juan dieron ninguna credibilidad en un principio, porque el testimonio de la mujer en el derecho judío no tenía validez en el juicio. Que fuese María Magdalena a la primera persona que se manifestó Jesucristo Resucitado, como viviente superando los límites espacio-temporales por la cualidad gloriosa de su cuerpo, demuestra la importancia del testimonio de la mujer en el Iglesia, como ha afirmado el Papa Francisco recientemente. La Resurrección de Jesucristo, revelada y creída, fue a partir del primer Viernes Santo, el origen histórico próximo de la fe de la primitiva comunidad Cristiana. De ella depende el potencial de actualidad que posee el Dios de Jesucristo y por la fe cristiana hoy y en el futuro, como la ha tenido durante más de 2.000 repletos de las más cruentas persecuciones como se comprueba hoy cuando los cristianos de Irak y Siria en cuya tierra vivió una de los comunidades primitivas más próximas a Jesús, son asesinados ante la indiferencia de la opinión pública mundial.
Fidel García Martínez
Licenciado en Teología, Catedrático Lengua y Literatura, doctor filología Románica.